El Banco de España ha presentado este lunes su Informe Trimestral de la Economía Española en el que ha estimado que el país recuperará los niveles de PIB prepandemia a finales de 2022 (1,9%) y que mantendrá esas cifras en 2023, si no se producen improvistos que puedan retrasar estos planes (como sucedió con la tormenta Filomena o con las distintas nuevas variantes del virus).

Sin embargo, el supervisor estima que el empleo no solo recuperará el próximo año los niveles que tenía antes de que estallase la crisis del Covid, sino que los podría mejorar. Según sus cálculos, la tasa de paro se situará en el 14,7% en 2022, pero podría llegar a bajar al 13,7% en el escenario más favorable, mientras que en 2019 era del 14,1%. En 2020, el paro alcanzó el 15,5% y este año previsiblemente se quedará por encima, en el 15,6%. El último año sobre el que el organismo ha comunicado sus previsiones es 2023, cuando cree que la tasa de paro se quedará en el 13,7%.

Ambos datos suponen sendas mejoras frente a lo que el Banco de España esperaba hace unos meses, a pesar de que en la tasa de paro no entran los afectados por los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), mecanismo del Gobierno que 2021 dejará de proteger a los trabajadores, algo que podría llevar a engrosar las cifras de desempleo.

Ahora mismo quedan en ERTE unos 470.000 trabajadores. Además, el banco advierte de que un "hipotético repunte de las insolvencias empresariales" llevaría a una mayor pérdida de empleos, escenario sobre el que están alertando las principales organizaciones empresariales, que denuncian que aún no han recibido ni un solo euro en ayudas, lo que podría llevar a muchas a no volver a levantar la persiana tras las vacaciones de verano.

En concreto, el Colegio de Gestores Administrativos estima que el 25% de las pymes no sobrevivirá al verano sin ayudas, es decir, que en total 700.000 empresas tienen sus cuentas al límite tras un año y tres meses de crisis sanitaria.

Pero esos dos factores no han impedido que el Banco de España crea que las cifras de empleo serán mejores de lo que creía hace unos meses, en marzo. En parte, lo explica por la evolución del ciclo económico, pero hay otra razón que lleva al supervisor a ser optimista con respecto al empleo: que las cifras de paro actualmente están desinfladas, por lo que podrían incorporarse a la actividad un mayor número de personas.

Lo ha explicado Mario Izquierdo, uno de los autores del estudio: "En el primer trimestre nos volvió a sorprender este aumento de personas inactivas que estaban disponibles para trabajar pero no realizaron ningún método activo de búsqueda de empleo". "Eso bajó la tasa de actividad y supuso una sorpresa a la baja en la tasa de paro, que nosotros a lo largo del horizonte esperamos que se vayan incorporando al mercado de trabajo (...) lo que explica parte de la revisión que hemos hecho en estas previsiones".

Los inactivos, casi 17 millones

Las personas inactivas, es decir, que no trabajan ni buscan un empleo y están en edad de trabaja, eran 16,76 millones en el primer trimestre, según se desprende de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE). De esa cifra, casi un millón y medio cuentan con formación superior, el peor dato de la serie histórica solo con la excepción de 2019, el año de la pandemia.

En total, durante el primer trimestre las personas inactivas o «población ajena al mercado laboral» crecieron en 195.300 hasta superar el millón: 1.096.200 personas no pudieron buscar empleo a pesar de estar disponibles para trabajar. Al respecto, el director de Randstad Research, Valentín Bote, ha explicado a este medio que la pandemia llevó a muchos a no poder demostrar que estaban en búsqueda activa de empleo, aunque posiblemente un porcentaje considerable sí lo esté buscando, y probablemente lo encuentre aunque no llegue a inscribirse en las oficinas de desempleados.

Es decir, que se trataría de personas que se quedaron sin empleo "de la noche a la mañana" pero "que evidentemente quiere trabajar", por lo que recomienda, en el mismo sentido que apunta el Banco de España, dejar pasar unos trimestres para observar si las personas que ahora engrosan las cifras de inactividad vuelven a la actividad.