El ritmo de contagios crece a una velocidad trepidante. La incidencia de la pandemia en Euskadi se acerca cada vez más a la zona roja –más de 500 casos por cada 100.000 habitantes- y coloca a ciudades como Bilbao a las puertas de su confinamiento y cierre de la hostelería. El impacto de los encuentros navideños se deja sentir ya en los hospitales vascos, en los que en sólo trece días el número de ingresos ha crecido un 47%. Las autoridades vascas hace tiempo que han elevado el tono y la voz de alarma ante la necesidad de reforzar la vigilancia ante el mayor riesgo de contagio que ya se ha extendido en la sociedad.

Otro indicador del empeoramiento de la situación es la tasa de positividad. Ayer alcanzó el 8,2% entre los test realizados, cuando sólo un día antes la tasa era del 6,8%. Supone la tasa de contagios más alta en dos meses. Sin embargo, el impacto de la crisis sanitaria parece no tener por ahora impacto en algunos colectivos sociales.

Mientras el número de pacientes ingresados en los centros hospitalarios crece de modo inquietante, también lo hacen los episodios de concentraciones ilegales, fiestas y botellones en localidades del País Vasco. Sólo el pasado fin de semana la Ertzaintza impuso 735 multas por incumplimiento de las medidas de seguridad o por participa en concentraciones ilegales. Además, en las acciones llevadas a cabo para disolver botellones los agentes detuvieron a 18 personas. Intervenciones que en muchos casos se desarrollaron con graves enfrentamientos y agresiones hacia los agentes.

En el caso de los hospitales vascos la incidencia empieza a ser preocupante. Si el pasado 4 de enero el número de ingresos por coronavirus era de 277 personas, los datos aportados ayer por la sanidad pública vasca elevaba esa cifra hasta los 409. En menos de dos semanas el nivel de hospitalización ha crecido en un 47%. La media de hospitalizaciones a causa del Covid es ahora de 54 personas cada día.    

Contagio de jóvenes

Lo más preocupa es la velocidad con la que se está propagando el virus en esta ola. La tasa de incidencia a 14 días se sitúa hoy en los 472 casos por cada 100.000 habitantes, cuando hace sólo dos días la incidencia era de 385 o a finales de diciembre de 285. En el caso de la ciudad más poblada de Euskadi, Bilbao, la estimación es que antes del viernes se alcance el nivel de los 500 casos –actualmente se encuentra en los 476- por cada 100.000. A partir de entonces el protocolo fijado por el Gobierno vasco establece que los municipios con esa tasa de incidencia quedan confinados. Además, en ellos se cerraría la hostelería hasta que se lograra rebajar el impacto de la epidemia.

Por ello el Gobierno vasco quiere reforzar las medidas que limiten la movilidad. El lehendakari Urkullu es partidario de adelantar el toque de queda de las 22.00 horas actuales a las 18.00 horas de la tarde o en su caso a las 20.00 horas. Una reclamación que ha trasladado verbalmente al presidente de Gobierno y que requeriría modificar el decreto de alarma en vigor hasta el próximo mes de mayo.

La situación es especialmente preocupante entre la población más joven. En el colectivo de entre 17 y 18 años sólo los tres últimos días la incidencia acumulada ha pasado de 467 casos por cada 100.000 a rebasar los 510 casos. Es con mucho el grupo poblacional con mayor riesgo de contagio en la situación actual.  

Política de vacunación

A todo ello se suma la incidencia que el virus está teniendo en muchas residencias del País Vasco con episodios de contagios generalizados en algunas de ellas. Desde el inicio de la pandemia sólo en Euskadi se contabilizan casi 950 muertes en los centros de mayores. Pese a ser el colectivo que en primer lugar se ha procedido a vacunar, la medida en muchos casos ha llegado demasiado tarde. Los casos de centros con la práctica totalidad de sus internos contagiados se han repetido. Esta semana las autoridades sanitarias comenzarán a distribuir la segunda dosis de la vacuna en las residencias.

Una cuestión que ha provocado el enésimo enfrentamiento entre Gobiernos. Mientras las autoridades vascas han apostado por almacenar la mitad de las dosis para asegurar la vacunación completa de quienes accedían a ser vacunados, en la mayoría de Comunidades Autónomas se han dispensado todas las vacunas entregadas. En el caso del País Vasco no ha sido hasta 21 días más tarde cuando se han inyectado las dosis entregadas el pasado 27 de diciembre. Esta decisión ha llevado al Ejecutivo a primar en la política de entrega de vacunas a los Gobiernos autonómicos que registran mayores niveles de distribución de sus vacunas. Por el momento el recorte impuesto por Pfizer, que ha reducido un 56% la entrega de dosis, afecta a todos.

Con el protocolo establecido en la sanidad pública el País Vasco figura como la que menor ratio de vacunación registra. Por el momento los responsables de Salud han defendido su decisión y aseguran que sancionarles por ello es "injusto". La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, confía en que la situación se pueda reconducir y que el País Vasco vuelva a recibir las mismas dosis que le corresponden, independientemente de la política de vacunación aplicada.