Las condiciones climáticas son el principal problema que tiene que enfrentar la vendimia cada año. Pero este 2020 tiene que hacer frente a un nuevo adversario, el delicado escenario sanitario provocado por la crisis del covid-19. El panorama se ha vuelto todavía más grave por la depreciación de la uva, causada precisamente por la pandemia.

Los datos apuntan a que en este año habrá una buena cosecha, que oscilará entre los 41 y los 43 millones de hectolitros, por lo que será acorde a las de los últimos años y superior a la reducida cosecha del año pasado, que fue de 38 millones.

Al igual que sucede en España, las estimaciones de la recolección en otros países son elevadas, un hecho que también perjudica a los caldos españoles. En Francia la cosecha será de 43,4 millones de hectolitros y en Italia alcanzará los 47,2 millones. Ambos estados son compradores del excedente de graneles españoles, que lo adquieren por un precio inferior a los 50 céntimos por litro.

La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) ha denunciado que el principal problema que los productores tienen que hacer frente este año es la gran reducción de los precios de la uva, que en algunas regiones como Castilla-La Mancha su valor ha llegado a bajar un 30%. Este hecho se ha repetido en otras zonas, como La Rioja, Rueda o Ribera del Duero.

Vendimia en la Ribeira Sacra (Galicia). EUROPA PRESS

La caída de los precios también se ha reflejado en la variedad de uva Airen, que es la más común en España. Desde Asaja sostienen que actualmente su precio ronda los 12 y los 14 céntimos por kilo, cantidad muy inferior a los costes de producción, que son de alrededor de 27 céntimos por kilo.

La Asociación critica estos grandes desajustes porque son contrarios a la Ley de Cadena Alimentaria, que determina que los precios de venta se han de situar por encima de los costes de producción. Consideran que se está incumpliendo y hacen un llamamiento a la “responsabilidad” a las bodegueras y al resto de agentes implicados en las operaciones de compraventa.

El complicado escenario por el bajo precio de la vid está causando una gran tensión entre los productores y los viticultores, que ha tornado en huelgas coincidentes con el inicio de la vendimia. En Castilla-La Mancha los productores han convocado paros en Valdepeñas (Ciudad Real) y Villarobledo (Albacete).

La reducción de los precios de la uva se debe al fuerte impacto del covid. El cierre del sector hostelero durante los meses de confinamiento y la pésima temporada turística han provocado una grave caída de las ventas del sector vinícola en el mercado interior. Además han producido un gran excedente de 38 millones de hectolitros, tres millones por encima con respecto a la campaña anterior. A lo que hay que añadir los malos datos de las exportaciones, que, según el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEdMV), en el primer trimestre de 2020 decrecieron en un 11,5%, situándose en los 625,2 millones.

Por otro lado, desde el OEdMV señalan la buena evolución que ha tenido la comercialización del vino en el canal de alimentación (consumo de los hogares), donde indican que ha experimentado un crecimiento entorno al 10%. Sin embargo, el aumento de la demanda en los hogares no ha servido para paliar las pérdidas.

Varios agricultores trabajan en la vendimia en Villanueva de Alcardete (Toledo). EFE

En relación al vino de Rioja ha sufrido un importante crecimiento en el canal de alimentación, en concreto de un 14%. Y a diferencia de lo que ha pasado con el resto de caldos, en este año las exportaciones aumentaron un 6% hasta el mes de julio. A pesar del incremento de las ventas en el consumo del hogar y de las exportaciones, el balance es negativo, al igual que sucede con el resto de los vinos españoles, lo que de nuevo obedece en gran medida al cierre de la hostelería, que supone un 56% de su mercado. Rioja comercializa dos tercios del vino en el mercado interior, de los cuales el volumen que representa el sector hostelero es más del 50%. En la primera parte de este año han soportado caídas superiores al 10%.

El Director General del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja, José Luis Lapuente, declara en conversación con El Independiente que "el vino de Rioja no escapa al cierre coyuntural de la hostelería", que ha repercutido de forma "muy negativa".

Los vinos de Rueda también han padecido el cierre de la hostelería. El Director General del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rueda, Santiago Mora Poveda, ha declarado que se han visto "muy afectados" por el cierre del sector durante la pandemia, que representa el 65% del mercado para los caldos de Rueda.

