En pleno debate por los escándalos fiscales de Juan Carlos I, la expectación ante el discurso de Nochebuena del Rey Felipe VI era máxima. El jefe del Estado ha deslizado una sutil referencia a la situación de su padre, aunque abierta a interpretaciones. Su Majestad ha recordado el compromiso que adquirió el mismo día de su Proclamación en 2014 -entonces era el caso Nóos el que dañaba a la Corona- cuando habló de "los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas", y ha reiterado que esos son unos "principios que nos obligan a todos, sin excepciones", que "están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares".

"Así lo he entendido siempre, en coherencia con mis convicciones, con la forma de entender mis responsabilidades como jefe de Estado", ha defendido, para acto seguido poner en valor el "espíritu renovador" que, asegura, ha representado a su reinado "desde el primer día". Esta ha sido la única alusión indirecta a la figura del emérito en un discurso que ha durado algo menos de 15 minutos y que ha estado centrado en las principales preocupaciones de los españoles en un año "muy duro y difícil": la pandemia del coronavirus y la crisis económica y social derivada de la misma.

Felipe VI ha querido comenzar su tradicional mensaje navideño recordando "con emoción y con todo el respeto" a los miles de fallecidos por el coronavirus, que han dejado "un vacío imposible de llenar" en "miles de hogares" españoles; y agradeciendo la labor de los sanitarios, que "siguen afrontando esta lucha con una gran carga emocional y física sobre sus espaldas". Además, frente al "sufrimiento, tristeza o temor" que ha traído consigo la pandemia, el monarca ha pedido encarar el futuro con "determinación y seguridad", y ha hecho un llamamiento a la "responsabilidad individual", que sigue siendo "imprescindible" hasta que se complete el proceso de vacunación.

El incipiente "reto" de la crisis económica derivada del Covid-19 ha sido otro de los ejes de su discurso. El Rey ha querido hacer hincapié en que la lucha contra el desempleo, especialmente el de los jóvenes, ha de ser una "preocupación fundamental" porque "España no puede permitirse una generación perdida". Y ha recordado el carácter "decisivo" de "fotalecer el tejido empresarial y productivo" para, en suma, evitar que la crisis económica derive también en una "crisis social".

En este punto, se ha dirigido al conjunto de los españoles para pedir "un gran esfuerzo nacional" que impulse la inversión y la creación de puestos de trabajo, un fin para el que ha puesto en valor el "esfuerzo" individual de cada persona, el de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el "importante" apoyo que supone Europa para "afrontar esta crisis".

Pero sobre todo, ha reivindicado la unidad de todos los españoles y la Constitución como los dos pilares fundamentales de todos los "avances y progresos conseguidos en democracia", y ha asegurado que esta vez no será una excepción. Para ello, el Rey ha hecho bandera del "sistema de convivencia democrática" que caracteriza a nuestro país, y, aunque de forma indirecta, ha hecho un llamamiento a aparcar la crispación que define en estos momentos sobre todo a la clase política, recordando que la democracia es "el resultado del reencuentro y el pacto entre los españoles después de un largo período de enfrentamientos y divisiones".

"Hemos visto el coraje y el nervio de este país. Hemos sentido el pulso de nuestra sociedad que, pese a todo, ha mantenido a España en pie", pronunciaba. Y al término de su discurso, y frente a las voces que también dentro del Gobierno claman contra la monarquía como una institución que "divide", se ha ofrecido a sí mismo y a la Casa Real "a todos", para "superar esta situación" y "salir adelante". "España saldrá adelante. Y, como Rey, yo estaré con todos y para todos", finalizaba.

Detalles cargados de simbolismo

En esta ocasión, Felipe VI ha escogido para su discurso de Nochebuena una decoración con una gran carga simbólica por el díficil año que ha atravesado el país a causa de la pandemia. En concreto, en la fotografía enmarcada a la derecha de Su Majestad, aparecía él mismo junto a la Princesa de Asturias en el momento de depositar dos rosas blancas ante el pebetero del homenaje de Estado a las víctimas del Covid-19, que tuvo lugar en Madrid el pasado 16 de julio.

En el eje central, como es habitual, se han ubicado las banderas de España y de la Unión Europea, y a la izquierda del Rey se han colocado los tradicionales símbolos navideños: el nacimiento de Jesús y el Árbol de Navidad.