Vida Sana

“Hay padres que compran alcohol a sus hijos para que tomen bebidas de mejor calidad”

Un estudio cualitativo presentado en la sede del Plan Nacional sobre Drogas analiza el consumo de alcohol y cannabis entre los jóvenes y advierte de que muchos padres son “cómplices sin querer” que fomentan el consumo de alcohol en sus hijos.

“Hay padres que compran el alcohol a sus hijos para que tomen bebidas de mejor calidad” según un análisis cualitativo del consumo de alcohol y jóvenes entre los jóvenes.

“Hay padres que compran el alcohol a sus hijos para que tomen bebidas de mejor calidad” según un análisis cualitativo del consumo de alcohol y jóvenes entre los jóvenes.

“El mensaje contra el tabaco ha calado, pero no ha pasado lo mismo con el alcohol y el cannabis”, ha lamenta Francisco Pascual, presidente de Socidrogalcohol, la sociedad científica que ha coordinado el estudio cualitativo que quiere analizar, más allá de los datos, los porqués del consumo de alcohol y cannabis entre los más jóvenes.

Si el cannabis lo perciben como “algo natural y que tiene un uso terapéutico”, según los autores del estudio, el alcohol lo tienen asociado a “una gran experiencia vital”, asociado a las celebraciones y el ocio por su entorno social y familiar. “Hay una alta permisividad con el alcohol, los padres dicen “bebe poco” a sabiendas de que van a beber e incluso hay padres que compran el alcohol a sus hijos para que tomen bebidas de mejor calidad”, advierte Ana Lima, presidenta del Consejo General de Trabajadores Sociales, que ha revisado y avalado el informe. “Son padres que sin querer y con su mejor intención, se convierten en cómplices”, ha añadido.

Esta falta de percepción del riesgo de consumo de alcohol y cannabis contrasta con el efecto que sí han conseguido las campañas de concienciación sobre el tabaco. De hecho, según el estudio, siete de cada 10 jóvenes reconocen que les falta información sobre drogas.

El alcohol, ritual de paso al mundo adulto

Aunque en los últimos años ha aumentado ligeramente, la edad de inicio al alcohol sigue estando en España entre los 13 y 14 años (1º de ESO) y supone para los jóvenes un “ritual de paso para dejar de ser niño”. “Sienten presión de sus iguales y consideran que todos consumen y los que no lo hacen son unos pringados”, explica Yoana Monzonís, socióloga y miembro de Socidrogalcohol.

El consumo de alcohol preocupa, además, porque los jóvenes se dan cada vez más atracones de alcohol - llamado binge drinking -, especialmente en los jóvenes de entre 15 y 24 años. “Más que la desinhibición, buscan la embriaguez”, concluye el informe.

El cannabis, antes de entrar al instituto

La edad de inicio a los porros se sitúa entre los 16 y 17 años (3º y 4º de ESO). “Mientras que el alcohol se toma en grupo, el consumo de cannabis se establece en grupos cerrados, de confianza, y es diario y diurno”, apunta Monzonís, que ha añadido que los jóvenes ven normal ver a otros jóvenes consumiendo a la entrada de los institutos y en los descansos.

Con ambas sustancias, el informe, que ha estudiado el fenómeno en grupos multidisciplinares (con médicos, psicólogos, jóvenes, educadores y otros), concluye que existe una influencia del género. Asegura que en parejas en las que él es consumidor, facilita el consumo de la chica, mientras que no ocurre lo mismo si el caso es al revés. El informe concluye que mientras que ellos consumen por ser más valientes, ellas lo hacen por gustar a los chicos.

“¿Saben los jóvenes que fumar cannabis a edades tempranas produce problemas de memoria y fracaso escolar? ¿Saben que puede provocar un brote psicótico?” se pregunta Pascual, en consonancia con las conclusiones que llaman a una implicación global en el problema. “Si esto se lo dice su padre, a lo mejor no le llega, pero si además lo tiene en una asignatura, probablemente el mensaje llegue mejor”, añade el presidente de Socidrogalcohol.

“Si una cosa hemos concluido, es que los problemas de consumo de los jóvenes son problemas del mundo adulto”, ha añadido Francisco de Asís Babín, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, en cuya sede se ha presentado el informe. “Las películas de adolescentes incluyen alcohol, todo es muy divertido y luego acaba bien”, incide Lima, “o sólo hay que ver las letras de muchas canciones para jóvenes, que son toda una incitación al consumo y al tráfico”, concluye Lima.

Cómo lo ven los jóvenes

Para los jóvenes, el alcohol es sobre todo una forma de desinhibirse y mejorar las interacciones sociales, mientras que el cannabis es una forma, cuando el consumo es diario, de sostener la frustración y evadirse de la realidad. Una realidad que para los jóvenes de hoy es complicada y refleja, afirma el informe, un altavoz de la vida adulta. "Sus modelos para imitar muestran la riqueza y el triunfo a golpe de genialidad, sin valorar el esfuerzo, la constancia y la voluntad", destacan las conclusiones del informe.

"Los jóvenes idealizan el clásico casarse e hijos y tienen interiorizado el mensaje de que hay que ser feliz, donde se deja muy poco espacio a la frustración",  explica Monzonís, que ha incidido en que los jóvenes quieren familias que les acompañen, que "se interesen por ellos más allá de las notas".

Por ello, la propuesta de quienes han hecho el informe pasa por la implicación global, que integre a las familias, a los profesores, a las fuerzas de seguridad del Estado y a las administraciones públicas. En las conclusiones, el informe apuesta por la creación de asignaturas que atiendan a las personas de forma integral y en aspectos emocionales, así como la formación del profesorado en habilidades para la vida. "Los profesores a veces no saben cómo gestionar este tipo de problemas, les viene grande", ha dicho Stella Vicens, psicóloga clínica y una de las coordinadoras regionales del informe. Vicens ha recomendado, para padres que se den cuenta de que su hijo está consumiendo alguna de estas sustancias, "no dramatizar sino acompañar. Hacerle consciente de cuáles son las consecuencias y cómo puede empezar a cambiar su estilo de vida".

Sobre la legislación, Pascual ha subrayado que "existen y son adecuadas, pero el problema es la permisividad". Para el presidente de Socidrogalcohol, "lo que no puede ser es que al final sea una sanción económica que pague el padre y el menor se lave las manos", sino que debe implicarse tanto al menor como a su familia en las opciones de programas terapéuticos.

Una comisión mixta Congreso-Senado está actualmente estudiando la ponencia sobre alcohol y menores, con el fin de establecer recomendaciones que sirvan de orientación para la elaboración de una futura ley.

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