La crisis del coronavirus y el estado de alarma decretado por el Gobierno para combatirla está provocando un parón económico, con decenas de miles de establecimientos cerrados, algunas compañías a medio gas y por lo general una ola masiva de teletrabajo. Un vendaval que está teniendo un impacto directo en la demanda de electricidad en España.

Durante la primera semana en estado de alarma, la demanda eléctrica peninsular fue de 4.344 gigavatios hora (GWh), lo que representa un descenso del 7,1% en relación a la semana anterior y un 7,2% en relación a la misma semana del año 2019, según los datos de Red Eléctrica (REE), el operador del sistema eléctrico nacional y gestor de las redes de alta tensión.

Las caídas no fueron homogéneas según la jornada, porque se registraron descensos de entre el 5 y el 10% de la demanda de electricidad según el día. Y, además, también se está registrando un cambio en el modo de consumir que se refleja en que los descensos no se dejan notar igual a lo largo de cada jornada. Las caídas son muy distintas en función de la hora del día.

“La crisis del coronavirus está modificando el patrón de la curva de la demanda, está cambiando su forma”, explica Miguel Duvison, director general de Operadores de Red Eléctrica de España. Y es que las mayores caídas se concentran por las mañanas como reflejo del apagón económico provocado por la crisis y las restricciones, mientras que por las tardes el consumo es similar al que había antes del estado de alarma.

En la España del #yomequedoencasa, “en los días laborales por la mañana se están produciendo demandas más bajas de lo habitual que luego repuntan durante la tarde, alcanzando niveles similares a los de días laborables de semanas previas”, sostiene Duvison.

“No disponemos de toda la información desagregada por hogares o empresas, pero en vista de la forma que está tomando la curva, podemos decir que la demanda se está reduciendo especialmente por la mañana, donde el consumo está más ligado a la actividad económica. Por la tarde, donde la demanda está más asociada al consumo doméstico, los cambios son menos significativos por el momento”, explica el directivo de REE.

Desde el operador del sistema eléctrico se apunta que los cambios son resultado de manera evidente del confinamiento y de la ralentización de la actividad empresarial, pero también se subraya que la meteorología y las temperaturas han sido factor determinante de la evolución de la demanda, como siempre lo son. “Las temperaturas fueron más suaves los primeros días tras decretar el estado de alarma y, posteriormente, hubo un repunte del frío. Este repunte del frío atenuó esa caída de la demanda generada por la expansión del coronavirus y el aislamiento decretado”, explica.

Red Eléctrica reconoce que el contexto de elevadísima incertidumbre, ha muy difícil conocer por anticipado cómo se comportará la demanda eléctrica en las próximas semanas. La compañía cuenta ya, no obstante, con previsiones que tiene en cuenta todos los horizontes posibles y que ya está adecuando sus estimaciones a la evolución que va experimentando la situación.

Refuerzos para garantizar el suministro

Red Eléctrica ha tomado medidas para reforzar su operativa y garantizar la seguridad y continuidad del suministro eléctrico. La compañía ya contaba con dos centros de control del sistema eléctrico independientes, pero ha reforzado la redundancia con un tercer centro. “Cada uno de los centros tiene total autonomía – cada uno de ellos puede hacerse cargo por sí solo de la operación del sistema – y, además, están operados por equipos independientes”, subraya Duvison.

Red Eléctrica cuenta con un equipo de casi 150 profesionales dedicados a la operación del sistema en tiempo real en sus centros de control. Para minimizar el riesgo de contagio en estos equipos que desarrollan una labor crítica la compañía ha tomado medidas adicionales de protección.

Entre otras medidas, los operadores no acuden a los centros de control en transporte público; cuando entran a su turno no ocupan el mismo puesto del operador que acaba de salir; se aplican máximas medidas de higiene a todos los puestos de trabajo; y ninguna persona entra a estos centros de control salvo los operadores.

El  protocolo también contempla situaciones de mayor criticidad, en caso de que esta situación impactase a los equipos actuales de operadores. En esa circustancia, la compañía asegura que cuenta con personal dentro de la empresa con formación y experiencia suficientes que se encuentra en disposición de ser llamado para llevar a cabo la operación del sistema si fuese necesario.