Es una mañana de viernes. Suenan, a lo lejos, las campanas de la catedral. Luis Salvador (Córdoba, 1963) desfila por el ayuntamiento de Granada sin vacilaciones. Durante la mañana, sube y baja las escalinatas en repetidas ocasiones. Nadie diría que está con la soga al cuello desde que hace once días la mayoría de su equipo de Gobierno huyera en desbandada. Seis concejales del Partido Popular y otros dos de su propio partido, Ciudadanos, dimitieron en bloque, abriendo tras la murciana una nueva crisis en plena reunificación del centro-derecha.
Desde entonces, Salvador -al frente de la mayor ciudad española cuyo gobierno encabeza directamente Ciudadanos- resiste enrolado con el último incondicional, José Antonio Huertas, repartiéndose comisiones y actos. “Quieren que me acelere y ahora es importante mantener la tranquilidad”, comenta en una entrevista con El Independiente. La conversación discurre en su despacho de alcaldía, una estancia que preside un óleo en el que Mariana Pineda, una liberal ejecutada durante el reinado de Fernando VII, marcha hacia el patíbulo. Salvador, que fue senador socialista antes de ser diputado y alcalde naranja, rechaza estar al final de su trayecto en el consistorio, cerca del cadalso. “Estoy cargado de legalidad y legitimidad para todo el mandato”, advierte.
Pregunta.- ¿Cómo se encuentra?
Respuesta.- Me encuentro como siempre, con sentido de la responsabilidad para intentar que se hagan las cosas lo mejor posible para Granada y los granadinos. Siempre he valorado que aquello que representas es a lo que te tienes que deber. Y en este caso, un alcalde se debe a la sociedad.
P.- ¿Tiene la sensación de estar viviendo los últimos días como alcalde?
R.- Yo siempre he dicho que la política hay que vivirla día a día y cada día lo tienes que celebrar como un éxito y con logros para la gente. Y por tanto esa filosofía la ha mantenido siempre. No tengo nunca marcos temporales más allá del siguiente día de trabajo. Así ha sido toda la vida en mis responsabilidades políticas, porque la política es muy cambiante. En muy poco tiempo suceden muchas cosas y después también suceden muchas cosas imprevisibles.
Detrás de la crisis en Granada está Fran Hervías (ex secretario de Organización de Ciudadanos)
P.- ¿Ha hablado ya con Inés Arrimadas?
R.- No, todavía no. Hablamos al principio de todo esto. Seguramente hablaré con ella en el transcurso de este fin de semana y si no, pues el lunes o el martes a más tardar.
P.- Entiendo que ella hablará a su vez con Pablo Casado…
R.- Yo no sé con quién va a hablar. Ella se ha posicionado ante la situación de Granada igual que toda la dirección nacional, esto es, hay un acuerdo a cuatro años y lo que han hecho ha sido pedir al Partido Popular que lo respete. A partir de ahí, como eso no está sucediendo, tenemos que estar abiertos a todo tipo de escenarios, independientemente de que antes de dar el paso de otros escenarios, lo normal es que yo hable con ella para que tenga la última oportunidad de la acción que ella quiera desarrollar.
P.- Dos de los cuatro concejales de Ciudadanos le han dejado. ¿Se siente solo y abandonado por su partido?
R.- En absoluto. Mi partido me ha apoyado permanentemente. Las muestras de apoyo, tanto a nivel nacional como autonómico, han sido permanentes. El partido en la provincia y la gran mayoría de afiliados están conmigo. Jamás tendré sensación de soledad. Si hay algo que caracteriza a esta situación es que no tiene ningún sentido en la lógica de que se trata de un proyecto que funciona bien. Por tanto, no se trata de cuántos concejales están contigo en este momento, sino de qué apoyo y que tienes detrás y qué gente está satisfecha con el trabajo que estamos desarrollando.
P.- ¿Se siente traicionado por sus propios concejales?
R.- No me gusta utilizar ese tipo de palabras porque sería conmigo personalmente. Lo que sí creo es que ha habido gente que se ha portado desleal con las siglas que ocupa y con el propio proyecto de Ciudadanos en un momento en el que no correspondía. No había ningún motivo para que justificase que en ese momento en concreto hicieran eso. Todo funcionaba correctamente. Lo que sí es cierto que detrás de toda la crisis de Granada, aunque el Partido Popular no puede eludir tampoco su responsabilidad, está sobretodo Fran Hervías [ex secretario de Organización de Ciudadanos] porque Sebastián Pérez dijo que Hervías le había comentado que si se apartaba, ellos hacían el resto del trabajo. Ya lo estamos viendo. Manuel Olivares [uno de los concejales díscolos] está con él desde hace mucho tiempo.
