Las Leyes de Eshnunna, de 1800 a.C., ya contemplaban el riesgo de las enfermedades zoonóticas en la región de Mesopotamia. Aquella norma fijaba una multa para el dueño de un perro rabioso que mordiera a alguien y le contagiara mortalmente la enfermedad. Homero o Hipócrates hablaban de la peste bubónica (transmitida por pulgas) y el Antiguo Testamento habla de parasitosis.

Así, las alertas por enfermedades transmitidas por animales al hombre - del Covid a la viruela del mono pero también el ébola, el mal llamado virus del Nilo (West Nile) o la gripe aviar - no sorprenden a los científicos. El Catedrático de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense, Víctor Briones, afirma que "las enfermedades zoonóticas acompañan al hombre desde siempre, no son más que enfermedades compartidas entre distintas especies animales. Desde la antigüedad hemos estado expuestos a las enfermedades de los animales que cazábamos, de aquellos que vestíamos sus pieles o con los que convivíamos".

Pero no sería hasta mucho después, en el siglo XIX, cuando se acuñaría el término zoonosis. En aquel momento el médico alemán Rudolf Virchow estableció la existencia de 12. Actualmente la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce más de 200 zoonosis conocidas. Enfermedades compartidas entre los humanos y los animales que pueden ser producidas por bacterias, virus, parásitos o agentes no convencionales y propagarse a los humanos por contacto directo o a través de los alimentos, el agua o el medio ambiente. La OMS asegura que "representan un importante problema de salud pública en todo el mundo debido a nuestra estrecha relación con los animales en el medio agrícola, la vida cotidiana (animales de compañía) y el entorno natural".

Recuerda estos datos la Catedrática de Parasitología y Enfermedades Parasitarias Caridad Sánchez Acedo, que puntualiza que el término "no es etimológicamente adecuado ya que zoo es animal. Se trató de acuñar otros términos como antropozoonosis, que también se refiriera al hombre, pero no se consiguió y se popularizó así".

La catedrática incide en que el número va aumentando porque se van conociendo nuevos organismos y que estos, además, son muy adaptativos. "El número no es estanco, por ejemplo en cuanto a virus hay catalogados 4.500, del 75 al 82% de origen zoonótico, pero se estima que hay más de un millón".

Factores tras el aumento de la amenaza de enfermedades zoonóticas

El número no es baladí, alrededor del 60% todas las enfermedades que afectan al hombre son zoonóticas. Y también lo son el 75% de las consideradas "enfermedades emergentes", que son "aquellas que saltan de especie o de territorio geográfico afectando a personas donde antes no ocurría", explica el doctor en Veterinaria Christian Gortázar, quien explica que "son estas enfermedades emergentes las que están aumentando en las últimas décadas, principalmente por dos causas. Una es que cada vez hay más capacidad de detección e identificación y otra es que cada vez hay más comunicación e interacción entre hombres y especies animales distintas que pueden favorecer su aparición".

Coincide con la idea de Gortázar Víctor Briones, quien subraya los mismos dos factores para justificar la sensación de la amenaza zoonótica. "Por un lado hay un mayor acceso a la información y por otro hay cada vez un transporte más rápido de productos, de enfermos y de patógenos a escala global".

Varios factores tiene que ver con la globalización y así quedaron recogidos en un reciente informe de Naciones Unidas "Prevenir la próxima pandemia. Zoonosis: cómo romper la cadena de transmisión". Van desde la intensificación de la actividad agrícola y la explotación de animales silvestres, el uso masivo de recursos naturales por la expansión de la actividad humana, el aumento de demanda de proteína animal o el auge de los desplazamientos, ligados a otro fenómeno importante como el cambio climático.

"Cada vez que se realiza una gran obra como una presa o una instalación ferroviaria en una zona de selva, por ejemplo, tienen que instalarse allí los trabajadores, que quedan expuestos a picaduras de mosquitos, mordeduras o cualquier patógeno local", explica Briones.

"Este fenómeno es multifactorial y se debe a muchos factores de carácter ecológico, social, tecnológico, biológico, factores que interacciones entre sí", explica Sánchez Acedo, quien destaca el papel del cambio climático "en la inducción de desplazamientos, aumento de poblaciones de artrópodos". Pero también otros factores como "el comercio internacional, la deforestación, la invasión de nichos ecológicos silvestres, los viajes o las nuevas costumbres gastronómicas, que por ejemplo han traído a España el anisakis en los últimos años".

"El cambio climático puede favorecer la aparición de algunas de estas enfermedades producidas, por ejemplo, por picaduras de artrópodos, pero la mayor parte de las emergencias en este sentido se producen porue nos movemos más y tenemos más interacción entre nosotros, mucho más que hace unas décadas. Nuestra capacidad para expandir los problemas es exponencial y eso lo demostró el Covid", apunta Gortázar en relación a la globalización.

Más allá de las zoonosis, el cambio climático es la mayor amenaza para la salud no solo con la expansión de enfermedades transmitidas por mosquitos sino también inducidas por las olas de calor, la contaminación o los desplazados por el clima.

¿Qué animales suponen la mayor amenaza?

