Begoña Pérez era organizadora profesional. Se dedicaba a ello, asegura que no le iba mal y que podía compaginarlo con su vida familiar, intensa en una casa con marido y siete hijos. Reconoce que quería ser conocida y por eso se abrió una cuenta de instagram en 2019. "Me seguían mil o dos mil personas, y muchos amigos por pena", afirma Bego, como la llaman todos, con su carácter cercano y humilde pese a haberse convertido en la mayor influencer de limpieza en nuestro país.

Todo se precipitó con el confinamiento. Como la mayoría, se quedó encerrada en casa y con más tiempo para estar en las redes. "La gente empezó a ver lo que tenía en casa, el desorden o los pequeños desastres. Yo lo veía y me di cuenta de que antes que ordenar, hay que limpiar", explica en una entrevista con El Independiente con motivo de la publicación de su primer libro, Limpieza, orden y felicidad. Pequeños trucos para solucionar grandes desastres.

Y es que de centrarse en el orden, la Ordenatriz empezó a hacerlo en la limpieza, con una esencia que no ha cambiado pese a haber multiplicado sus seguidores por más de 500: responder cada día a consultas personales. Desde la mantelería de la abuela con manchas de guardado a los zapatos estropeados con grasa de bici. Responde a los mensajes con soluciones personalizadas y cuando le mandan los resultados, los comparte con toda su comunidad. La diferencia es que ahora cada día le entran de 1.300 a 1.500 mensajes. Contesta a cuantos puede y si alguien se queja le dice, "tú insiste".

"Entiendo las redes sociales como redes personales. Lo he hecho así desde siempre, soy la Ordenatriz pero sobre todo soy Bego y me gusta ayudar.Y si tengo a alguien enfrente que tiene un problema y yo sé la solución, dársela. Creo que es como la vida… de amigo a amigo".

Y con esas ayudas personales y otros posts más generales, Bego está enseñando a miles de personas trucos de limpieza para limpiar desteñidos, manchas en colchones, de pegamento, de albero o incluso rayones en el coche. Gracias a ella, miles de personas han metido dos nuevos productos en el armario de limpieza. Su "fórmula mágica" y la laca del pelo.

"La fórmula mágica funciona porque el jabón es el principal limpiador, y el amoniaco es un gran desengrasante. La idea era juntarlos con la menor proporción posible de cada producto", explica Bego, que explica en su libro y en redes sociales cómo hacerla, además de sus usos. "Nació para tejidos, pero sirve para los asientos del coche, zapatos, cuellos y puños, azulejos...".

Su otro gran éxito es la laca, que es capaz de solucionar manchas de todo tipo. "Yo sabía que servía para quitar tinte del pelo en ropa por ejemplo, y durante la pandemia que todas nos teñíamos… pero he ido descubriendo otros usos. Por ejemplo para desteñidos pero también para adhesivos que no se quitan o para los arañazos del coche".

Para saber qué producto quita qué mancha, la Ordenatriz usa el método ensayo-error. "Es cuestión de probar, de pensar de qué es la mancha y en qué superficie está". Aunque la Ordenatriz tiene soluciones para casi todo, reconoce que no todo se quita. "No todo se quita pero sobre todo no a la primera. "En limpieza hay que tener paciencia, no todo sale a la primera".

¿Qué se le resiste a la Ordenatriz? "Hay cosas, sobre todo en polipiel o algunas manchas de grasa en determinados tejidos, como vaqueros, que se han guardado de una temporada para otra... Pero sigo intentándolo", asegura con una sonrisa que se mantiene durante toda la entrevista.

Sobre cuánto hay que intentarlo, asegura que "depende". "No es lo mismo una mancha en un sofá que en una camiseta de 10 euros. Hay que pensar en el coste de la prenda, el tiempo a emplear y el precio del producto de limpieza. En cada caso hay que ver si merece la pena limpiar o vale más tirarlo y comprar otro nuevo".

En Limpieza, orden y felicidad también hay trucos que aplica como organizadora profesional. El trabajo que lleva haciendo más tiempo y gracias al que ha entrado en muchas casas, también de algún famoso. "Que alguien te deje entrar en tu casa a ayudarle a ordenar y organizarse requiere humildad. Por eso yo siempre he sido que cuando voy a casa de alguien soy discreta no, hermética. He ido a casas de amigas y otras amigas no lo saben". Del famoso al que ayudó a organizarse solo revela que "es un artista, que tenía los armarios y el baño... no desordenados pero sí llenísimos de cosas. No había podido ir tirando".

Sobre el carácter de la gente que pide este tipo de ayuda, algo cada vez más extendido, la Ordenatriz cree que no hay una personalidad característica. "No creo que sea gente desordenada sino gente que vive un momento de desorden. Creo que la gente que es caótica por naturaleza suele vivir feliz en su caos... Cuando alguien pide ayuda es muchas veces porque llega un cambio en su vida, ya sea de trabajo, un hijo, una pérdida... Y se da cuenta de que no puede seguir así. Por eso cuando logran el orden sienten un alivio. Me lo han dicho muchas veces, que les ha permitido liberarse o incluso dar pasos incluso como tener un hijo".

Y por eso en su libro ha querido colocar la felicidad, tras el orden y la limpieza. "Al ordenar las cosas materiales, se ordenan las ideas. Y esto significa que podemos priorizar mejor, saber mejor lo que queremos y elegir. Saber que si no llegamos a todo, podemos focalizar, llegar a lo que queremos, y eso da paz. En lo material, la ventajas de verlo todo con un buen doblado vertical, de saber lo que tengo, es ahorrar dinero y ser más feliz dando uso a todo lo que tengo".