Lo que iba a ser una medida estrella para rebajar el precio de la luz en junio, se ha convertido en un quebradero de cabeza para el sector energético. El próximo 1 de junio, los hogares españoles recibirán automáticamente una nueva tarificación en sus recibos. 

El Ejecutivo pretende que, con la nueva factura, se consiga aliviar sensiblemente el precio final a pagar por los clientes de todas las operadoras nacionales e internacionales que comercializan la luz en España. Pero, de acuerdo a las estimaciones del sector, no es que no se vaya a producir una rebaja en las tarifas, sino que sufrirán encarecimientos de hasta el 26% en determinadas potencias contratadas.

Fue a inicios del 2020 cuando el BOE publicó la circular que establecía la manera de calcular los peajes de transporte y distribución. Para ello, el Gobierno modificará la parte fija (potencia contratada) y la variable (potencia consumida). El Ejecutivo le dará más importancia al consumo que se ha generado en los hogares y empresas.

Por ejemplo, en aquellos contratos con menos de 15 kilovatios de potencia contratada (la mayoría de los usuarios domésticos y pymes), el 75% de los cargos se calcularán en función del consumo, y el 25% será un fijo en función de su potencia contratada.

Para el resto de los consumidores, el 40% de los cargos procederá del término fijo y el 60% tendrá origen en el término variable. El Ejecutivo y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) han diseñado tres estadios diferentes (hora punta, llano o valle) en los que el precio de la electricidad varía si se tiene contratado el precio regulado. Así, el coste para poner una lavadora o encender la cocina de inducción será diferente según en el período en el que nos encontremos.

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se explica que el impacto de las nuevas tarifas afecta a todos los hogares, ya que son costes del sistema eléctrico, “pero solo a una parte del recibo mientras que el resto dependerá de si tienen contratado el PVPC o una tarifa del mercado liberalizado. Y los efectos serán muy diferentes según la tipología del hogar, la distribución de consumos y el esfuerzo que se haga para modificar sus hábitos”. 

Y es aquí donde el sector energético considera que la nueva regulación conllevará graves consecuencias para millones de personas que tienen contratadas tarifas en baja tensión con discriminación horaria. Los datos que maneja el sector aseguran que casi diez millones de hogares pagarán un 13,5% más cuando entre en vigor la nueva tarificación por tramos horarios. Estas personas son aquellas que firmaron con su comercializadora la tarifa 2.A de discrimanción horaria.

Esta modalidad es la que ofrecen todas las compañías en España para personas consumidoras con potencias contratadas inferiores a 15 kW. La tarifa 2.A se caracteriza por tener dos precios diferentes para el consumo de electricidad en función de la hora del día. 

Las diversas fuentes del sector consultadas por este medio explican a El Independiente que, principalmente, este incremento se debe a que “es prácticamente imposible que activemos los electrodomésticos de casa en horas más baratas como el fin de semana o la noche”. 

Así, poner el horno o la lavadora de madrugada será más barato que hacerlo a media tarde. “En determinados momentos se podrá hacer la colada en fin de semana o encender la calefacción a las diez de la noche, pero lo normal es que se activen cuando uno llega a casa”, narran dichas fuentes. 

Las grandes empresas también verán reflejado un encarecimiento en el pago del suministro eléctrico del 5,9%, de acuerdo con las cifras que maneja el sector. En la actualidad existen hasta siete modelos de de grupos tarifarios de alta tensión y salvo, dos de ellos, las empresas energéticas asumen que pagarán más con la nueva factura. 

“Son empresas con locales que necesitan 24 horas suministro eléctrico. Muchas de ellas son fábricas o industrias que no paran ni un solo segundo durante todo el año por lo que la tarifa por valles no tiene sentido aplicarlas”, apuntan las voces consultadas.

El Gobierno asume que no habrá reducción

El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha querido simplificar la explicación del funcionamiento de la factura eléctrica con el objetivo de dar menos datos y más claros a los consumidores. A pesar de que en un principio se diseñó para conseguir cierto respiro a los bolsillos, fuentes del Ministerio de Transición Energética asumen que “no se producirá un ahorro, más bien se intentará que los españoles sean más eficientes en su consumo”. 

“La nueva normativa busca fomentar un uso cada vez más eficiente de la energía trasladando, cuando sea posible, el consumo de energía a las horas con menos demanda, en la que la electricidad es también más barata y penalizando el consumo en horas punta. Se rebaja el coste de la parte fija de la factura, la potencia contratada, y se le da más peso a la parte variable, la energía consumida. El beneficio final para el consumidor dependerá de lo eficiente que sea en su consumo”, apuntan desde Endesa.

No obstante, el Gobierno tiene una bala de plata para dibujar un abaratamiento de la factura de la luz, que el pasado abril se convirtió en la más cara de la historia. El Ejecutivo pretende ingresar 7.000 millones de euros a través del Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE), que será pagado por las empresas energéticas para reducir ese coste a los clientes.

La idea es que para llenar este fondo las empresas que más peso tengan en su facturación las energías más contaminantes sean las que más aporten. 

La CNMC aseguró que dicho reparto tendrá un impacto en el precio final de los consumidores de energía, en la medida en que las comercializadoras de gas, electricidad, operadores al por mayor y distribuidoras de GLP y productos petrolíferos, trasladen dicho coste o una parte del mismo al precio final que paga el consumidor. 

Así, el regulador calcula que los clientes pagarán unos 80 euros más a final de año en las facturas del gas o de la gasolina.

Factores sectoriales

Pero en plena regulación en el sector de las energéticas, el precio de la luz se ha topado con una tormenta perfecta “que difícilmente hará que se pague menos” durante este año. Tal y como contó El Independiente, el coste por las emisiones de dióxido de carbono se han encarecido un 50% en apenas cinco meses, por la aparición de inversores especulativos. El precio del gas es otro factor que preocupa demasiado al sector energético, tensionado desde inicios de año.

La dura competencia en el sector de las energías renovables es otro de los motivos por los que el precio de la luz sufrirá las consecuencias. José Bogas, consejero delegado de Endesa, sostuvo en una entrevista en Expansión que la llegada de las nuevas compañías al mercado de las renovables traerán consigo “un encarecimiento del 50% por el precio de las subastas”.