La evolución de la pandemia en Madrid no da una tregua desde hace semanas. Los contagios registrados diariamente y notificados por el Ministerio de Sanidad reflejan que sólo en esta región se produce casi un tercio de los positivos registrados a nivel nacional, lo que ha despertado tensiones entre el ejecutivo regional y el Gobierno central. El informe diario que realiza la Comunidad de Madrid tampoco cuenta con mejores cifras: sólo en el día de ayer se registraron casi 3.000 casos y 23 fallecidos en las últimas 24 horas.

El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso se ha puesto las pilas y ha anunciado este viernes una batería de nuevas restricciones "dolorosísimas", en palabras de la propia presidenta, para frenar la expansión del Covid-19. El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, ha desgranado en rueda de prensa algunas de las medidas más destacadas que entrarán vigor el próximo lunes 7 de septiembre, entre las que se encuentran la prohibición de las reuniones de más de 10 personas -ya no sólo en el ámbito público, sino también en el privado-; la reducción de aforo del 75% al 60% en crematorios, velatorios, actos de culto religioso o celebraciones de cualquier índole, como bautizos o comuniones; el aumento de la distancia de las mesas en las terrazas de los establecimientos, que deberán estar separadas por al menos metro y medio; la suspensión de los festejos taurinos; o la prohibición del baile o de las barras libres en bodas o eventos similares.

El consejero de Sanidad ha explicado que las nuevas restricciones -que se suman a algunas anteriores como el cierre del ocio nocturno o el límite del horario para bares y restaurantes, que deben echar el cierre a las 01:00 horas- se revisarán en períodos de 15 días y se reducirán o endurecerán en función de la evolución epidemiológica, según el criterio de la Dirección General de Salud Pública. Las sanciones por el incumplimiento de estas medidas serán "duras", con multas que pueden oscilar entre los 600 y los 1.000 euros.

Aunque la situación "preocupa" en el gobierno regional, Escudero ha insistido en que la pandemia esá "estable y controlada" en la Comunidad de Madrid, y ha pedido no generar "alarma" al respecto.

Además, la Comunidad de Madrid pasará a tener más de 1.000 rastreadores -hasta ahora sólo contaban con 560-, y pedirá otros 150 al ejército, una solicitud que ya ha sido trasladada al Ministerio de Defensa. Escudero también ha anunciado que en los próximos días se realizarán dos millones de test rápidos a la población para tratar de frenar la expansión del virus, y cuyos resultados se conocerán en un máximo de 15 minutos.

El gobierno de Isabel Díaz Ayuso pone ahora el foco en la limitación de la vida social de los madrileños, donde se han registrado buena parte de los focos activos en la región y, al menos de momento, descarta proceder a un confinamiento ni total ni parcial de la comunidad, una medida drástica que tampoco entra en los planes del ministro de Sanidad, Salvador Illa.

La presidenta ha prometido además un paquete de ayudas dirigido a los sectores más afectados por estas nuevas medidas, "durísimas" a ojos de la líder del PP, y ha descartado que haya tomado esta decisión por "presiones" de otras comunidades autónomas o del Gobierno central. Este jueves, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, calificaba a Madrid como "bomba radiactiva vírica", y esta semana tanto el director de Emergencias, Fernando Simón, como el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ponían el foco en el "preocupante" incremento de casos de esta región, lo que fue recibido en la Puerta del Sol como un "ensañamiento" con el territorio que dirige Isabel Díaz Ayuso.

En el marco de la Conferencia de Presidentes este viernes, y según señalan fuentes conocedoras de la reunión, Ayuso ha convocado a los líderes de Castilla y León y Castilla-La Mancha para una reunión el próximo lunes en Madrid con el objetivo de llevar a cabo medidas coordinadas para frenar la pandemia por la cercanía de ambos territorios con la capital.