Las enfermedades zoonóticas proceden tanto de animales exóticos como de aquellos domésticos. Especies muy diferentes aunque supongan un riesgo equiparable. Para Gemma Bowsher, investigadora en Conflictos y Salud del King's College de Londres, "los animales domésticos de los países de renta alta son una amenaza tan grande como la tan citada fauna salvaje de los mercados húmedos o las selvas ecuatoriales", explicaba la autora en Journal of the Royal Society of Medicine tal como recogió Infosalus en agosto pasado.

Aunque no han estado tras las últimas enfermedades emergentes, Sánchez Acedo subraya el papel de los animales domésticos (tanto de abasto como mascotas) como "la principal amenaza zoonótica, por su mayor contacto con los humanos. De ellos proceden el 71% de las enfermedades zoonóticas frente al 25% de los exóticos. Sin embargo en el caso de las enfermedades emergentes o reemergentes, en las que los animales silvestres son la principal fuente de infección".

Los riesgos están, por tanto, en todos los tipos de animales. "Es cuestión de números y de convivencia", subraya Briones, "los exóticos aunque ahora se crían en cautividad, prácticamente en granjas, algunos de ellos se capturan en su medio natural y se venden directamente. Estas cazas de animales en su medio natural, que son históricas, desde el neolítico, suponen un gran peligro porque no tienen control veterinario y porque los patógenos que alberguen pasan de su medio natural, donde el grado de exposición a las personas es mínimo, a ámbitos cerrados de granja, mercado, domicilio".

Briones, además, apunta a un tercer grupo de animales denominados "periurbanos". "Son los que conviven con nosotros pero no están domesticados. Como las palomas, ratas, cigüeñas, torvos, cuervos… son más peligrosos porque combinan ambos mundos".

Qué enfermedades nos acechan

La OMS reconoce más de dos centenares de zoonosis conocidas pero el número de virus, bacterias y parásitos que habitan y amenazan al hombre son tan ingentes como desconocidas.

Briones subraya algunas de las clásicas, no emergentes, como "la tuberculosis, brucelosis, la rabia, muy olvidada en Europa pero que ha matado a miles de personas en India durante décadas; la peste bubónica en Madagascar, la viruela del mono que ya daba casos en la cuenca de Níger y Congo, la toxoplasmosis, leishmania, tipanosmosis, leptopirosis, fiebre Q, SARS y MERS, el virus del West Nile, o el ébola. También de carácter vírico la influenza aviar, la gripe siempre vuelve, siempre hemos pensado que la siguiente pandemia después de la de 1918 iba a ser otra influenza, hasta que llegó el Covid".

No obstante, el catedrático de la Complutense apunta a dos vías "por las que puede llegar la próxima pandemia, la de las enfermedades provocadas por picaduras de artrópodos o las bacterias multirresistentes a los antibióticos". Estas últimas son ya considerada un grave problema de salud pública que causará más muertes que el cáncer en unos años.

¿Un riesgo inevitable?

Es imposible revertir la globalización, eliminar los efectos del cambio climático o alejarnos de las mascotas. Sin embargo, los expertos apuntan a algunas medidas que se pueden tomar para evitar aumentar el riesgo que suponen estas zoonosis. Basan su enfoque en la estrategia One Health o Una Salud, acuñado en 1974 en EEUU y que implica que "la salud humana y la animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas", como explica Sánchez Acedo, "porque hay que entender que proteger a los animales es preservar nuestro futuro".

Gortázar incide en que es necesario abordar estas enfermedades es fundamental hablar de One Health o Medicina de la Conservación. "Hay que contar con ecólogos que son los que saben de distribución de las especies, con veterinarios que son los que conocemos mejor las enfermedades animales y también con médicos y sanitarios para el enfoque de salud humana". Sin embargo, el veterinario cree que hasta ahora "se está limitando el control sanitario de las enfermedades a uno solo de esos actores y apostando muy poco por la investigación, vamos por detrás de los problemas".

"Se puede reducir el riesgo si se limita el tráfico ilegal de especies, si hay una correcta vigilancia y control de los productos que se importan, alimentos y animales, pero cuando se va de viaje, cuando se come carne de caza sin control, cuando la población se expande a zonas nuevas. El riesgo cero no existe", subraya Briones, quien se muestra por ejemplo ahora "preocupado por cómo estará siendo el aislamiento de los enfermos de viruela del mono con sus mascotas, porque si no es estricto se puede formar una bomba biológica".

El catedrático de la Complutense se refiere también a la estrategia One Health. "Es entender que las enfermedades no entienden de especies, tampoco la humana, y por ello hay que trabajar de forma conjunta veterinarios, ecólogos, meteorólogos, sanitarios, biólogos... Los regímenes de lluvias determinan el crecimiento vegetal, y en función de ellos surgen poblaciones de roedores, y sobre una sobrepoblación de roedores se puede generar una epidemia, que afecte a otras especies y por tanto al hombre. Y me temo porque lo estoy viendo con la viruela que algunos solo ponen el foco sobre las pápulas de los enfermos. Y el origen no está ahí, está en el origen de estas enfermedades", concluye.