No pienso en la moción de censura del PSOE. La solución tiene que venir desde el sosiego
P.- Este sábado concluye un ultimátum dado por el PSOE bajo amenaza de una moción de censura para apartarle…
R.- No pienso ni siquiera en el ultimátum. La solución tiene que venir desde el sosiego. El PSOE tiene que ver si quiere ahondar la posibilidad de un acuerdo por una vía política o intenta obtener el poder como sea, sirviéndose de un tránsfuga como Sebastián Pérez. No creo que sirva para mejorar las cosas.
P.- Lleva diez días gobernando en compañía de un solo concejal. ¿Es factible?
R.- Estamos así desde que los concejales del PP salieron del gobierno, incomprensiblemente y eludiendo su responsabilidad. Yo respondí activando un plan para garantizar que el ayuntamiento funcionase correctamente y que nadie se desorientase. Tuve una reunión con todos los coordinadores y directores de área, con todos los responsables de cada uno de los servicios. Este alcalde está haciendo todos los actos de representación que tiene que hacer, como ha hecho siempre y haciendo alguno más si hace falta. Y hemos hecho todas las comisiones informativas, las siete, entre nosotros dos. El próximo pleno será probablemente el mejor pleno en contenido político de los plenos que se han hecho en estos dos años, teniendo en cuenta todas las mociones, ruegos, preguntas que introduce todo el conjunto de la oposición y por tanto, haciendo que esta institución y esta ciudad funcionen.
P.- ¿Pero es una opción viable para los dos años que restan?
R.- Evidentemente no pero en un momento como el que se ha producido, cuando se crea una crisis repentina y algunos concejales dimiten de su puesto y de su responsabilidad, también con Granada, ¿alguien entendería que se tomase una decisión acelerada, precipitada, producto de la urgencia? Lo que hay que hacer es dar imagen de normalidad. Desde el primer momento dije claramente que la pretensión en absoluto es hacer que esto dure dos años, sino que dure solamente unas pocas semanas, las suficientes para dar la respuesta que mejor requiere Granada.
P.- Insiste en darse el plazo de unas semanas…
R.- Entiendo que en dos semanas habrá seguramente una solución.
P.- ¿Echa de menos al equipo de Gobierno que le dejó?
R.- [Vacila] Bueno, ¿Qué es echar de menos?…
P.- Quizás trabaje más cómodo ahora…
R.- Siempre he trabajado cómodo. He hecho que todos ellos trabajaran cómodos, desarrollando sus responsabilidades con bastante autonomía dentro de un proyecto colectivo y del alcalde. Nadie puede tener, ni la tenían ni lo han dicho, ninguna excusa de que haya habido un mal funcionamiento. Lo ideal es que todo esto no hubiese sucedido.
P.- ¿Se puede volver atrás?
R.- Ellos dicen que no van a volver atrás. Otra cosa es que lo más sensato sería que volvieran atrás. Por eso tengo que hablar con mi dirección, que es la que tiene el compromiso, en este sentido, cerrado con el PP. Hay doscientos compromisos cerrados con el PP en muchas ciudades de toda España y Ciudadanos lo está respetando.
Este ayuntamiento sigue el mismo modelo de pacto entre Ciudadanos y el PP que existe en la Junta de Andalucía
P.- ¿La solución también se cerrará, como el pacto de alcaldía, en Madrid?
R.- Me dice usted algún partido que no cierre sus pactos sobre las alcaldías fuera, o sea, a nivel estatal. El diseño de gobiernos autonómicos o locales son acuerdos nacionales.
P.- ¿Le inquieta que esta crisis tenga repercusiones a nivel autonómico, en el pacto de ambos partidos en la Junta de Andalucía?
R.- Tengo que creer las palabras del presidente Juanma Moreno de que no va a provocar un adelanto electoral porque entiende que no puede sumirse Andalucía en cinco meses de parálisis. Y por lo tanto, yo tengo que entender que en ese sentido lo que está diciendo lo va a cumplir y por tanto, separar una situación de la otra. Lo que sí es cierto es que este ayuntamiento sigue el mismo modelo de pacto que existe en la Junta.
