Entre enero y marzo del año 2017, Apple aumentó sus reservas de capital en efectivo hasta más allá de los 258.000 millones de dólares, más de 235.000 millones de euros. El 90% de ese dinero está más allá de las fronteras estadounidenses, por lo que si la compañía quisiera recuperarlo tendría que pagar unas tasas muy elevadas. La mejor manera de acercarlo a la sede de la compañía en California es a través de la adquisición de otra empresa.

Corren tiempos de abundancia para el grupo fundado por Steve Jobs, que ayer volvió batir un nuevo récord en bolsa. El gigante superó la barrera de los 800.000 millones de dólares de capitalización por primera vez en su historia. Un logro en el que ha tenido mucho que ver el anuncio de Warren Buffett. El millonario ha duplicado su inversión en la empresa de la manzana, lanzando un mensaje de confianza sobre la acción.

Teniendo en cuenta que podría comprarse 26 de las 29 compañías del Dow Jones, Apple tiene la posibilidad de añadir prácticamente cualquier cotizada con la que se encapriche. Por supuesto, hay muchas que no tienen ninguna sinergia con el gigante tecnológico, por lo que una operación de este tipo no tendría mucho sentido. Pero sí hay un puñado de grandes nombres que, de materializarse, no deberían sorprender a nadie.

El primer candidato, que lleva tiempo sonando, es Netflix. La plataforma de contenidos en streaming encaja perfectamente con la estrategia de Apple, según los analistas de Citi. Los expertos de la casa norteamericana opinan que su condición de actor global con presencia en todo el mundo, junto a su carácter disruptivo, mezclan de manera óptima con la estrategia de los muchachos de Tim Cook.

Apple también aportaría mucho a la firma de Reed Hastings. Para empezar, capital, algo que necesitan para continuar con un ritmo de producción de contenidos propios que consumirá alrededor de 7.000 millones de dólares, casi 6.400 millones de euros, durante todo el 2017. Netflix también cuenta con una masa de usuarios muy amplia y que no está conectada directamente con la de Apple, por lo que la sinergia en este sentido está clara.

Por supuesto, también hay problemas que dificultarían una posible compra. Para empezar, el rally alcista que lleva Netflix en los últimos meses. Su valor se ha disparado hasta los 67.500 millones de dólares, más de 61.000 millones de dólares, y eso significaría que Apple tendría que dedicar un tercio de sus reservas a realizar esta operación. Además, esa fuerte subida bursátil que atraviesa la plataforma deja poco margen de crecimiento. Quizás sea demasiado tarde.

Según los analistas de Citi, Apple tendría que dedicar al menos 80.000 millones de dólares, más de 73.000 millones de euros, para sumar Netflix a su entramado empresarial. La adquisición supondría un avance del 7% en los títulos del gigante de Cupertino, que desde el 1 de enero de 2014 ya se ha hecho con 29 compañías. La más abultada de todas ellas, sin embargo, fue la del fabricante de auriculares Beats, que terminó rondando los 3.000 millones de dólares, más de 2.700 millones de euros, cuando se completó el 28 de mayo de 2014.

Disney, el eterno candidato

Durante años el mercado le ha dado muchas vueltas a la posibilidad de que Apple se compre Disney. El gigante del entretenimiento, que tiene tentáculos por todos lados, es un actor muy atractivo por su impresionante dominio del mercado audiovisual. Los éxitos en taquilla están asegurados con las franquicias de Star Wars y con los sucesivos estrenos del universo de superhéroes Marvel, que cada año se sitúan en los primeros puestos de la taquilla.

Su gran tamaño es otro de los atractivos para Apple, pues supondría repatriar un gran porcentaje de sus reservas, por no decir prácticamente todas. Actualmente Disney vale poco más de 177.000 millones de dólares, más de 160.000 millones de euros, y una operación supondría para la firma californiana una inversión de alrededor de 245.000 millones de dólares, más de 220.000 millones de euros, según los analistas de Citi. La compra significaría un impulso del 20% para las acciones de Apple.

No todo es color de rosa en Disney. La compañía tiene una gran parte de sus ingresos generados en Estados Unidos, pese a que su presencia a nivel global sí que es importante. Su punto más negro es su enorme cantidad de activos no pertenecientes al core business, como por ejemplo los hoteles o los parques de atracciones. Sí que son importantes, en ambos casos, para la maquinaria de licencias y merchandising que tan bien le funciona a la firma presidida por Bob Iger.

Tesla, el valor de la innovación

Tesla es todo innovación, casi como todo lo que toca el visionario sudafricano Elon Musk, fundador y actual mandamás de la compañía. Su capacidad para mantener el gen disruptivo es lo que se echa de menos en Apple desde que el Tim Cook, con un perfil de gestor, heredó el mando del legendario Steve Jobs.

La compra de Tesla devolvería a los de Cupertino a la primera fila de la innovación, pero tendría un precio más allá del dinero: la amenaza de que, tarde o temprano, Musk acabe por reclamar el sillón de CEO que ahora ocupa Cook.

A nivel empresarial las sinergias son evidentes. La cadena de fabricación de Tesla es física, y el 40% de sus coches los despacha más allá de las fronteras estadounidenses. Las acciones están disparadas y sobrevaloradas, según ha reconocido hasta el propio Musk, debido a la fragilidad financiera que es característica en el fabricante de coches eléctricos. Musk no ha conseguido el músculo y recientemente tuvo que vender el 5% de la firma a la china Tencent, a cambio de casi 2.000 millones de dólares para continuar con la producción. Si alguien puede aportar estabilidad económica, esa es Apple.

Entre las banderas rojas que pondrían en peligro esta operación hay que señalar la falta de rentabilidad de Tesla. Es casi un agujero negro de capital, necesita una cantidad de recursos financieros que es muy difícil de sostener. Además, acaba de hacerse con SolarCity, otra de las creaciones de Musk, que es una empresa de energías renovables que parece alejada del core business de Apple.

Comprar Tesla le costaría al gigante de Cupertino alrededor de 70.000 millones de dólares, casi 64.000 millones de euros, según los analistas de Citi, que señalan que Apple sumaría un 7% en bolsa de conseguir completar dicha adquisición.

La cuarta vía: los videojuegos

Estas tres operaciones tienen una magnitud enorme, pero son viables tanto a nivel económico como empresarial. En cualquier caso, todas ellas son dominadoras en sus sectores y Apple tendría difícil convencer a sus dirigentes para que una operación así se produzca de manera amistosa.

A los que no tendría que rogarles mucho es a los ejecutivos de Activisión o Electronic Arts, dos de los estudios de desarrollo de videojuegos más potentes del mundo. Ambos encajan en la estrategia de Apple, pues su presencia en todos los rincones del globo es más que notable. La saga Fifa de Electronic Arts siempre es uno de los juegos más vendidos del año, mientras que Activision puede presumir de la franquicia Call of Duty, que no se queda atrás.

 

Electronic Arts ya cotiza más de 29.500 millones de dólares, casi 27.000 millones de euros, gracias a un fuerte repunte del 47% desde mayo de 2016. Así, la operación acabaría cifrada en el entorno de los 40.000 millones de dólares, 36.500 millones de euros, y las acciones de Apple subirían cuatro puntos porcentuales.

A día de hoy Activision tiene una capitalización bursátil de más de 40.500 millones de dólares, más de 37.000 millones de euros, por lo que, según los analistas de Citi, a Apple tendría que juntar alrededor de 55.000 millones de dólares, más de 50.000 millones de euros, para hacerse con ella y darle un impulso del 5% a sus títulos.