Michael T. Osterholm y Mark Olshaker señalan en su libro La amenaza más letal (Planeta) un plan estratégico internacional para hacer frente a las inevitables pandemias causadas por las enfermedades infecciosas. Algunas de sus propuestas ya son familiares para epidemiólogos, virólogos y expertos en salud pública. 

1. Crear un programa similar al Proyecto Manhattan para proveer al mundo de una vacuna antigripal revolucionaria. Una ideas igual se ha propuesto para combatir al coronavirus. 

2. Establecer una organización internacional para abordar urgentemente todo lo relacionado con la resistencia antimicrobiana.

3. Dar apoyo y ampliar el horizonte de la Coalición para la Innovación en Preparación para las Epidemias (CEPI) para acelerar la investigación, el desarrollo, la fabricación y la distribución público-privada de una vacuna para enfermedades críticas o potencialmente críticas. Este organismo está jugando un papel fundamental en el desarrollo de vacunas contra la covid-19.

4. Establecer una Alianza Mundial para el Control de Enfermedades Transmitidas por Mosquitos (GAAD, por sus siglas en inglés) y coordinar una estrategia para la malaria junto con la Fundación Bill y Melinda Gates ‘Accelerate to Zero’ (Aceleremos hacia el cero).

5. Desarrollo de una estrategia de biodefensa. La amenaza del bioterrorismo es real, ya se han realizado atentados con patógenos. En Estados Unidos hay una comisión bipartita que aborda esta amenaza cada vez más tenida en cuenta.

6. Establecer una organización internacional similar a la Junta Nacional de Asesoramiento Científico para la Bioseguridad de EEUU (NSABB, por sus siglas en inglés) para minimizar los peligros del doble uso de la investigación (usos malintencionados de una investigación) y el peligro de la mutaciones de ganancia de función, esto es, virus que sufran cambios y pueden causar una pandemia.

7. Hay que reconocer que la tuberculosis, el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades infecciosas graves siguen siendo problemas de primer orden para la salud mundial.

8. Anticiparse a los efectos del cambio climático. La ciencia está haciendo grandes esfuerzos en este sentido, pero hay aspectos concretos relativos a enfermedades infecciosas que pueden cambiar de latitudes como es el caso del Virus del Nilo occidental que ya ha dado varios sustos en EEUU o los incipientes casos de dengue en España.

9. Adoptar el enfoque de Una salud (One Health) para enfermedades en humanos y animales en todo el mundo. Muchos microbios afectan tanto a animales como a humanos cuando unos y otros viven en un mismo ecosistema. Por ejemplo, la rabia en humanos sólo se previene de manera eficaz actuando sobre la fuente animal del virus (por ejemplo, vacunando a los perros).