"No podemos decir que el brote del nuevo coronavirus nos haya pillado por sorpresa. No es sorprendente que haya vuelto a ocurrir ni que se pueda repetir en el futuro", afirma desde Nueva York Adolfo García-Sastre, director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes de la Escuela Monte Sinai de Medicina de Nueva York. El científico se refiere a los murciélagos, origen más probable del brote, y recuerda que estos mamíferos voladores también estuvieron detrás de las dos últimas epidemias por coronavirus - el SARS y el MERS - por lo que "se pudo haber predicho".

Y, de hecho, se hizo. En enero de 2019 un equipo de científicos de Wuhan - la ciudad epicentro del nuevo coronavirus (Covid-19) - publicó en la revista Viruses un artículo en el que advertía de la probabilidad de un nuevo brote: "Es muy probable que futuros brotes de coronavirus similares al SARS o MERS se originen en murciélagos y existe una mayor probabilidad de que esto ocurra en China. Por lo tanto, la investigación de los coronavirus de murciélago se convierte en un problema urgente para la detección de signos de alerta temprana, lo que a su vez minimiza el impacto de brotes futuros en China", indicaban los investigadores.

Aunque aún no está totalmente confirmado que el covid-19 se haya originado en los murciélagos, los expertos apuntan hacia esta especie ya que análisis aislados de los enfermos coinciden al 90% con virus aislados de estos animales a través de heces y otras muestras. Su origen está prácticamente claro aunque también últimas investigaciones han situado a los pangolines (otro tipo de mamíferos) como intermediarios. Tanto estos animales como los murciélagos se ofrecen como alimentos en los mercados de animales como el de Huanan (en Wuhan), donde se cree que surgió el brote. "El origen del coronavirus de Wuhan podría estar en los murciélagos, lo que no se sabe si ha habido intermediarios o no entre estos y las personas. Como no es época de venta de murciélagos en el mercado al estar hibernando, parece que podrían haber intervenido animales intermediarios", apunta Víctor Briones, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad Complutense de Madrid.

¿Por qué los murciélagos?

No solo los coronavirus (SARS o MERS), los murciélagos son bien conocidos por haber sido el origen de transmisión de otros virus zoonóticos tan graves como la rabia, el ébola o los virus de Nipah o Hendra. "No son pocos los virus que los murciélagos han transmitido a los humanos", indica Briones. Según la información del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), los murciélagos están detrás de seis de los nueve patógenos que podrían causar una gran epidemia.

Los murciélagos son los mamíferos más capaces de transmitir virus infecciosos para otros mamíferos y, además, los animales más proclives a desatar una pandemia

Varias características hacen de los murciélagos animales con probabilidad de transmitir sus virus - a los que ellos resultan inmunes - a humanos. En primer lugar, son los únicos mamíferos que realizan vuelo propulsado (otros pueden planear) por lo que recorren grandes distancias y en cantidad son más de 1.000 especies y aproximadamente un cuarto del total de mamíferos en todo el mundo. Se alimentan de insectos - devoran toneladas de insectos portadores de enfermedades y, son capaces de controlar determinadas poblaciones de ellos - y son también esenciales en la polinización de frutas como plátanos, aguacates y mangos.

Con ello, un artículo de Nature en 2017 aseguraba que los murciélagos son los mamíferos más capaces de transmitir virus infecciosos para otros mamíferos y que son, además, los animales más proclives a desatar una pandemia.

Su capacidad para transmitir los virus sin padecer enfermedades pasa, según afirmó a EFE la viróloga y experta en coronavirus Susan Weiss en un reciente congreso en Barcelona, porque "se cree que los murciélagos pueden tener un sistema inmune mejor así como mejores defensas, por lo que el virus no les afecta pero cuando llega a otras especies sí que genera daños".

La difícil tarea de controlarlo

La capacidad de los murciélagos para seguir transmitiendo virus a otras especies o a los propios humanos es un fenómeno difícil de controlar, según Briones: "Los murciélagos son animales de vida libre y no se pueden controlar. La cuestión es evitar que lleguen a los mercados de las ciudades y sean manipulados sin control sanitario para su consumo".

Comparte la opinión García-Sastre, que cree que "independientemente de como termine el brote del covid-19 tendríamos que aprender de esto. Hay que evitar mercados de animales vivos que entren en contacto con murciélagos y si se usan como carne de consumo, que se haga con controles sanitarios pertinentes".

Igualmente el investigador del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución de la UCM apuesta por una "mayor regulación y control efectivo de la captura y el uso de los pangolines y otros animales salvajes para prevenir la aparición de estas epidemias que afectan al hombre y para proteger sus poblaciones silvestres".

Sobre si este problema de China podría darse aquí en España - donde también hay una importante población de murciélagos - Briones tranquiliza y asegura que "los murciélagos de uno y otro continente son muy distintos, además aquí no hay costumbre de comerlos". La amenaza sería, en todo caso y según Briones, "para los naturalistas o algún turista de forma anecdótica, como una guía turística que se contagió de la rabia al morderle un murciélago, pero son casos muy excepcionales".

Aunque en España no haya un desencadenante probable, el mundo globalizado hace que cualquiera de estos sucesos se expanda rápidamente y que sea necesaria una acción global para contenerlo. Por ello los expertos como Tellería apuestan por "regulación y control efectivo" como la única arma efectiva para evitar la próxima pandemia.