La Comisión de Salud Pública ha dado luz verde este martes a la nueva estrategia que normalizará la covid a partir del próximo 28 de marzo, cuando se eliminarán los aislamientos de los casos leves y asintomáticos, las cuarentenas de sus contactos y la realización de pruebas con carácter general.
Los directores generales de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y de las comunidades han establecido que, a partir de esa fecha, los test diagnósticos tan solo se harán a personas (mayores de 60, inmunodeprimidos y embarazadas) y ámbitos vulnerables (sanitarios y sociosanitarios), así como a los casos graves, en los que se focalizará a partir de ahora la vigilancia.
Mientras que el diagnóstico de pacientes con sintomatología leve compatible con covid-19, por su parte, se dejará a criterio del profesional, de manera que se realizará según las necesidades de manejo clínico del mismo.
En esta nueva etapa de la pandemia que está a punto de comenzar, los casos confirmados leves, y también los asintomáticos, no tendrán que hacer aislamiento ni los contactos estrechos cuarentena -que en ambos casos es de siete días-, pero se les recomendará hacer uso de medidas preventivas como la utilización de mascarilla en todos los ámbitos y evitar contacto con personas vulnerables.
Los centros sanitarios asistenciales o sociosanitarios, por su parte, podrán implementar medidas específicas de aislamiento y control.
A falta de que se publique el texto, la estrategia mantiene un aislamiento en residencias de cinco días, que se levantará si el quinto transcurre sin sintomatología, aunque los trabajadores deberán tener además una prueba de antígenos negativa, según señalan a Efe fuentes de este órgano.
Igual que los pacientes hospitalizados, que también tendrán que aislarse cinco días y tener un test negativo.
La Comisión de Salud Pública justifica estos cambios en que los altos niveles de inmunidad -el 92,3 % de los mayores de 12 años han completado la pauta y más del 91 % de los mayores de 60 tienen la dosis de refuerzo- han determinado un cambio en la epidemiología de la covid que permite una transición hacia una estrategia diferente, focalizada en personas y ámbitos vulnerables y casos graves.
Estrategia que entrará en vigor el próximo lunes siempre y cuando los indicadores de utilización de servicios asistenciales se encuentren en nivel de riesgo bajo, es decir, que las camas ordinarias de los hospitales no estén al más del 5 % de su capacidad con pacientes covid y las ucis no superen el 10 % con estos enfermos.
De momento, ambos criterios siguen cumpliéndose a nivel general: según los últimos datos publicados hoy mismo por el Ministerio de Sanidad, la incidencia a 14 días sigue estancada aunque, tras una semana de subidas, ha bajado nueve puntos hasta los 436 casos por cada 100.000 habitantes, al tiempo que la carga hospitalaria se sigue reduciendo, tanto en las ucis (6 %) como en planta (3,7 %).
Pero no en todas las comunidades, ya que Canarias cuenta con un 7,11 % de camas covid y Cataluña roza el 12 % de ingresos en las Unidades de Cuidados Intensivos con estos enfermos.
Con todo, la nueva forma de controlar la pandemia estará vigente mientras no se produzca "un cambio significativo" en la tendencia que apunte a una circulación no controlada a un cambio en la situación epidemiológica que requiera restaurar medidas de vigilancia y control a propuesta de la Ponencia de Alertas y Planes de Preparación y Respuesta.
Y la idea es que se prolongue hasta que se implemente del todo el sistema centinela de vigilancia de infecciones respiratorias agudas similar al de la gripe y que, tal y como se comprometieron la ministra Carolina Darias y los consejeros hace un par de semanas en la llamada "declaración de Zaragoza", se pondrá en marcha antes del primer trimestre de 2023.
En este tiempo se mantendrán operativas las estructuras extraordinarias de vigilancia y control puestas en marcha durante la pandemia para monitorizar indicadores clave que permitan detectar precozmente cambios en la situación que puedan requerir reimplantar medidas de control.
Todas estas modificaciones se han comunicado y valorado conjuntamente con el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) y se han establecido los mecanismos para garantizar la coordinación con la vigilancia a nivel europeo y la correcta inclusión de la información que genere España en los informes y documentos de seguimiento de la pandemia en la UE.
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