Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España. Por ello, a partir de mediana edad, los médicos hacen una labor de prevención transmitiendo a los pacientes la necesidad de cuidar los factores de riesgo, desde la hipertensión a la obesidad, la diabetes o hábitos como el tabaquismo o el sedentarismo.

Ahora, una nueva investigación relaciona estos factores y especialmente la hipertensión con el desarrollo de otra de las principales patologías que preocupan en España - más allá del Covid -. El alzhéimer podría llegar a prevenirse a través de las mismas recomendaciones que actualmente se dan para las enfermedades cardiovasculares. "Hemos observado que en pacientes sanos, los factores de riesgo no solo afectan a las grandes arterias sino también a las pequeñas arterias del cerebro. Así, disminuyen el riesgo sanguíneo cerebral y alteran el metabolismo cerebral, por lo que la hipótesis es que afectan al poder cognitivo y al posible desarrollo de la enfermedad de alzhéimer", explica a El Independiente el prestigioso cardiólogo Valentín Fuster.

El también director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), es uno de los autores principales de una investigación que se publica en Journal of American Cardiology y que sienta las bases para vincular hipertensión y otros factores de riesgo cardiovascular con la enfermedad de alzhéimer, incluso años antes de que se produzcan síntomas de ninguna de las condiciones.

El estudio se basa en el análisis por técnicas de imagen cerebral (Tomografía por Emisión de Positrones, PET)de más de 500 participantes a los que se midió el metabolismo cerebral. Su edad media era de 50 años y no tenían síntomas, pero sí presentaban placas de aterosclerosis en las arterias.

Los participantes eran parte del estudio PESA que sigue más de 4.000 participantes asintomáticos de mediana edad a los que se evalúa la presencia de ateroesclerosis subclínica (obstrucción progresiva de las arterias antes de que de síntomas). En esta nueva investigación lo que se ha podido observar es que, incluso estando sanos, a mayor riesgo cardiovascular se asocia un menor metabolismo cerebral, concretamente situado en zonas implicadas en funciones como la memoria espacial, semántica y aprendizaje. Zonas que, además, están directamente afectadas en el alzhéimer.

"Hay siete factores de riesgo cardiovascular. Dos mecánicos, la hipertensión y la obesidad; dos químicos, el colesterol elevado y la diabetes y tres de conducta, el tabaquismo, el sedentarismo y la mala alimentación. Estos son el principal factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y ahora creemos también que en el deterioro cognitivo cerebral", indica Fuster, que sitúa estos por encima del factor genético, cuyo peso también están estudiando.

Aunque en edades más avanzadas sí se habían establecido relaciones entre las condiciones de riesgo cardiovascular y el alzhéimer, es la primera vez que se plantea este vínculo en etapas iniciales.

"La importancia de esto es que si se cumple nuestra hipótesis, el mensaje a enviar a la gente será el de cuidar estos factores de riesgo no sólo para evitar infartos de miocardio o infartos cerebrales, que a veces no causan efecto en el comportamiento de la gente, sino también para evitar la demencia, con la que la gente está más sensibilizada", añade el investigador. No en vano el alzhéimer es una de las enfermedades actualmente incurables cuya incidencia aumenta a un mayor ritmo en todo el mundo.

El estudio se ha llevado a cabo en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, en colaboración con el Banco de Santander y expertos en neuroimagen del centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC).