Aunque el coronavirus haya trastocado calendarios, Estados Unidos tiene una fecha muy importante marcada en la agenda de los próximos meses: las elecciones presidenciales que pueden dar un segundo mandato a Donald Trump o por el contrario, apartarle de la Casa Blanca para dar paso a un presidente demócrata. El que fuese vicepresidente de Barack Obama se ha convertido en el rival de Trump y en la esperanza de su partido para recuperar el poder en noviembre.

Ante una pandemia descontrolada en el país, el movimiento por los derechos raciales en pleno resurgimiento y los efectos económicos del coronavirus, Donald Trump deberá defender sus cuatro años al frente del país para revalidar su presidencia. La economía era el gran ‘valedor’ del presidente. Con los índices bursátiles en máximos y una creación de empleo no vista desde los sesenta, Trump contaba con el apoyo de sus votantes.

Pero el coronavirus está restando votos a Trump y no es la primera vez que un republicano se enfrenta a una crisis en la Casa Blanca. Herbert Hoover, trigésimo primer presidente de EEUU, tuvo que lidiar durante su presidencia con el crac de 1929, el punto de partida de la Gran Depresión. En la quiebra de Lehman Brothers también había un republicano en el despacho oval, George W. Bush. Ambos fueron sucedidos por presidentes demócratas en las siguientes elecciones.

1929 y 2008

La crisis que se inició en Estados Unidos en 1929 marcó el mandato de Hoover hasta que perdió las elecciones contra Franklin D. Roosevelt en 1932. La campaña estuvo marcada por la economía, con una tasa de desempleo del 23,6%. Y los estadounidenses eligieron al demócrata y a su New Deal, después de más de una década con presidentes republicanos.

Además de una presidencia sacudida por la peor crisis económica que ha vivido el país hasta la fecha, la presidencia de Hoover es también una excepción. Se trata de uno de los únicos cuatro presidentes que no ha logrado un segundo mandato desde el siglo XX junto a Ford, Carter, y Bush padre.

George W. Bush sí consiguió un segundo mandato. Sus primeros cuatro años estuvieron marcados por el atentado terrorista del 11 de septiembre y la guerra de Afganistán. En 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers, Bush estaba a punto de terminar su segundo mandato. Entonces, el candidato republicano McCain no fue capaz de contar el apoyo del electorado y dejó paso al partido demócrata. Tras estas elecciones comenzaría la presidencia de Obama, que aguantaría dos legislaturas en el cargo.

La oportunidad de Biden

Aunque en escenarios muy diferentes, Trump tiene una crisis en ciernes, la del coronavirus y unas elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina. Según han recogido medios estadounidenses, algunos de los votantes del actual presidente no ven con buenos ojos su gestión de la crisis. Trump llegó a sugerir que se inyectase desinfectante a los afectados por coronavirus. Además, ha sido muy reacio al uso de la mascarilla en público. Todo esto ha llevado al presidente estadounidense a tener un ratio de aprobación del 38%, según la consultora Gallup, de los más bajos de todo su mandato.

En el frente económico, los mercados no parecen verse afectados por la pandemia. Tras alguna sesión fatídica en marzo, Wall Street tardó apenas unos días en recuperarse. La decisión de recuperar la actividad económica cuanto antes ha llevado al país a sumar 4,8 millones de puestos de trabajo en junio. Sin embargo, la tasa de desempleo sigue siendo de récord para el país, y sigue en el 11%.

La pandemia y sus efectos económicos están haciendo que Joe Biden gane ventaja frente a Trump. De hecho, las últimas encuestas le dan una victoria con un porcentaje de entre el 43 y el 55% de los votos. “El apoyo a Joe Biden ha ido creciendo en las últimas semanas. Los mercados de apuestas reconocen que Biden podría ganar las elecciones en un 60% de las posibilidades”, reconoce uno de los analistas de Julius Baer.

Los malos resultados de Trump en las encuestas le han llevado a relevar a su jefe de campaña. Todavía quedan cuatro meses hasta que se produzcan las elecciones, pero la suerte de los republicanos ante las crisis y el coronavirus son el fantasma que acechan al presidente en la Casa Blanca.