El temor se ha confirmado. La alarma ante el envío de mascarillas defectuosas por parte del Ministerio de Sanidad llevó el pasado fin de semana al departamento de Salud del Gobierno vasco a frenar el reparto del lote que le había sido enviado y llevar a cabo test a los sanitarios que las habían utilizado. El resultado: 64 profesionales sanitarios que se protegieron con ellas han dado positivo por coronavirus. Estos profesionales afectados se suman a los producidos en otros ámbitos sanitarios como los 65 profesionales, entre ellos 5 facultativos, de la UCI del hospital Santa Lucía de Cartagena que se encuentran en cuarentena como medida de prevención tras emplear estas protecciones.

Las mascarillas adquiridas por el Ministerio de Sanidad en China, de la marca Garry Galaxy, formaban parte del stock de material que el Gobierno envío a las comunidades autónomas. En el caso de Euskadi el Ejecutivo entregó un lote de 124.000 mascarillas y de las que la sanidad vasca había comenzado a entregar sólo una parte para su uso entre los profesionales sanitarios. En concreto, antes de su retirada se habían distribuido en el Sistema Vasco de Salud alrededor de 13.200 mascarillas.

La alerta emitida por la baja calidad de las mascarillas y el riesgo que su uso podría suponer al no proteger suficientemente del contagio a trabajadores especialmente expuestos al Covid-19, obligó a las autoridades sanitarias no sólo a retirarlas sino a someter a test generalizados a quienes las hubieran empleado. Entre los 2.274 test que se han realizado a trabajadores de la sanidad vasca en 64 casos el resultado ha sido positivo por infección por coronavirus. La dirección de Farmacia había alertado de la necesidad de retirar el material que ya se había entregado por no contar con el necesario nivel de filtro que aseguraban sus características técnicas y con las que se debía evitar el contagio.

Algunos sindicatos, como ELA y UGT, habían denunciado que muchos trabajadores de la sanidad vasca estaban trabajando con material defectuosos. Aseguraron incluso que ante la escasez de medios de protección en muchos casos se procedía incluso al reciclaje de mascarillas, inicialmente diseñadas para un sólo uso, y cuya utilización se prolongaba más de lo previsto.

Se trata de mascarillas tipo FFP2 y la alerta de su baja seguridad se activó después de que tanto el Instituto de Salud Carlos III como el Ministerio de Trabajo, realizaran las comprobaciones solicitadas por el Hospital Universitari Parc Taulí de Barcelona.