Adiós a la antigüedad laboral. La crisis económica y la reforma laboral han cambiado el mercado y las relaciones laborales. Sobre todo en el sector privado. Si durante el boom económico previo a 2007 los head hunters recomendaban cambiar de trabajo como estimulo a la carrera laboral y profesional, conservar el mismo empleo durante varios ejercicios se ha convertido en los últimos 10 años en casi una heroicidad.

Las dos recesiones han dilapidado la antigüedad en el puesto de trabajo, una vieja conquista que se trasladaba a los convenios vía complementos y de la que se beneficiaba la recaudación de la Seguridad Social y Hacienda. Según los datos del INE, sólo el 48,3% de los asalariados mantiene el trabajo en la misma empresa durante al menos seis años, el equivalente a dos trienios. Mientras, en el sector público la cifra alcanza al 80,3% de los empleados.

Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2017, de los casi 15,7 millones de asalariados totales (públicos y privados) que había en el mercado laboral sólo 8,5 millones (54%) llevan al menos dos trienios en la misma empresa. De esa cifra, algo más de 6,1 millones trabajan en el sector privado y 2,4 millones en el público. Curiosamente, más de medio millón de los trabajadores privados tienen contrato temporal, aunque las leyes llevan tiempo intentando impedirlo.

500.000 trabajadores tienen dos trienios de antigüedad en la misma empresa con contrato temporal

Existen, además, otros dos millones de pequeños empresarios y autónomos que también acumulan más de seis años con el mismo trabajo. Representan el 66% del empleo por cuenta propia, 20 puntos más que el de cuenta ajena. Lo que significa que el autoempleo asegura en la actualidad una mayor continuidad laboral o que el emprendimiento es la única salida. No se generan las condiciones necesarias para aumentar las nóminas, que son las que alimentan las arcas públicas de ingresos. Otra causa de reducción de la antigüedad es la dificultad en conseguir continuidad en el mismo empleo a partir de 50 años.

[infogram id="58f7b19b-7647-47a2-8950-73982cad31fc" prefix="yUl" format="interactive" title="Evolución de la antigüedad laboral desde la salida de la segunda recesión"]

No hay estadísticas oficiales sobre antigüedades superiores. Ni siquiera los sindicatos tienen información alguna. Lo que es evidente es que, salvo en el sector público, es complicado encontrar carreras laborales en el mismo empleo de, por ejemplo, 30 o más años. Sólo hay que ver que las medallas del mérito al trabajo que el ministerio de Empleo entrega cada año se otorgan a las largas carreras de cotización y no al mantenimiento en el mismo empleo. Además, en estos premios no aparecen los trabajadores por cuenta ajena. Los premiados son empresarios, autónomos o directivos.

Es evidente que sectores en permanente reestructuración y ajuste, como la banca, seguros o telecomunicaciones, han apostado en los últimos años por la generalización de salidas laborales mediante ERE y bajas incentivadas que han acabado con los tradicionales refugios de la antigüedad laboral. En ese sentido, también hay que sumar la irrupción en el mercado de empresas de nueva generación relacionadas con la tecnología que aún no se han consolidado o que son víctimas de aperturas y cierres para tentar a la suerte y dar con un nicho en el mercado.

La antigüedad media en las sociedades no supera los cinco trienios, unos 15 años de vida laboral

Según reconocen en fuentes sindicales, la media de antigüedad en el sector privado no pasa de los 15 años, unos cinco trienios, y continúa en descenso. Antonio M. es uno de los privilegiados que puede decir que, con 58 años de edad, lleva 35 en la misma empresa en la que entró como simple aprendiz. Trabaja en un taller mecánico que ha pasado de padres a hijos y que ahora opera bajo una franquicia. Pero ha tenido que adaptarse a muchos cambios. Por ejemplo, además de las dos bajadas de sueldo en estos años de crisis, reconoce que su antigüedad directa se ha visto interrumpida durante unos años, cuando la empresa le obligó a hacerse "falso autónomo" y pagar sus propias cotizaciones si quería seguir prestando sus servicios. Los sindicatos confirman que se ha prodigado esta figura en los duros años de la crisis y que se mantiene.

Estas cifras no reflejan que el crecimiento económico siga por encima del 3% por tercer año consecutivo. Así, si en 2013, cuando se inició la salida de la crisis, el 51% de los trabajadores en activo acumulaba esos seis años de antigüedad, el resultado ahora es tres puntos inferior (48%). Todo ello, a pesar del aumento del empleo en más de 500.000 de personas anuales de media. Por tanto, la mejora laboral no ha servido para elevar la proporción de los que tienen más antigüedad sino para aumentar la precariedad, la rotación y la temporalidad.

Por si fuera poco, desde el punto de vista salarial, tener antigüedad sirve de poco en las empresas privadas. Según los datos del ministerio de Empleo, de los 1.761 convenios totales que se firmaron en 2016 para casi 2,8 millones de trabajadores, sólo el 59% (1.035 convenios para 1,7 de trabajadores) contemplaba la cláusula que recoge el complemento salarial por antigüedad. La reducción más significativa es en los convenios de empresa. Además, según apuntan fuentes sindicales, muchos convenios anteriores tienen congelado o suprimido este plus salarial.

El 40% de los convenios de las empresas privadas han suprimido los complementos de antigüedad en los salarios

Este efecto produce una reducción de la masa salarial que se añade a la devaluación de los sueldos. El caso es que, al no consolidarse estos complementos en las nóminas, la Seguridad Social recauda menos por cotizaciones y lo mismo sucede con Hacienda ya que minora la progresividad del IRPF.

Esta supresión de pluses, que se ha acentuado en los últimos años, viene produciéndose desde la reforma laboral de 1994, que abría la posibilidad de negociar los complementos. Los sindicatos pretendieron canjear esta remuneración, que en muchos casos supera el sueldo base, por planes de pensiones. Pero nunca se avanzó en este sentido. Ahora, se ha acentuado la corrección.

Según fuentes de la CEOE, “se sigue la tendencia de supresión progresiva ya que este plus no prima la productividad”. Los más afectados son los empleados de mayor edad que no pueden acumular años de servicio en la misma sociedad a pesar de su experiencia. Por ejemplo, en el inicio de la crisis en 2007 el 16% de los asalariados privados tenía más de 50 años. Ahora, la cifra llega al 25%. En decir, hay una mayor población en edades elevadas pero su continuidad laboral en el mismo empleo es inferior.