Si todo va por la senda que el Gobierno de coalición ha diseñado, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tienen por delante un larga legislatura. Y es que el anuncio de ERC de no entorpecer los PGE para 2021 supone todo un balón de oxígeno para socialistas y morados. Los de Oriol Junqueras han ido mucho más lejos de lo esperado, al emitir el pasado viernes un comunicado en el que afirmaban que "bloquear los Presupuestos Generales del Estado, que son una necesidad urgente también para el conjunto de catalanes y catalanas, sería una grave irresponsabilidad".

Con unas cuentas para 2021, parece asegurada la continuidad de esta legislatura. Siempre queda la opción de prorrogarlas dos años si las cosas se le tuercen al Gobierno con sus socios parlamentarios. La gran diferencia con la situación actual es que el Ejecutivo de coalición ha heredado unos Presupuestos de un signo político contrario al suyo, del PP, y la situación comenzaba a ser insostenible para Moncloa, que ha hecho de la negociación presupuestaria su prioridad absoluta. Con unas cuentas propias, las prórrogas ya no se antojan un escenario imposible.

ERC adelanta los argumentos de su apoyo presupuestario

Es cierto que ERC limita el alcance de su compromiso al debate de las enmiendas a la totalidad, la próxima semana, pero eso en apariencia. Porque lo que hacen los republicanos independentistas es adelantar algunos de los argumentos de un "sí" a las cuentas. "No nos podemos permitir el 'no a todo'. Seguramente es la posición más fácil, pero no la que necesita la ciudadanía de Catalunya, nuestras empresas y nuestro tejido social", aducen para agregar que "nos encontramos en un momento social y económico muy delicado".

Y aunque afirman que si bien no van a impedir su tramitación "estamos muy lejos de poder "apoyarlos", expresan su disponibilidad a trabajar para que estas cuentas "sean justas con Catalunya y con las necesidades de la ciudadanía en la situación actual".

No deja de ser un acto de reafirmación ante los cuatro diputados de Junts, que sí van a pedir la devolución al Gobierno de las cuentas, y en pleno periodo preelectoral catalán. Lejos de provocar un retraimiento en ERC, marca perfil propio con un anuncio de colaboración a plena satisfacción del Gobierno. Sin embargo el antecedente de la espantada de ERC en 2018, abocando al país a unas elecciones tras rechazar los Presupuestos que elaboró entonces el gobierno monocolor de Sánchez, no se olvida del todo entre los muros de Moncloa.

Bien es cierto que el Ejecutivo de coalición no ha ahorrado en gestos hacia ERC. Primero con el control de los precios del alquiler, luego aceptando la comparecencia de Sánchez cada dos meses para explicar el actual estado de alarma por el coronavirus, para acabar con la que puede ser una de las mayores cesiones, esto es, el fin del castellano como lengua vehicular en la escuela catalana. Todo un logro para las bases electorales independentistas.

Y mientras tanto y a pesar de todo, Ciudadanos ha decidido atornillarse a la mesa de negociación presupuestaria incluso para disgusto, no sólo de ERC, sino también de Unidas Podemos, cuyo portavoz parlamentario, Pablo Echenique no hace más que provocar a los naranjas para que desistan.

"Gracias por apoyar nuestros presupuestos socialcomunistas", arremete Echenique contra los naranjas vía Twitter. Acaso teme que el respaldo de la formación de Inés Arrimadas espante finalmente a ERC, una vez que su portavoz en la Cámara Baja, Gabriel Rufián, no se cansa de decir que son incompatibles con Ciudadanos y no imagina que ambas formaciones puedan llegar a apoyar los mismos Presupuestos.

En todo caso Hacienda se conforma con una abstención de Ciudadanos. Les basta con que no bloquee unos nuevos Presupuestos que sólo necesitan más votos a favor que en contra, sin mayorías reforzadas.

Del todo a la nada en cinco días

Ahora bien, en Moncloa son conscientes de que la volatibilidad política es una seña de identidad de los nuevos tiempos. Y los apoyos de ahora se pueden tornar en lanzas después. Que se lo digan al ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy. En el tiempo que media entre el 25 de mayo de 2018 y el 30 del mismo mes, pasó del todo a la nada. El 25 conseguía, de forma agónica, sacar los Presupuestos, aún vigentes, con el apoyo de Ciudadanos y del PNV. El día 30, los nacionalistas vascos comunicaban al Gobierno su apoyo a la moción de censura de Pedro Sánchez.

El 1 de junio Rajoy dejó de ser jefe del Ejecutivo.