El acuerdo de PP y Cs en Andalucía era el único posible, pero la presencia de Vox hace de todo, ahora, una mala novela negra. Ya vieron cómo en la estación de Jerez, con ese frío ruso de conspiración y desamor de todas las estaciones, Cs y Adelante Andalucía se comieron el día de Navidad el polvorón de la suegra, con azúcar y veneno, y la liaron. Lo que pasó, simplemente, fue que Jerez era el punto de encuentro más sencillo entre Juan Marín (Sanlúcar), Teresa Rodríguez (Cádiz) y Antonio Maíllo (Sevilla), y que las premuras del calendario político no atienden a fiestas de guardar. Pero todo este ambiente de mañanas fronterizas y de festivos propicios para las deserciones y los espías de cafetín; toda esta novela, decía, viene porque Vox es tóxico.
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