Entre los efectos colaterales de la pandemia están esas otras epidemias que tras décadas de lucha han retrocedido con el mundo focalizado en luchar contra el Covid ya más de 20 meses. Una de ellas es la del VIH, con la que conviven en todo el mundo unos 38 millones de personas y de la que murieron (directamente o de enfermedades relacionadas) cerca de 700.000 personas solo en 2020, según los datos de ONUSIDA.

En estos días se habla de una nueva variante del virus, Ómicron, con origen en el continente africano. Un lugar donde la lucha contra el sida es todo un reto, pues solo en el África subsahariana se concentran seis de cada 10 casos y dos tercios de las nuevas infecciones, como destaca la Fundación Salud por Derecho, que ha lanzado la campaña #VIHdasOlvidadas [con el cartel que aparece en la imagen de arriba] con motivo este miércoles 1 de diciembre del Día Mundial del Sida.

El hecho de que la mayoría de los casos se concentren en países pobres significa que casi uno de cada tres enfermos carece de acceso a los medicamentos que necesita. Se estima también que unos seis millones de personas desconocen que están infectadas.

Son datos a nivel global, que habían ido mejorando en las últimas décadas. Si en 2009 seis millones de personas tenían acceso a terapias retrovirales, hoy ese número se ha multiplicado y llegan a 27 millones. Respecto al pico de nuevas infecciones de 1997, en 2020 fueron 1,5 millones los casos diagnosticados.

Esa mejora de los datos de años, sin embargo, ha chocado frontalmente con el Covid en 2020. La campaña de Salud por Derecho, que lleva por título "No todas las pandemias se combaten con mascarillas" y advierte del "enorme impacto que está teniendo la Covid 19 en el acceso a los servicios diagnóstico y de prevención del VIH".

Este retroceso ha afectado, como destaca la campaña, especialmente a las personas más vulnerables y que corren un mayor riesgo de infectarse: hombres que tienen sexo con otros hombres, trabajadores y trabajadoras sexuales, población trans, usuarios de drogas inyectables y personas encarceladas. Estas poblaciones y sus parejas sexuales representan el 65% del total de las nuevas infecciones a nivel global.

A nivel global, el Fondo Mundial de lucha contra el sida, tuberculosis y malaria ya aseguró en septiembre que en 2020 cayeron un 22% el número de pruebas de VIH retrasada y un 12% menos de jóvenes fueron a servicio de prevención. Además, un 4,5% menos de madres pudieron recibir medicación para evitar transmitir el VIH a sus bebés.

En el lado positivo, esta organización aseguró que 21,9 millones de personas recibieron tratamiento antirretroviral para el VIH, un 8,8% más que en 2019 a pesar del Covid.

“La Covid 19 ha evidenciado más que nunca que tenemos que invertir en sistemas sanitarios fuertes, mejor dotados, más resistentes y sostenibles para que la salud llegue a todo el mundo y para poder hacer frente a las actuales y futuras pandemias”, afirmó en un comunicado la directora de Salud por Derecho, Vanessa López.

“En la Declaración Política sobre sida de 2016, los países acordaron invertir 26.000 millones de dólares para 2020 en los países de ingresos bajos y medios más afectados por la pandemia. Sin embargo, a finales de 2020 solo hubo disponibles 21.500 millones, muy lejos de lo acordado”, reivindicó López.

Qué pasa en Europa: menos diagnósticos

Un informe del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) y la oficina de la Organización Mundial de la Salud para Europa con motivo del Día Mundial del Sida cifra en 24% la caída de los nuevos casos en 2020 respecto al año anterior.

En España, la tasa de nuevos diagnósticos por cada 100.ooo habitantes ha pasado de 5,6 a 4,3. La media en toda la región Europea es de 11,8 y los países con más casos son Malta, Letonia, Chipre o Islandia. En Rusia se diagnosticaron más de la mitad de los casos nuevos de la región, según destaca el informe del ECDC.

En total en toda la región Europea se diagnosticaron 104.765 nuevos casos de VIH, la gran mayoría (81%) en el este de Europa. El 15% en el oeste y el 4% en el centro.

España, 40 años del primer caso

España afronta este retraso diagnóstico cuatro décadas después de que un varón homosexual de 35 años fuera el primer diagnosticado en el Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona. Apenas hacía unos meses que se habían descubierto los primeros casos en Estados Unidos y aún se tardarían dos años en identificar la causa.

En 2020 el número de nuevos casos en España fue según el ECDC de 1.884 casos, de los cuales más del 60% fueron en hombres que habían practicado sexo con otros hombres. El resto de diagnósticos se repartieron entre transmisión sexual en hombres heterosexuales, en mujeres heterosexuales y por uso de drogas.

Las cifras españolas, además, aún tienen mucho margen de mejora. Según los datos del Ministerio de Sanidad, casi el 50% de los nuevos casos se diagnostican tarde y hasta un 13% de los afectados podría no saber que son portadores, como recuerda el Consejo General de Enfermería con motivo del Día Mundial del Sida. Unas cifras que alejan a España del objetivo 95-95-95 de ONUSIDA, que busca que el 95% de las personas con VIH estén diagnosticadas, el 95% en tratamiento y, al menos, el 95% con carga viral indetectable.

Esta organización subraya que la falta de información y educación sanitaria, unida a la pérdida de la percepción del miedo han hecho que los más jóvenes reduzcan los medios para evitar la infección. “Las enfermeras tenemos un papel fundamental a la hora de educar a la población y lo hacemos desde las edades más tempranas en los colegios, también en los centros de salud e, incluso, en los hospitales”, afirma la vicepresidenta, Pilar Fernández, en un comunicado del CGE.

La infección por VIH se transmite solo a través de actividades específicas, como el sexo o el uso de drogas inyectables, en fluidos corporales de una persona que tiene el virus y que comprenden la sangre, semen, líquido preseminal, secreción rectal, secreción vaginal y leche materna.