Los tres gigantes bancarios del país han anunciado despidos para los próximos meses. Banco Santander, BBVA y CaixaBank trabajan en expedientes de regulación de empleo (ERE) que sumarán miles de salidas de un sector que ya acumuló 2.000 parados más en el año del confinamiento. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la cifra de parados dentro de la rama de actividad de Actividades financieras y de seguros fue en el cuarto trimestre de 2020 de 22.800 personas, frente a las 20.600 de un año atrás.

La entidad que preside Ana Botín anunció en noviembre del pasado año un ERE para 4.000 personas. De estas, 1.800 ya han abandonado la entidad en el primer trimestre del año. En el caso de CaixaBank, la fusión con Bankia ha llevado al banco a negociar con los sindicatos un plan de reestructuración. Aunque todavía no hay cifras oficiales, analistas y fuentes del sector, creen que las salidas rondarán las 8.000 personas.

El último en sumarse al anuncio ha sido BBVA, que justifica el ERE por la situación que vive el sector. Más allá de la presión por la competencia, el sector bancario se ha visto obligado a reducir costes ante el escenario de tipos de interés en negativo, defienden fuentes del banco.

En el caso de la entidad que preside Carlos Torres tampoco hay todavía cifras oficiales, la dirección del banco ha convocado a los sindicatos este viernes 16 de abril. Según fuentes de la entidad, el ERE se aplicará únicamente a BBVA S.A., y no a otras filiales del grupo, por lo que la plantilla potencialmente involucrada es de 23.300 personas.

En enero de este año, los analistas de Barclays recomendaban a la entidad el recorte de un 10% de su plantilla, es decir, la salida de unas 3.000 personas.

Unicaja-Liberbank

Además de los ya anunciados, está previsto que el sector siga recortando efectivos. De hecho, tras la fusión de Unicaja y Liberbank la entidad resultante deberá reajustar su plantilla. La negociación, sin embargo, podría no empezar hasta la segunda mitad del año, concretamente a partir de julio.

Según publicó Cinco Días, la cifra de salidas podría alcanzar las 1.900 tras el cierre de oficinas que se producirá tras la absorción.

Todas las entidades están priorizando el criterio de voluntariedad, por lo que, en la mayoría de los casos, no se trata de salidas forzadas, sino pactadas con los sindicatos y de conformidad con los afectados. Las prejubilaciones también es otro de los mecanismos utilizados por el sector, un asunto al que el Gobierno quiere poner coto. El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ya ha advertido que el objetivo de Escrivá es penalizar las jubilaciones que se produzcan antes de la edad legal de jubilación para desincentivarlas.

En cualquier caso, los próximos meses serán una tormenta para el sector bancario que prevé reducir sus plantillas para reducir costes y adaptar sus estructuras al nuevo panorama. Estos planes tendrán consecuencias en las cifras de empleo.