La sombra del 'tamayazo' es alargada y no hay formación política que esté del todo a salvo de esta amenaza. Siempre o casi siempre existe algún verso suelto. Hay llamadas, hay maniobras, hay presiones y, sobre todo, hay silencio. Inés Arrimadas dio luz verde a una operación que llevaba semanas encima de la mesa y de la que Fernando López Miras, el principal damnificado de toda esta vorágine de traiciones, no tuvo conocimiento hasta pocas horas antes de hacerse efectiva. En un principio, se trataba de una maniobra focalizada al ámbito autonómico y municipal que, sin embargo, ha desatado un terremoto político en toda España, con anticipo electoral en Madrid incluido.

"En Murcia hay partido", dicen fuentes de la formación liberal, conocedoras de los rumores que han recorrido en las últimas horas los pasillos del Palacio de San Esteban y que apuntan a varios diputados 'díscolos' de Ciudadanos que podrían dar la sorpresa el próximo jueves 18 de marzo. Si no hay cambios, ese día se votará en la sede parlamentaria regional la moción de censura registrada por PSOE y Ciudadanos para desalojar al popular López Miras y convertir en nueva presidenta de la Asamblea a Ana Martínez Vidal, coordinadora regional de Ciudadanos y hasta ahora portavoz en el ejecutivo regional.

Los seis diputados de Ciudadanos, sin excepción, firmaron la moción que el vicesecretario general del partido y número dos de la presidenta, Carlos Cuadrado, llevó personalmente a Murcia en la noche del martes, horas antes de que todo saltase por los aires. A pesar de que Inés Arrimadas haya vinculado la moción de censura a una decisión autónoma de Cs en Murcia ante el deterioro de las relaciones con el PP, a algún miembro del equipo naranja sí pilló de imprevisto la visita del hombre fuerte de la dirección nacional, según transmiten las fuentes consultadas.

Para que la moción de censura salga adelante, el próximo jueves deberán votar a favor todos los diputados del PSOE y todos los de Ciudadanos. Juntos suman los 23 escaños necesarios para la mayoría absoluta. Incluso aunque dos diputados naranjas fallasen en el último momento, la moción cuenta con el comodín de los dos escaños que ostentan los morados, aunque ésto forzaría a Arrimadas a gobernar en Murcia con el apoyo de Unidas Podemos, un coste, en estos momentos, asumible por la formación liberal.

La única salida que le queda al PP para dar la vuelta a la situación es lograr convencer a tres diputados de Ciudadanos para que voten en contra de la moción a cambio de dar cobijo en el ejecutivo regional a los díscolos liberales. Es un escenario "complicado", reconocen fuentes del entorno de López Miras, pero no es imposible. Los fuertes desencuentros internos y la división en las filas del equipo naranja en la Región -algunos de ellos también enfrentados a la dirección nacional- abre una pequeña vía de esperanza para los populares.

Isabel Franco y el 'clan de la Alcantarilla'

Descartados Ana Martínez Vidal -si la moción sale adelante se convertirá en la próxima presidenta de la Región de Murcia- y Juan José Molina, los dos artífices de la estrategia para desbancar a López Miras, el "aparato puro" como les definen algunos miembros de la formación liberal, sólo quedan cuatro posibles 'disidentes' del plan trazado por Inés Arrimadas y su equipo de confianza.

La primera persona que está en el foco y que ha provocado más de un dolor de cabeza a la líder de Ciudadanos es la actual vicepresidenta regional, Isabel Franco. De hecho, cuando López Miras firmó este miércoles el cese de todos los consejeros de Ciudadanos, salvó de la quema a su vicepresidenta y al titular de Empleo, Miguel Motas, aunque éste no tiene escaño en la Asamblea y, por tanto, no participará en la moción del jueves. Este movimiento fue entendido por algunos como un guiño del todavía presidente murciano a Isabel Franco, enfrentada a su vez a Ana Martínez Vidal y a la dirección nacional.

Vidal, a la que algunos críticos señalan por tener una "ambición desmedida", maniobró amparada por la dirección nacional para forzar a López Miras a promover una remodelación del ejecutivo murciano que le permitiese a ella ascender a la Vicepresidencia, desalojando por tanto a Isabel Franco. Después de varios intentos fallidos por parte de la cúpula de Ciudadanos para convencer a Franco de que renunciase por las buenas a la vicepresidencia y se quedase como consejera rasa en favor de Martínez Vidal, ésta última maniobró ofreciendo al presidente un caramelo que éste no quería ni podía rechazar a cambio de la ansiada remodelación: una proposición de ley para que López Miras pudiese presentarse a las autonómicas de 2023 mediante la reforma del actual Ley del Estatuto del Presidente, ya que, según los términos en que está establecida, el barón del PP no podía volver a liderar las listas de su partido en las siguientes autonómicas. No obstante, el presidente murciano hizo oídos sordos a las prisas de Martínez Vidal porque cumpliese el "pacto" y la ascendiese a la vicepresidencia.

Junto a Isabel Franco, de la que fuentes de los liberales murcianos aseguran que mantiene, además, un excelente relación con Albert Rivera, se posiciona Francisco Álvarez. Él y Franco son "uña y carne", según su entorno. "Lo que haga uno, hará el otro", aseguran. A ambos se les conoce en la Región como el 'clan de la Alcantarilla' por los vínculos que unen a ambos con esa localidad: Franco fue jefa de prensa en el Ayuntamiento de Alcantarilla entre 2001 y 2010 y Álvarez también fue concejal allí durante varios años.

Valle Miguélez, el más difícil todavía

Más complicado lo tendría López Miras para convencer a la diputada Valle Miguélez, que va en tándem con el presidente de la Asamblea y sexto diputado de Ciudadanos, Alberto Castillo. Las fuentes consultadas explican que es "casi imposible" que Castillo rompa la dinámica de voto de su propio partido pese a sus vinculaciones con el PP, pero en Miguélez sí ven una posibilidad por su afinidad con Fran Hervías, uno de los miembros más fuertes de la cúpula de Albert Rivera.

Miguélez se sumó en su momento al sector riverista de Ciudadanos que defendió la continuidad de Hervías -secretario de organización del partido naranja hasta marzo de 2020- en el partido y, más allá de Franco y Álvarez, es la dirigente menos 'oficialista' a la que López Miras podría tratar de convencer. Todo apunta a que en los próximos días, los teléfonos no pararán de sonar en San Esteban. Y la indecisión de algunos de los diputados citados podría llevar a Inés Arrimadas a perderlo todo.