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La crisis eléctrica y de suministro pone en jaque la renovación de los coches españoles esperada por el Gobierno

Una carretera de Madrid repleta de coches

Coches circulando por una carretera en Madrid

La tormenta perfecta que se está desatando en la economía española también puede afectar de lleno en las previsiones de la renovación de la flota de automóviles en España. El incremento de los precios de la luz junto a la crisis de los semiconductores son las dos principales razones por las que la venta de automóviles de segunda mano se ha disparado.

De acuerdo a los datos ofrecidos por la consultora MSI para GANVAM (Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos), la compra de vehículos de más de una década de fabricación superará la barrera del millón, lo que supone un incremento del 8% respecto a 2020, un año especialmente significativo puesto que las ventas de coches antiguos se disparó ante el miedo de utilizar el transporte público por parte de la población.

De continuar esta tendencia, el parque automóvil acabaría con una edad media de 13,11 años, muy por encima de las expectativas del Gobierno, que durante los últimos años se ha empeñado en promover la compra-venta de turismos nuevos para sacar de nuestras carreteras a los coches más contaminantes. 

Fuentes del sector de la automoción alertan además que esta tendencia, lejos de suavizarse, se va a incrementar por el alto precio de la electricidad y la falta de componentes, que retrasan las fechas de entrega de los automóviles. “Estamos en un momento muy delicado y el mercado ha empezado a dar señales de debilitamiento, el año que viene puede dar un duro golpe a nuestras cuentas de resultado”, afirman dichas fuentes.

“El sector confiaba en una reactivación de la demanda tras la pandemia, pero la escasez de semiconductores ha llevado al cierre temporal de plantas y a retrasos de varios meses en las entregas de vehículos, impactando de lleno en las previsiones de ventas de los fabricantes en pleno proceso de electrificación”, señala Begoña Cristeto, socia responsable de Automoción, Industria y Química de KPMG en España.

La crisis eléctrica influye en la decisión

La crisis en los precios mayoristas de la electricidad, que ha obligado a cerrar empresas puesto que no son capaces de rentabilizar su producto debido al incremento de los costes, también va a influir en la decisión de compra y, probablemente, en el coste de adquirir uno.

“Tenemos que ajustar precios, como en toda empresa de la industria, y en unos meses los precios en los coches eléctricos se verán incrementados, lamentablemente”, se lamentan las mismas fuentes del sector. Cabe recordar que, de acuerdo a la patronal Anfac, el precio medio de un coche eléctrico es de 23.000 euros, mientras que uno de gasolina ronda los 17.000 euros. 

Con un sobrecoste del 135% respecto al inicio de octubre de 2020, recargar un coche por la noche (horario valle) hace 365 días costaba 190 euros, por los 447 euros que supone con el precio actual de la electricidad. Además, en lo que va de 2021, el aumento ha sido de casi un 40% (302 euros) de media lo que ha provocado que la amortización de un vehículo eléctrico tarde más años, según un informe de OCU.

“Obviamente, el aumento de precios de la electricidad pudiera tener algún impacto sobre las decisiones de compra de vehículos eléctricos, máxime en un momento de incertidumbre para el consumidor sobre las tecnologías existentes en el mercado. Con la subida del precio de la luz, se puede producir un aumento en el tiempo de amortización del mayor coste del vehículo eléctrico, aunque el repostaje en los vehículos con motor de combustión sigue siendo muy superior”, arguye Begoña Cristeto.

Los semiconductores retrasan los pedidos

Con el precio de la electricidad en máximos históricos, la ruptura en la cadena de suministros de semiconductores también complica la venta de coches nuevos y, por tanto, menos contaminantes. En algunos concesionarios españoles, la demora ya supera el medio año.

“La crisis global de componentes está lastrando el ritmo de fabricación de los vehículos y provocando un efecto en cadena: el concesionario no tiene stock para atender la demanda y el comprador sufre, por tanto, retrasos de más de cuatro meses en la entrega del vehículo nuevo. Este retraso en la entrega del vehículo nuevo desplaza la demanda al mercado de ocasión”, dijo Raúl Palacios, presidente de la patronal Ganvam en una entrevista a Cinco Días.

Renault, sin ir más lejos, comunicó este mismo viernes que dejará de vender alrededor de medio millón de vehículos durante este años por culpa de la falta de semiconductores. El grupo francés redujo un 31% la comercialización de automóviles hasta el tercer trimestre.

“La escasez de semiconductores es además un problema que se prevé se alargue hasta bien entrado el próximo año, si no hasta 2023. A ello se ha unido, además, la escasez de contenedores para el transporte a nivel global, lo que está dificultando aún más, el abastecimiento de las factorías”, puntualiza Cristeto. 

Y el litro de la gasolina, disparado

Mientras la crisis en la venta de automóviles nuevos se acrecienta, el precio de los combustibles no frenan su escalada.  El precio medio del litro de gasolina continúa su escalada y encadena siete semanas consecutivas de ascensos tras subir un 1,16% en los últimos siete días y situarse en los 1,483 euros, su mayor nivel desde comienzos de marzo de 2013, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea 

El precio medio del litro de gasóleo también continúa con su espiral alcista y acumula siete semanas seguidas de aumentos tras incrementarse un 1,65% y situarse en los 1,357 euros, una variación con la que su cotización marca máximos desde comienzos de diciembre de 2013.

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