La mayor operación corporativa en la historia de Telefónica se ha cerrado en pleno confinamiento en medio mundo, sin poder realizar reuniones cara a cara en los últimos meses, con la plantilla de la teleco teletrabajando de manera masiva, consiguiendo financiaciones milmillonarias por videollamada y con el último ok dado con un apretón de manos sólo virtual en plena crisis sanitaria global por el coronavirus.

El primer contacto se produjo en noviembre. Telefónica llevaba desde el verano estudiando la forma de reforzarse en Reino Unido, uno de los cuatro mercados que el grupo ha identificado como clave para el presente y futuro de la compañía. Y se convenció de que la mejor de las opciones era fusionar su filial O2 con Virgin Media para crear la mayor teleco del mercado británico.

"La última reunión presencial fue el 11 de marzo. No nos hemos vuelto a ver las caras"

“Es una operación muy buena, muy grande, la mayor de nuestra historia. Y la hemos hecho en un contexto muy complejo, con todos los equipos teletrabajando”, explica José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, en un encuentro (también telemático, claro) con prensa. “Ya era muy alto, pero el orgullo de pertenencia a esta casa hoy es especialmente alto”.

En noviembre Telefónica empezó a tantear a la estadounidense Liberty Global, propietaria de la Virgin británica, para unir ambos negocios. Semanas de primeros contactos, los equipos empezaron a intercambiarse información… Los máximos ejecutivos de ambas compañías (José María Álvarez-Pallete, por Telefónica, y Mike Fries, por Liberty) comenzaron a tener encuentros y, según cuentan ellos mismos, fueron asentando una relación de confianza que a la postre ha sido clave para sellar un acuerdo.

A mediados de diciembre ambas partes sellaron un riguroso pacto de confidencialidad, y desde entonces todos los encuentros se han desarrollado en secreto. Los contactos iban encarrilándose, los avances iban a buen ritmo y Pallete y Fries iban participando de manera directa cuando iban apareciendo escollos. La emergencia sanitaria en media Europa y las restricciones de movimientos que conllevó el estado de alarma en España, a mediados de marzo, empezaron a complicar la buena marcha.

“La última reunión presencial la tuvimos el 11 de marzo. Es la última vez que nos hemos visto las caras”, relata Ángel Vilá, consejero delegado de Telefónica. “Lo hemos tenido que negociar todo en remoto, hemos hecho la valoración de ambas compañías a distancia… Ha sido una experiencia muy complicada, pero que ha permitido agilizar discusiones que a veces se eternizan. Teníamos que ir más a saco, como dicen mis hijos”.

Videoconferencias a horas intempestivas para ajustarse al horario de Estados Unidos, videollamadas en que han participado durante semanas cientos de personas de un lado y otro del Atlántico, con contactos a tres bandas entre Madrid, Londres y Denver. Videollamadas en las que en varias ocasiones, según confiesa Vilá, han aparecido de manera inesperada los hijos de los directivos o se han interrumpido por los ladridos de las mascotas de algunos de ellos.

Un proceso en el que incluso uno de los directivos de Telefónica que participaba sufrió el contagio por Covid-19 y lo ha hecho no sólo desde casa, sino también aislado sólo en su habitación durante semanas. Un proceso en el que la teleco española ha conseguido obtener financiación para su filial británica por valor de 4.000 millones de libras también por videollamada y en un momento en que los mercados financieros parecían cerrados.

El resultado ha sido la unión de los negocios británicos de Telefónica y Liberty Global, la unión de O2 y Virgin Media, para crear un gigante que es la mayor teleco por número de clientes (46,5 millones de usuarios), que permitirá plantar cara al antiguo monopolio BT con una oferta integrada y móvil, fijo y contenidos en banda ancha, y que está valorado en 38.000 millones de libras (unos 43.600 millones de euros).

“Éste es un momento profesional tremendamente bonito. Durante este tiempo, uno siente mucha presión porque sabe lo importante que es una operación como ésta para Telefónica. Presión por la responsabilidad con el equipo y con el consejo de administración”, sostiene Pallete. “Dentro de unos años me gustará escribir un libro para contar algunos procesos como éste”.