El sector de las telecomunicaciones en España completa su propia desescalada y entra de lleno en su ‘nueva normalidad’ particular. El Consejo de Ministros ha levantado este martes las restricciones que ataban a las operadoras y que les prohibían quitarse clientes unas a otras durante el estado de alarma para evitar que técnicos de las empresas acudieran al domicilio del usuario por el riesgo de contagio.

Durante algo más de dos meses la actividad comercial ha estado restringida, cuando se venía de dos años en que se estaban marcando récord permanentemente de número de clientes cambiando de compañía. Durante algo más de dos meses las portabilidades –cambio de empresa manteniendo el número de teléfono- se han paralizado, y ahora las grandes operadoras del sector dan por hecho que se avecina una guerra comercial y en la que el peso de las ofertas de bajo coste seguirá siendo mayoritario.

El Gobierno inicialmente el 18 de marzo prohibió todo tipo de portabilidades, posteriormente el 2 de abril empezó a permitir los trasvases entre empresas de las líneas de móvil por no exigir la visita de un técnico al domicilio del cliente, y ahora finalmente levanta las limitaciones a las portabilidades fijas. Ahora la actividad comercial vuelve a no tener restricciones, y las operadoras se preparan para una batalla comercial.

La guerra entre las compañías por quitarse clientes se desata en un contexto de crisis económica que, según han ido reconociendo en las últimas semanas los altos directivos de las grandes telecos, propiciará que el mercado se orientará aún más hacia el bajo coste. Las empresas prevén que se potenciará la tendencia creciente de clientes cada vez más sensibles al precio pero que quieren un servicio con prestaciones bastante completas.

El peso cada vez mayor del 'low cost'

Las tarifas low cost convergentes (que incluyen al menos móvil y fijo, y en algunos casos también televisión) concentran actualmente cerca del 50% de todos los nuevos clientes y cambios de compañías en el mercado español. Tras la sacudida que ha supuesto en los últimos tres años el crecimiento fulgurante del Grupo MásMóvil (MásMóvil, Yoigo, Pepephone, Llamaya), asentado en precios competitivos, las otras grandes telecos han estado tomando posiciones reforzando sus marcas de bajo coste.

Telefónica lanzó hace un par de años O2, que está registrando un crecimiento consistente, y apuesta ahora por competir con su segunda marca también con tarifas agresivas, no sólo con servicios sencillos; Vodafone tiene en Lowi uno de los puntales de su recuperación comercial en el mercado español; y Orange ha confirmado su entrada de lleno en el bajo coste de manera inminente con ofertas convergentes con sus marcas Simyo y República Móvil.

Además, el fin de la prohibición de las portabilidades coincide para agitar aún más el merca do con la reconversión de Euskaltel como quinto operador nacional. El grupo acaba de ejecutar el lanzamiento de Virgin Telco para operar en todo el territorio español (saliendo de sus mercados naturales de País Vasco, Galicia y Asturias) con precios agresivos y paquetes a la carta.

Fin de la prohibición a las portabilidades que ha paralizado la actividad comercial durante semanas, una crisis económica que hará que el cliente mire más el precio, un nuevo quinto operador con ganas de entrar a lo grande… y para apuntalar aún más el arranque una de una guerra comercial todo va a coincidir con el regreso de las competiciones deportivas, singularmente LaLiga de fútbol, un producto que es uno de los grandes agitadores del mercado de las telecomunicaciones con capacidad de mover a millones de clientes.

El regreso del fútbol: escudo y reclamo

Movistar y Orange son las telecos que ofrecen en sus plataformas de televisión de pago LaLiga, cuyo primer partido tras casi tres meses de parón se disputará el 11 de junio. El regreso de las competiciones deportivas es una tabla de salvamento para ambas compañías, que se exponían -según coinciden múltiples fuentes del sector- a una sangría de clientes de alto valor si el fin del veto a las portabilidades se producía sin perspectivas acerca de la vuelta del fútbol.

Por el contrario, el fútbol puede convertirse para ambas operadoras abiertamente en un reclamo para mantener o para captar nuevos clientes hasta el final, ya bien entrado el verano, de esta temporada atípica.