No se puede quejar Pablo Iglesias de la presentación que ha hecho Pedro Sánchez de su futuro acuerdo. Pantallón de Champions, cartelones con eso del Gobierno de Progreso en un tamaño, un color y unas tipografías de bombones de Navidad; esos velos rojos de palacio chino, de amor chino, de teatro chino, que se movían detrás de Sánchez como algo del Circo del Sol, mientras él se balanceaba en el bambú de su cuerpo… Todo eso. Un acto de campaña, dicen. Esto no ha sido un acto de campaña. Ha sido un acto de seducción total. El último, eso sí, el más desesperado, el más agónico, como esperar empapado en la lluvia, como declarase en el aeropuerto, como traerte a Barbra Streisand.
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