P.- ¿Le ha pedido Juan Marín que abandone su cargo?
R.- No hay ningún tipo de fisura y tampoco puede pedirme que abandone. Cuando sabe la situación que hay no la hemos creado nosotros y que precisamente el alcalde hará lo mejor para Granada. Hacer lo mejor es mantener el gobierno. Durante estas semanas las decisiones pasan también por hablar con otro grupos y buscar.
No quiero mezclar lo que sucede en Granada con lo que pasó en Murcia. Fue algo mucho más liado que esto
P.- ¿Es éste un escenario similar al de Murcia?
R.- No creo que tenga nada que ver. Tampoco me gustaría ni siquiera hacer un paralelismo. Lo que ha habido son unos concejales que han dejado su responsabilidad de gobierno y se han ido fuera del gobierno para pedir que les dé la alcaldía. No lo quiero mezclar con Murcia, que creo que fue algo todavía mucho más liado que esto.
P.- ¿Hasta qué extremo está decidido a resistir?
R.- No se trata de resistir sino de encontrar una solución en un tiempo razonable para que la ciudad funcione correctamente. Este alcalde no está en modo resistencia. Este alcalde, en primer lugar, no es el que ha pedido a nadie que se vaya del Gobierno y se genere una crisis política. Ni es el que está teniendo ocurrencias de ningún tipo. Todo el que tenga urgencias es porque tiene detrás un interés y seguramente su interés no coincidirá con el interés general, sino el interés de grupo o interés de partido.
P.- ¿No contempla arrojar la toalla?
R.- ¿Qué es eso de que el alcalde se vaya y tire la toalla? Si el alcalde se va y tira la toalla sin cerrar un acuerdo, entonces lo que estaría haciendo es dejar el ayuntamiento igual de tirado que lo han dejado los concejales que han salido del equipo de Gobierno. El alcalde es una persona seria y este ayuntamiento es una cosa seria y los intereses de Granada es otra cosa seria. Por tanto, un alcalde no puede huir precisamente por haber sido honrado, por haber trabajado lo máximo posible, por haber puesto en marcha muchísimos proyectos. No hay ni por qué huir ni tirar ningún tipo de toalla, porque eso sería de cobardes sino buscar una solución que sea buena para Granada. Esta ciudad lleva dos años sin un conato de corrupción. Este ayuntamiento no ha dado una sola noticia negativa ni desde el área de urbanismo ni desde ninguna otra. El ayuntamiento está mejor que nunca lo ha estado en los últimos diez años.
P.- Usted se reconoce “espartano”…
R.- Sí, lo he dicho toda mi vida. Siempre he sido un luchador. Yo practicaba atletismo y mi prueba era el salto de altura. Y cuando no hacía salto de altura, hacia longitud o carrera de velocidad con vallas. Llevo toda mi vida superando obstáculos. Es lo que me permite tener la sangre fría suficiente, no perder los nervios, no caer en la locura y por tanto, poder tomar decisiones que sean las mejores posibles.
P.- Hablemos de las salidas posibles a este atolladero…
R.- Hay cuatro posibilidades, pero no porque las diga yo, sino porque son las que existen. Una posibilidad es que los que se han ido volvieran a su responsabilidad y por tanto, estaría el asunto cerrado. Si no es así, existe otra posibilidad que es pactar o con el Partido Popular o con el PSOE esa salida y ver entonces cómo dar un gobierno sólido. Otra es incorporar a otros grupos, en lo que no voy a entrar ahora, y ampliar la junta de Gobierno.
P.- Usted se ve en todas ellas como alcalde…
R.- Evidentemente de esas cuatro opciones, en dos estarías como alcalde y en otras dos no. Yo soy realista y no he dicho jamás que voy a ser alcalde sí o sí bajo cualquier circunstancia.
Hubo un intento de coacción a última hora para tratar de cerrar un acuerdo de 2+2. Me negué a firmarlo
P.- La discordia parte del supuesto pacto 2+2 para alternarse en la alcaldía. ¿Existe ese documento?
