Los disturbios tras conocerse la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes políticos del desafío independentista tuvieron en el aeropuerto de Barcelona su escenario principal. Los manifestantes consiguieron colapsar los accesos al aeropuerto y cortar de manera intermitente también los transportes públicos para llegar a la instalación.

El resultado fue la cancelación de 110 vuelos durante la jornada de ayer principalmente porque las propias tripulaciones (pilotos y azafatos) y personal de tierra de las compañías aéreas no consiguieron acceder a El Prat. Centenares de viajeros han pasado la noche en el aeropuerto y muchos perdieron el vuelo por no llegar a tiempo, a los que las aerolíneas aún les están recolocando en otros aviones.

Aunque hoy no hay problemas para llegar al aeropuerto, la operativa de las compañías aéreas aún sufre la resaca de los problemas de ayer. Las aerolíneas que operan en Barcelona tienen previsto cancelar hoy al menos 45 vuelos, según confirman fuentes de Aena. Vueling, la principal aerolínea de las que tienen presencia en El Prat, asegura que a lo largo de la jornada de hoy suspenderá 20 operaciones, después de cancelar ayer 100 vuelos.

El sector turístico teme que la tensión política en Cataluña le vuelva a pasar factura. Ya lo hizo en los meses posteriores al referéndum fallido del 1-O de 2017 y ahora empieza a prender la preocupación de que se produzca un parón de actividad turística en Cataluña si persisten los disturbios que se produjeron ayer en Barcelona tras conocerse la sentencia contra los líderes políticos del procés.

Desde Exceltur, el lobby que agrupa a una treintena de las mayores compañías turísticas del país, se advierte del enorme golpe para el sector que tendría para la demanda de viajeros extranjeros una persistencia de las imágenes de disturbios en Barcelona. La asociación empresarial no cuenta con una estimación de cuál sería el impacto para el sector y a la postre dependerá de si las algaradas son un problema coyuntural o si se alargan en el tiempo.

Exceltur, en cualquier caso, advierte de que el impacto puede acabar siendo similar, o peor, que el sufrido en los meses posteriores al 1-O. En ese momento, el frenazo ligado a la inestabilidad política en Cataluña restó tres décimas de PIB al sector turístico, según las estimaciones de Exceltur, lo que supuso una merma de 319 millones de euros de actividad turística.