Desde el próximo viernes y, en principio, hasta que dure el estado de alarma, el Gobierno ha impuesto que todos los viajeros que entren al país, sean turistas internacionales o españoles que regresan, han de cumplir con una cuarentena forzosa de 14 días sin salir de su domicilio o de su hotel. Los únicos desplazamientos permitidos son para comprar alimentos o fármacos, ir a centros sanitarios o por razones por fuerza mayor.

Una medida que ha pillado por sorpresa al sector turístico, que la ve como una nueva traba para la reactivación del sector. La industria turística tenía la esperanza de que empezaran a suavizarse las limitaciones a los movimientos entre países europeos para recuperar parte de la demanda de turistas extranjeros sin la que en muchos destinos el verano será un desastre.

Frente al desconcierto y el desánimo de las empresas turísticas, el Gobierno ha defendido la necesidad de adoptar esta medida para no dar pasos atrás en el control de la epidemia importando casos de otros países y ha proclamado la fortaleza de España como destino turístico.

"España ha sido, es y seguirá siendo el mejor destino turístico del mundo", ha sentenciado la ministra portavoz y de Hacienda, María Jesús Montero, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

El Ejecutivo no se ha referido a los posibles efectos adversos de los que advierte el sector turístico y, por el contrario, ha subrayado las bondades de la seguridad y de los servicios sanitarios españoles como forma de atraer turistas. "Contamos con uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo y eso es una garantía, un reclamo, para los turistas. Los estamos esperando", ha apuntado Montero.

España impone desde el próximo viernes cuarentenas de 14 días a todas las personas que entren en el país durante el estado de alarma, sean turistas extranjeros o ciudadanos de nacionalidad española que regresan, para controlar posibles entradas de enfermos de coronavirus y evitar nuevos contagios, en un momento en que la curva de positivos empieza a controlarse.

Y, de manera complementaria, el Gobierno también ha decidido trasladar las restricciones hasta ahora vigentes en la entrada  de personas por pasos fronterizos terrestres para empezar a aplicarlas también en aeropuertos y puertos. Desde el viernes, por mar y aire sólo podrán entrar en España ciudadanos españoles; residentes en España, debiendo acreditar su residencia habitual; trabajadores transfronterizos; profesionales sanitarios o del cuidado de mayores que se dirijan a ejercer su actividad laboral; por razones de causa mayor; o por razones laborales que puedan acreditarse.

“Es un jarro de agua fría. Un mazazo”, explica José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur, un lobby que agrupa a una treintena de las mayores empresas turísticas de España, entre ellas Meliá, NH Hotel Group, Iberia, Globalia, Riu o Renfe. “El sector tenía la esperanza de que la UE y los grandes países caminaran hacia una política de movimientos transfronterizos más flexible. La decisión del Gobierno va en el sentido contrario y nos pilla totalmente por sorpresa”.

Los grandes touroperadores internacionales como TUI o Jet2.com están diseñando la recuperación de los viajes hacia destinos españoles de cara al verano, como también lo están haciendo las aerolíneas de toda Europa. “La decisión de imponer esta cuarentena paraliza estos movimientos. Probablemente las compañías no los abandonarán por completo, pero desde luego ralentiza la preparación del lanzamiento de esos vuelos que son fundamentales para reactivar el sector en España”, sostiene Zoreda en declaraciones a El Independiente. “Ningún turista va a venir para quedarse quince días encerrado”.