Por su parte, desde la Denominación de Origen Valdepeñas (DO Valdepeñas) han declarado que sus bodegas  están "más presentes históricamente en el canal de alimentación en España, por lo que la crisis la han notado menos". Asimismo, afirman que depende de cada bodega; hay algunas "más pequeñas que están más presentes en la hostelería y lo que han hecho es lanzarse a la venta online". No consideran que este 2020 haya sido un mal año en ventas pero están "expectantes" de lo que suceda hasta final del año.

Las "insuficientes" medidas por parte del Gobierno

Para paliar los efectos producidos por la crisis del covid en el sector vinícola, el Ministerio de Agricultura ha destinado 90 millones de euros. Se han decidido tres medidas: la destilación de dos millones de hectolitros de vino, el almacenamiento de 2,25 millones de hectolitros y la aplicación de cosecha en verde.

Sin embargo, desde las grandes cooperativas sostienen que los fondos destinados, así como las medidas tomadas por el Ejecutivo, son insuficientes para paliar los efectos negativos en el sector. José Luis Laponte (DO Rioja) declara que las medidas no son efectivas porque "no atacan el problema donde deberían y podrían". Desde la Unión de Agricultores y Ganaderos han criticado el dinero invertido, que califican de "insuficiente", y ponen como ejemplo a Francia, donde se ha destinado 170 millones de euros, casi el doble.

Con lo que respecta a la destilación, se trata de la medida a la que se ha destinado mayor presupuesto, con una dotación de 65,5 millones de euros. Va dirigida principalmente al vino de mesa, del que se han destilado 1,5 millones de hectolitros, en comparación con el medio millón del vino de denominación de origen.

José Luis Laponte (DO Rioja) "ha lamentado que el grueso haya ido a la destilación del vino de mesa" y alega que la crisis del covid "ha afectado en mayor medida a los vinos de calidad y con denominación de origen". También critica la medida de almacenamiento, que considera la "más importante"; no obstante, afirma que "en el posible caso de que la medida hubiese podido favorecer, no ha sido así porque ha llegado a destiempo".

En la misma línea se ha expresado Santiago Mora Poveda (DO Rueda), que ha manifestado que las ayudas por parte del Gobierno no son las adecuadas. Sobre la medida de almacenamiento sostiene que no beneficia a los vinos más jóvenes, como sucede con los de Rueda. Aparte asegura que solo "dilata más el problema". Santiago Mora sostiene que la cosecha en verde es la acción "que más beneficia a los vinos jóvenes" y destaca el papel de la Junta de Castilla y León, como la administración que "más ha ayudado para que conseguir que se lleve a cabo".

El reto sanitario para los trabajadores de la vendimia

Los brotes de covid producidos en el campo y en la actividad agrícola han puesto en el punto de mira a la vendimia. Supone un enorme reto sanitario. Por ello los agricultores instaron en mayo a que las administraciones tomaran medidas de cara al proceso de recogida de la vid en agosto y septiembre. En junio, los ministerios de Sanidad y Agricultura presentaron a las comunidades autónomas una guía de prevención frente al covid en las explotaciones ganaderas y en las agrícolas que fueran a contratar temporeros.

El documento hace una serie de recomendaciones que se han de seguir antes de ir al trabajo, en el transporte y en la propia planta agrícola o ganadera. Sin embargo, la determinación de los protocolos depende de las comunidades autónomas y de las bodegas, ya que las vendimias se hacen de forma diferente según cada región.

Temporero en La Rioja con Mascarilla. EFE

Se ha establecido que las cuadrillas de los temporeros son "burbuja", lo que significa que los grupos que las conforman son estables y no tienen contacto con el resto de temporeros. Los trabajadores de la vendimia habrán someterse con antelación a las pruebas pcr para asegurarse que no son portadores del virus. Tienen que trabajar con mascarilla y respetando el resto de medidas sanitarias, cobrando especial importancia la distancia de seguridad. En caso de que uno de los integrantes de la cuadrilla resulte positivo por covid se le aislará junto con el resto de miembros que la integran. Otra de las medidas es la ampliación de los vehículos, tanto para el transporte de la uva como para el de los temporeros.

Según José Luis Laponte (DO Rioja) "el riesgo sanitario siempre existe". A pesar de ello considera que "las medidas van en la dirección correcta" y afirma que "los planes de contingencia son los más importantes para impedir que los brotes se irradien y afecten a un número elevado de personas". Finalmente argumenta en cuanto a la ejecución de los protocolos sanitarios que las explotaciones agrícolas son "las más interesadas en su cumplimiento".