Inditex tiene encima de la mesa la posibilidad de traspasar su negocio en Rusia. Casi nueve meses después de la guerra de Ucrania, el gigante textil está barajando qué hacer con las cerca de 500 tiendas en régimen de alquiler que permanecen cerradas. El grupo abona las nóminas de los más de 9.000 empleados, pero la situación bélica se extiende sin un final claro.

La matriz de marcas como Zara, Bershka, Pull&ear, Stradivarius, Oysho o Massimo Dutti cesó la actividad en suelo ruso el 5 de marzo. El consejero delegado de Inditex, Óscar García Maceiras, ha señalado en un acto en Zaragoza este martes que la compañía sigue prestando apoyo a sus equipos en los dos países en guerra desde entonces. "Seguimos monitorizando la situación y valorando distintas alternativas", ha dicho.

Sin embargo, no ha confirmado ninguna decisión tras las informaciones publicadas por el medio ruso Kommersant, recogidas por Europa Press, que apuntan a la posibilidad de transferir sus activos rusos a socios de un país "amigo", por ejemplo, del Sudeste Asiático o del Golfo Pérsico.

El mercado ruso representaba hasta el inicio del conflicto bélico el 8,5 % del resultado bruto de explotación de la compañía. Y sus ventas se acercaban al 5% del total, unos 1.000 millones de euros.

Los planes citados por la prensa rusa pasarían por mantener Zara (86 tiendas) operando aunque con otro nombre, mientras que firmas como Massimo Dutti, Oysho y Zara Home saldrían del mercado completamente.

El grupo textil cifraba el coste de mantenerse en Rusia en unos 20 millones de euros mensuales, hasta una hipotética vuelta a la actividad comercial. Para hacer frente a la suspensión -también del comercio online- durante este ejercicio fiscal, ha provisionado 216 millones de euros.