Las llegadas de turistas extranjeros a España acumulan dos años de parón, casi de estancamiento. Dos años de crecimientos más que ligeros tras un lustro de incrementos disparados. Se crece menos, pero aún se crece.

España marcó el año pasado un nuevo récord con 83,7 millones de visitantes internacionales, un 1,1% más que en año anterior, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que confirma las previsiones adelantadas por el Gobierno. Y ya son siete años consecutivos batiendo récord y marcando nuevos máximos históricos.

La ralentización en la recepción de turistas es consecuencia muy especialmente del frenazo de los dos grandes mercados emisores de turistas, Reino Unido y Alemania, que entre ambos concentran más de un tercio de todas las llegadas. Británicos y alemanes acumulan dos años consecutivos de descensos, hasta el punto de que España ha perdido casi 1,5 millones de turistas de sus dos grandes mercados en estos dos últimos ejercicios.

Británicos y alemanes ya vuelven a viajar de forma masiva a algunos destinos rivales del Mediterráneo después de varios años en que la inestabilidad y la inseguridad habían hecho que los visitantes dejaran de frecuentarlos, y a eso se suma la ralentización económica germana y las incertidumbres que han venido ligadas al Brexit.

Reino Unido siguió siendo el año pasado, con mucho, el principal mercado emisor, con más de 18 millones de viajeros. Pero la cifra supone una caída del 2,4% en relación a 2018, cuando ya registró un descenso del 1,6%. Esto es, el año pasado vinieron 444.500 turistas británicos menos y en el año anterior la caída ya fue 300.000 viajeros.

En paralelo, España perdió casi 240.000 turistas alemanes en 2019, con un descenso del 2,1%. En el año precedente el batacazo fue mucho peor, con un descenso de 488.000 turistas alemanes y una caída del 4,1%. La cifra de llegadas de viajeros procedentes de Alemania se situó el año pasado ligeramente por encima de los 11,17 millones de visitantes.

El año pasado, Francia, el tercer mercado emisor por orden de importancia, también sufrió una caída de turistas del 1,2%, con una merma de más de 135.400 visitantes galos. En el año anterior, en cambio, el mercado francés se salvó de las caídas y sí que creció –por poco-, con un alza del 0,7%.

El turismo español está consiguiendo compensar los descensos de sus grandes mercados tradicionales gracias a los fuertes incrementos que se han registrado de los viajeros procedentes de Estados Unidos, Asia y Latinoamérica. “El mercado turístico español no ha tocado techo. Aún hay margen para crecer, podemos crecer mucho ofreciendo una gran variedad de productos turísticos”, apuntaba la ministra del ramo, Reyes Maroto, en vísperas de Fitur. “Tenemos que buscar nuevos perfiles de turistas con mayor poder adquisitivo”.

El frenazo de las llegadas ya arrancó en 2018. Entonces las visitas de turistas registraron un crecimiento del 1,1%, muy lejos de los fortísimos incrementos en el lustro anterior y que venían alimentando el boom del sector. A pesar de la ralentización en la recepción de turistas (la caída de británicos y alemanes es compensada en parte por los procedentes de Asia y Estados Unidos), España acumula siete años consecutivos de récord de visitantes extranjeros.

El boom del turismo español arrancó ya en 2011. El estallido de las revueltas de la Primavera árabe en varios países del norte de África, destinos rivales naturales de España en el negocio del sol y playa, provocó el cambio de destino para centenares de miles de turistas extranjeros que huían de la inestabilidad de la zona.

En 2010 España superaba los 52 millones de turistas extranjeros, saltó hasta los 56,6 millones al año siguiente, a los 57,7 millones en 2012, se superaron los 60 millones por primera vez los 60 millones en 2013, se rozaron los 65 millones en 2014, los 68 millones en 2015, los 75,6 millones en 2016, 82 millones en 2017, 82,8 millones en 2018 y así hasta superar los 83,7 millones el año pasado .

El parón de la demanda de algunos mercados emisores tradicionales para España –como británicos y alemanes- está directamente relacionado, según los grandes grupos turísticos continentales, con la recuperación de destinos rivales como Turquía y Egipto. A estos países turoperadores internacionales han empezado a desviar viajeros europeos tras años de caída por la inestabilidad y la inseguridad.

Lo que gasta el turista y lo que ingresa España

El INE también ha desvelado hoy que el gasto turístico de los viajeros que visitan España se situó en los 92.278 millones de euros, un 2,8% más que en el ejercicio anterior y que supone también un nuevo récord histórico de este parámetro. Sin embargo, todo lo que gastan los turistas no es todo lo que gastan en España.

Y es que la encuesta de gasto turístico (Egatur) que elabora el INE no está diseñada para cuantificar el impacto económico que los viajeros internacionales generan en España. Sirve fundamentalmente para registrar la evolución del gasto de los viajeros, elaborar perfiles de turistas que más gastan, detectar tendencias de cambio en estos perfiles… Nada más.

Cada año más de 100.000 turistas internacionales responden a la encuesta en puntos fronterizos por carretera, aeropuertos, puertos… y dicen cuánto han gastado durante su viaje. Durante todo el viaje, no sólo durante su estancia en España, así que también se incluyen los gastos realizados en el país de origen (como por ejemplo el pago de los billetes de avión a una compañía aérea extranjera, el abono a una agencia de viajes en su país de residencia…).

De los 92.278 millones de gasto que declaran los turistas sólo una parte se realiza en España. En concreto, en torno sólo dos tercios de esa cantidad son gastos efectuados en el país y que tienen impacto en la economía española.

Es la balanza de pagos del Banco de España la única estadística que sirve para cuantificar los ingresos reales que el turismo internacional deja en el país. Es la única que mide las divisas que percibe la economía española por el gasto que realizan los viajeros extranjeros durante su estancia en el país. Una suerte de ingresos de exportaciones por turismo a efectos contables.

El Banco de España sólo ha publicado de momento datos oficiales de la balanza de pagos con los ingresos por turismo acumulados entre enero y octubre de 2019. En los primeros diez meses del año pasado los turistas internacionales gastaron en España (en este caso sí) 63.400 millones de euros, un 3,2% más que en igual periodo del año pasado.

A falta de los datos oficiales de los dos últimos meses del año, desde el sector turístico se calcula que los ingresos por turismo de España en el conjunto de 2019 acabarán rozando los 65.000 millones de euros, en torno a un 3% más que el año anterior.

Así que habrá un agujero de unos 27.000 millones de euros entre los que los turistas extranjeros gastan (o dicen que gastan) y lo que la economía española realmente ingresa por turismo. Y un agujero que se debe a que el Gobierno (con Egatur) y el Banco de España (con la balanza de pagos) miden magnitudes diferentes, simplemente contabilizan diferentes realidades.