R.- Cuando el PP plantea que quiere la alcaldía, no lo plantea desde ese prisma y no habla de ese 2+2, que no existe. Hubo un intento de coacción a última hora para tratar de cerrar un acuerdo de 2+2 donde me negué a firmar ningún documento escrito y a dar ninguna rueda de prensa para anunciar que lo había. Yo dije que no tenía competencias para tomar una decisión así y forcé que se hiciera una llamada a Teodoro García Egea. Se me dijo que el acuerdo era para cuatro años y que no se me ocurriera firmar nada.
P.- Nadie le discute que fue hábil…
R.- Más que hábil es que era el único que todo el mundo ha reconocido sumaba catorce votos ese día. Y la política también son matemáticas. La gobernabilidad se consigue teniendo la mayoría suficiente para poder aglutinar esos votos que se necesitan para gobernar. Estoy cargado de legalidad y legitimidad para todo el mandato.
P.- ¿Aquello fue un milagro y espero que ocurra otro ahora?
R.- Nunca ha creído ni en los milagros ni en la suerte. Siempre he dicho que esa señora no la conozco. Por tanto, siempre creo sola y únicamente en el trabajo.
P.- Hay rumores desde hace meses de que usted podría recalar en las filas del PP…
R.- Los hay y también que he pedido una vicealcaldía y que he solicitado ir el número uno en las listas. No son verdad y no tienen nada que ver con la realidad.
P.- Una forma peculiar de cumplir el 2+2 sería pasándose al PP…
R.- Eso no se produciría así de ninguna manera. Ese escenario es totalmente descartable.
Ciudadanos es un partido absolutamente necesario en la política española
P.- ¿Le preocupa el rumbo de Ciudadanos hacia la extinción?
R.- Me preocupa sí. Es un partido absolutamente necesario en la política española. En los últimos tiempos los votantes no lo están estimando de esa manera, lo cual en este momento supone un problema evidentemente para Ciudadanos. En este momento la polarización que existe en la política, la incertidumbre del futuro y todos estos temores acrecientan que los votos se concentren en posturas que defienden aparentemente posiciones más firmes, más rígidas. Yo lo que le pediría a los ciudadanos es que reflexionen si los antagonismos y las posturas de confrontación y enfrentamiento sirven para construir país y sociedad.
P.- En la campaña de las últimas municipales, su equipo publicó un estudio morfopsicológico (seudociencia que estudia la personalidad) en el que se le describía como una persona de "acciones meditadas, sensatas, concretas y objetivas, lo que le otorga suficiente apego a la realidad actual". ¿Se identifica aún con ese análisis?
R.- En primer lugar, ese estudio no lo hice yo sino un psicólogo facial. De repente, cuando se hizo mi página web, no tenían la biografía, vieron eso, les pareció bien y lo colgaron. Automáticamente, cuando se vio, se quitó. A partir de ahí, está la literatura que se haya escrito. Sobre eso no voy a entrar, ni siquiera a comentarla.
A lo mejor se ha pretendido un jaque pastor. Se puede hacer una partida más larga y, luego, puede haber nuevas partidas
P.- Es autor de una novela titulada “Jaque al rey”. ¿Teme un jaque mate contra usted o tiene alguna jugada cruzada?
R.- A mí me encanta la estrategia. La estrategia evidentemente está en política y está en el conjunto de la vida. Detrás de una partida de ajedrez se sucede otra y entonces las partidas se van sucediendo una detrás de otra y todas tienen principio y final. Y una se puede resolver con un jaque pastor rápidamente, muy pronto. A lo mejor es lo que se ha pretendido aquí. O se puede hacer en una partida bastante más larga y luego, puede haber nuevas partidas. En este sentido no me siento acorralado porque nunca he tenido el sentido de la posesión del lugar que esté desempeñando. He tenido la fortuna de estar ocho años en el Senado, cuatro años en el Congreso y dos como alcalde de Granada. He estado otros años también como concejal. He tenido distintas responsabilidades y nunca me he creído el dueño del sitio que estaba ocupando. Siempre he dicho, además, que los cargos duran lo que te duran las tarjetas de visita y esa es la sensación con la que he actuado siempre. Y eso hace que la gente que me quiere, que es mucha por fortuna, me respete porque nunca me he venido arriba cuando he tenido un cargo relevante y nunca he cambiado como soy cuando he estado dentro o fuera de ese cargo. Siempre, absoluta normalidad.
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