Música

Se cumplen 25 años del "inesperado" último concierto de Antonio Flores

El 26 de mayo de 1995, dos mil personas asistieron en el pabellón Anaitasuna de Pamplona al último concierto de Antonio Flores. El hijo de Lola Flores dedicó esta actuación a "la Faraona", recientemente fallecida. "Es la primera gala desde la muerte de mi madre. Solo quiero deciros que estoy cansado, que estoy bastante falto de sueño, muy emocionado y que, aparte de dedicaros el show a todos vosotros, va dedicado a Lola Flores", anunció nada más subirse al escenario.

Ese mismo día pidió a los medios que no le preguntaran por el fallecimiento de su progenitora. Sin embargo declaró lo siguiente: "He tenido mi sufrimiento, se me han muerto dos personas. Lloré con Camarón, que era un genio, y ahora se ha muerto Lola Flores, que era mi madre y un genio".

Si bien la muerte de esta, catorce días antes, supuso un duro golpe para el artista, esto no impidió que Antonio Flores diera esa noche en la capital navarra, el primer concierto de una larga gira veraniega. "Si el show es de una hora y cuarto o de una hora y media, a medida que pase el tiempo se irá agrandando por mi pasión y la de los músicos", confesó el cantante en una rueda de prensa recogida por Radio Nacional de España horas antes del espectáculo. Además de confirmar la gira, anunció una posible colaboración con Rosario "cuando yo haga mi segundo o tercer disco" y " nuestras carreras se hayan consolidado".

Estos proyectos se verían truncados el 30 de mayo de 1995, al producirse el fallecimiento a los 33 años de Antonio Flores, convertido en uno de los músicos más respetados del panorama nacional, gracias al éxito del que sería su último disco, Cosas mías, editado en 1994. Paradójicamente el fallecimiento del artista le llegó en su mejor momento, ya que pese a la buena acogida de No dudaría (1980), Pongamos que hablo de Madrid (1981), Lejos de aquí (1982) y Gran Vía (1988), pasó por un período de seis años de sequía, en el que las compañías discográficas dejaron de apoyarle.

Esto le sumió en una profunda depresión, ya que a ese rechazo de la industria, se sumó el fracaso matrimonial con Ana Villa, y su adicción a las drogas. Sin embargo, la publicación de Cosas mías consolidaría su figura con temas como Cuerpo de mujer, Siete vidas, y Alba, esta última dedicada a su hija. Fue su época musical más celebrada, con estos singles sonando incesantemente en las emisoras de radio, y multitud de presentaciones en televisión. Era la madurez de un artista que conectaba de manera especial con lo suyos. Ninguno de los asistentes a su último concierto, pensaban que este se iba a convertir en su triste final.

El médico que certificó su fallecimiento ese 30 de mayo de 1995, indicó que su muerte fue debida a una asfixia tras un vómito. Sin embargo, varios medios de comunicación señalaron que las investigaciones posteriores, situaron al cantante como víctima de una sobredosis de barbitúricos y alcohol. La muerte de su madre le había llevado probablemente a ingerir altas dosis de alcohol para soportar el dolor y, pese a la constante vigilancia de sus familiares, y a que había salido aparentemente curado de una clínica de desintoxicación, fue encontrado en su habitación de la finca familiar "El Lerele".

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