Los temores de la banca amainan. La crisis catalana parece haber perdido intensidad y el sector financiero español se permite limitar su dependencia del dinero del Banco Central Europeo (BCE).

Los bancos españoles contaban al cierre de 2017 con tan solo 96 millones de euros en préstamos a corto plazo de la máxima institución monetaria, según los datos publicados este viernes por el Banco de España. Esta cifra, un 93% inferior a la de diciembre de 2016, es la más baja desde que se desencadenó la crisis soberanista en Cataluña el pasado octubre.

Ese mes, los bancos españoles elevaron su apelación a la liquidez a corto plazo por encima de los 4.200 millones de euros, la cota más alta en tres años. La fuga de depósitos que sufrieron las entidades más expuestas a la región y los temores a que el Parlamento catalán pudiera llevar a término una independencia unilateral llevaron a las entidades españolas a incrementar de forma exponencial el dinero en caja para contar con un colchón con el que hacer frente a posibles contingencias.

Pasados los momentos más críticos de la crisis y tras la activación del artículo 155 de la Constitución en la región, la calma ha regresado al sector, que ha ido reduciendo de forma paulatina sus peticiones de fondos a corto plazo al BCE. Si en noviembre la cifra ya había caído a 151 millones, ahora se limita aún más hasta los 96 millones de euros, que representan apenas un 3% de los 2.992 millones de euros de créditos a corto plazo que mantienen los bancos de la eurozona.

El BCE pone a disposición de los bancos de la eurozona dinero ilimitado a través de subastas semanales de corto plazo con las que las entidades financieras de la región pueden hacer frente a necesidades puntuales de la región.

El BCE señalaba recientemente que esta barra libre de liquidez a corto plazo del se mantendrá abierta hasta, al menos, 2019.

El sector financiero europeo también cuenta con instrumentos para obtener del BCE financiación a largo plazo. Ésta sí se incrementó a lo largo del ejercicio cerca de un 40%, hasta los 762.540 millones de euros, de los que 170.445 millones de euros se encuentran en manos de entidades españolas (un 23% más que a cierre de 2016).

El grueso de estos préstamos corresponde a las subastas conocidas bajo las siglas de TLTRO con las que el banco central presidido por Mario Draghi ha puesto a disposición de la banca préstamos de largo plazo a coste cero -y que bajo determinadas condiciones podrían rentar un interés positivo a los bancos-, con la finalidad de impulsar el crédito en la eurozona.

Tras la celebración de la última de estas subastas, el pasado mes de marzo, los créditos a largo plazo del BCE en manos de bancos españoles se han ido reduciendo mes a mes de forma paulatina, aunque la mayor parte de estos fondos no llegarán a su vencimiento hasta 2021 o 2022.