El turismo teme que la tensión política en Cataluña le vuelva a pasar factura. Ya lo hizo en los meses posteriores al referéndum fallido del 1-O de 2017 y ahora empieza a prender la preocupación de que se produzca un parón de actividad turística en Cataluña si persisten los disturbios que se produjeron ayer en Barcelona tras conocerse la sentencia contra los líderes políticos del procés.

Durante la jornada de ayer, las movilizaciones promovidas por el independentismo provocaron el colapso de los accesos del aeropuerto de El Prat –punto neurálgico del turismo catalán-, con la cancelación de 110 vuelos, y también obligaron a suspender la circulación del AVE en parte de Cataluña.

Desde Exceltur, el lobby que agrupa a una treintena de las mayores compañías turísticas del país, se advierte del enorme golpe para el sector que tendría para la demanda de viajeros extranjeros una persistencia de las imágenes de disturbios en Barcelona. La asociación empresarial no cuenta con una estimación de cuál sería el impacto para el sector y a la postre dependerá de si las algaradas son un problema coyuntural o si se alargan en el tiempo.

“De momento es díficil evaluar la incidencia, pero en ningún caso estos hechos son favorables para el sector”, subraya el vicepresidente de Exceltur, José Luis Zoreda, que confirma la preocupación transmitida por empresarios catalanes en las primeras horas después de hacerse pública la sentencia del Tribunal Supremo.

De hecho, la preocupación es mayor que en anteriores ocasiones precisamente por las manifestaciones se dirigieron contra el funcionamientos de infraestructuras críticas para el sector como el aeropuerto de Barcelona y el AVE.

Exceltur, en cualquier caso, advierte de que el impacto puede acabar siendo similar, o peor, que el sufrido en los meses posteriores al 1-O. En ese momento, el frenazo ligado a la inestabilidad política en Cataluña restó tres décimas de PIB al sector turístico, según las estimaciones de Exceltur, lo que supuso una merma de 319 millones de euros de actividad turística. En el último trimestre de 2017 la actividad turística creció un 2,9%, siete décimas menos (3,6%) de lo que se habría apuntado sin el parón catalán.

El peor de los escenarios que temían entonces los empresarios turísticos no se cumplió. Y es que el sector llegó a temer que si las imágenes televisivas como las del 1-O, con cargas policiales y revueltas, hubiesen continuado hasta final de año, el zarpazo podría haber sido de entre 1.200 y 1.800 millones.