Las últimas horas de vida de Popular, antes de ser propiedad 100% de Santander por un simbólico euro, están plagadas de incógnitas que deberían despejarse en el corto plazo, tal como reclaman desde diferentes frentes.

Según ha podido saber El Independiente, la noche de autos, es decir, las horas que mediaron entre los últimos compases del martes 6 y la madrugada del miércoles 7 de junio, Popular estuvo trabajando en un dispositivo para desconectar la banca online, los cajeros y cerrar las oficinas.

Para ello, según fuentes próximas al procedimiento, la entidad que entonces presidía Emilo Saracho planeaba presentar el concurso de acreedores en el juzgado de guardia a las 8.00 am.

Así, mientras el equipo de dirección del Popular activaba el dispositivo que conllevaría la liquidación de la entidad, el FROB y el MUR (Mecanismo Único de Resolución) negociaban con Santander in extremis la venta del banco, cuya cúpula era ajena a las conversaciones de los reguladores con la gran banca.

En torno a las 7.30 am de la mañana del miércoles, Jaime Ponce, presidente del FROB, telefoneó a Ignaci0 Sánchez-Asiaín, consejero delegado de Popular, para confirmarle que no hacía falta que activasen el proceso concursal, que había una solución. La solución se llamaba Ana Botín y el banco cántabro era el único que hizo una oferta por la entidad que acababa de colapsar por una insostenible crisis de liquidez. BBVA, que en noviembre estuvo dispuesto a desembolsar 5.500 millones, rechazó hacer una oferta, y Bankia consideró que el riesgo era superior a la "lógica industrial de la operación". 

Minutos más tarde, la CNMV hizo público, mediante un hecho relevante, que Santander se convertía en propietario de todos los activos y pasivos de Popular, después de que los reguladores europeos hubiesen aplicado la resolución del banco por su iliquidez.

Las últimas horas del banco

El día anterior, a las 15.00 horas, la dirección de Popular avisó al BCE de que se había quedado sin liquidez, tras haber registrado una estampida de depósitos de 18.000 millones de euros en apenas unos días. Los reembolsos por parte de grandes clientes fueron cuantiosos, aunque el ministro de Economía, Luis de Guindos, recalcó esta semana que hubo fuertes salidas de depósitos minoristas.

La Comunidad de Canarias reembolsó más de 636 millones en los días previos a la resolución del banco, tal como publicó Expansión. La CNMC retiró casi 1.000 millones, aunque, tal como explican desde el organismo, la fuerte salida se vio compensada, en gran parte, por otro apunte de dinero que entraba, ya que la cuenta se utiliza para las liquidaciones mensuales del sector eléctrico y los movimientos abultados son frecuentes.

La casi centenaria entidad agotó en dos días la línea de liquidez de emergencia (ELA por sus siglas en inglés) que el supervisor europeo concede a instituciones solventes que sufren problemas temporales de liquidez y carecía de garantías para solicitar más fondos.

El Consejo de Supervisión del BCE decidió en torno a las 21.30 horas del martes declarar que el banco estaba "quebrado" o que "probablemente quebraría" en un futuro próximo. Fue el pistoletazo de salida a la puesta en marcha del primer rescate europeo mediante el procedimiento bail-in. 

Esta fórmula supone que los accionistas y bonistas de deuda subordinada computable como capital (cocos, AT1, y Tier 2) pierden toda su inversión para, de este modo, evitar la inyección de fondos públicos. La aplicación de este procedimiento a un banco solvente -aunque sin liquidez- es cuestionada por miles de afectados y, en petit comité, por reguladores y supervisores.

El propio Gobernador del Banco de España, Luis María Linde, señaló esta semana que Popular era solvente hasta el momento de su intervención.