En julio del año 2012 Elon Musk, el visionario creador de Tesla o SpaceX, apareció en el escenario de un evento organizado por PandoDaily, una web especializada en tecnología, en las soleadas costas californianas de Santa Monica. Allí, Musk habló por primera vez de algo que llamó Hyperloop.

El sudafricano mencionó que ese revolucionario transporte tendría características que le harían único. No le afectarían las condiciones climatológicas, podría viajar el doble de rápido que un avión gastando poca energía y tendría una autonomía de 24 horas. Además, no existiría riesgo de choques.

El nombre, Hyperloop, está relacionado con el medio por el que viaja este peculiar transporte: un tubo. Casi levitando, la cabina en la que viajan los pasajeros de este medio de transporte alcanza velocidades de 1.100 kilómetros por hora y sus costes, en teoría, iban ser menores que los de fabricar vías estrechas de alta velocidad. Así, sobre el papel, todo era de color de rosa.

Las previsiones de Elon Musk situaban el primer trayecto del Hyperloop entre las ciudades de Las Vegas y San Francisco. Por aquello de que entre medias de ambos núcleos hay centenares de kilómetros de desierto, el terreno parecía el perfecto para comenzar las pruebas sin molestar a nadie y sin tener que hacer grandes inversiones en infraestructura innecesaria.

Hyperloop One, una de las compañías que está embarcada en el proyecto de hacer realidad el transporte del futuro, ha conseguido, eso sí, presentar el primer prototipo del propulsor que llevaría integrado el Hyperloop. Y así lo demostró a comienzos del pasado mes de mayo, cuando realizó una prueba en medio del desierto al norte de Las Vegas.

Diferentes trayectos

El trayecto que está más cerca de hacerse realidad es que el une Las Vegas con San Francisco, pero no es el único que Hyperloop One tiene proyectado. También se ha pensado en unir las ciudades de Houston y Dallas, en el estado norteamericano de Dallas, además de conectar Dubai con Abu Dhabi, Estocolmo con Helsinki o Moscú con San Petersburgo.

En todos los casos los tiempos de espera serían muy inferiores a los actuales en avión, con el añadido de que, según los vídeos promocionales de Hyperloop, el billete para el viajero costaría poco más que el de un autobús actual.

Suben lo costes

Las proyecciones en 2013 decían que la ruta que uniría Silicon Valley con la Ciudad del Pecado costaría alrededor de 6.000 millones de dólares, casi 5.500 millones de euros, a razón de 11,5 millones de dólares por milla de trayecto. El precio por milla varía mucho a lo largo y ancho del mundo, pues unir las capitales de los emiratos costaría alrededor de 52 millones de dólares la milla y saldría por un total de 4.800 millones de dólares, 4.375 millones de euros.

Eso dicen al menos las primeras estimaciones. Sin embargo, Hyperloop One ya se ha dado cuenta de que los costes se van a disparar. Construir una ruta urbana costaría más de 121 millones de dólares por milla, más de 110 millones de euros, un precio que elevaría muchos la inversión necesaria para hacerlo realidad.

De ahí que Hyperloop One esté en una carrera casi desesperada por captar financiación. En la compañía, según documentos a los que ha tenido acceso Forbes, ya han calculado que necesitarán decenas de millones de dólares. De momento ya han captado 210 millones de dólares, 191 millones de euros, tras cerrar una ronda de 50 millones de dólares a comienzos de este mes de octubre.

Pero no es suficiente. Según recoge ese documento filtrado, que el propio CEO de la compañía, Rob Lloyd, ha admitido que es correcto, a comienzos de 2017 Hyperloop One prepara una nueva ronda de financiación en la que estima conseguir 250 millones de dólares, 227 millones de euros, para continuar con el proyecto.

Fuerte rentabilidad

Por supuesto, el acicate de ser el primero en conseguir llevar a gente de, por ejemplo, Madrid a Barcelona en algo menos de 30 minutos por un precio bajo es tremendo. El hito que sería a nivel tecnológico se quedaría pequeño comparado con el potencial económico que tiene materializar el sueño de Musk.

Esos informes a los que ha tenido acceso la revista Forbes detallan que los inversores podrían lograr una rentabilidad de alrededor del 76% en caso de que el Hyperloop fuera una realidad a comienzos de la próxima década.

Según ha proyectado Hyperloop One, el negocio potencial de este transporte alcanzaría los 4,7 billones (con B) de euros en 2020, mientras que se elevaría hasta los 9,3 billones (sí, con B) de euros en el año 2040. Las previsiones de la compañía hablan de unos beneficios del 35% ya en el año 2030, unas cifras que irían creciendo con la apertura de nuevas líneas.

Según Forbes la conexión entre Houston y Dallas generaría 1.200 millones de dólares, casi 1.100 millones de euros, en beneficios, mientras que la línea entre Dubai y Abu Dhabi rondaría los 523 millones de dólares, 476 millones de euros, en beneficios.

El Hyperloop es, evidentemente, el transporte del futuro. Sería una innovación que revolucionaría el mundo del transporte y, probablemente, sería un avance tecnológico casi sin precedentes. Todo eso tiene detrás un negocio multibillonario que es tentador para cualquiera pero que, además, puede llevar a una empresa a la bancarrota.