Un alcalde "atrincherado", dos partidos enfrentados y un Gobierno autonómico en jaque. En líneas generales, éste ha sido el resultado del último terremoto político que esta vez ha tenido epicentro en Granada. Allí, la dimisión en bloque de seis concejales del Partido Popular y de otros dos ediles de Ciudadanos ha provocado que Luis Salvador, alcalde de la ciudad y con carné naranja en el bolsillo, se haya quedado sólo al frente de un Ayuntamiento con 25 de 27 miembros en contra, y con el único apoyo de otro concejal de la formación liberal, José Antonio Huertas. ¿El motivo? La negativa del regidor a abandonar el bastón de mando de Granada en favor de los populares ya que, según defienden, al principio de la legislatura PP y Cs pactaron una fórmula conocida como '2+2', que obligaría a Luis Salvador a ceder el poder a sus hasta ahora socios de gobierno a mitad de mandato.

Pero no ha sido así. Tanto el alcalde granadino como la dirección nacional de Ciudadanos, con Inés Arrimadas, a la cabeza han negado que exista tal acuerdo, e instan a los populares a hacer público un documento que, aseguran, "no existe". Por tanto, los naranjas se resisten a desprenderse así como así de uno de los ayuntamientos más importantes que les queda ahora mismo por el "capricho" del PP, sin pasar por alto que el partido atraviesa en estos momentos por una profunda crisis tras su desaparición de territorios como Madrid o Murcia. El propio portavoz parlamentario de Ciudadanos, Edmundo Bal, remarcaba este martes que el acuerdo que defiende el PP no existe, pero tampoco ellos hacen público ningún papel firmado que demuestre que el pacto entre ambas ejecutivas tras las municipales de 2019 era efectivamente de cuatro años y no de dos, lo que zanjaría la polémica. "La pelota está en manos del PP", insistía Bal, que hacía un llamamiento a los ediles populares para que rectificaran.

Pero, ¿quién tiene razón? Fuentes tanto de uno como de otro partido que estuvieron presentes en las reuniones en que se fraguó el pacto para la alcaldía de Granada aseguran que, efectivamente, el acuerdo que se cerró entre las ejecutivas nacionales de PP y Cs alumbró una legislatura completa para el actual regidor granadino a cambio de que los populares conservasen la Diputación de Málaga, sin recambios ni alternancias. El problema vino porque, al parecer, Luis Salvador acordó de forma unilateral y a espaldas de la dirección nacional con el entonces presidente del PP provincial, Sebastián Pérez, un gobierno de '2+2'. No hubo documento que dejase constancia de aquel apretón de manos, pero sí una serie de audios publicados por el diario Ideal en que se especificaba la distribución del nuevo gobierno municipal y se dejaba constancia de un pacto verbal que, hoy en día, no tiene validez alguna para Ciudadanos, desde cuya formación acusan al PP de "traición" por desestabilizar el ejecutivo local.

El baile comenzó hace semanas, cuando el popular Sebastián Pérez abandonó el PP y pasó a ser concejal no adscrito en el Ayuntamiento de Granada. Intentó llegar a un acuerdo con Salvador, pero éste no cedió. Se enrocó. Y, por este motivo, abrió incluso un órdago para desalojarle del consistorio: apoyar una moción de censura del PSOE que daría la alcaldía a Francisco Cuenca. En una comparecencia abierta a los medios, Pérez también acusó a Salvador de haberle "traicionado" y, visiblemente molesto, no se cortó en tildar a su ex socio de "mentiroso". Pero el lío va más allá, ya que también señaló a miembros de su propio partido, entre ellos el presidente andaluz, Juanma Moreno; y el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, por urdir junto a Salvador la "mentira" del pacto del '2+2'. "Si la dirección regional no quería que siguiera al frente del partido, que me lo hubieran dicho", aseguró.

Pese a la acusación del ex concejal del PP hacia miembros de su propio partido, lo cierto es que, en la actualidad, la dirección nacional ha respaldado la decisión de sus ediles en Granada de forzar la salida de Luis Salvador, aunque por el momento mantienen un perfil bajo en lo que prefieren ubicar como un conflicto local. No obstante, fuentes del PP con despacho en Génova no descartan que esta situación pueda tener repercusiones en el Gobierno de la Junta de Andalucía, que se ha visto resentido en las últimas semanas después de que Vox anunciase que retiraría su apoyo a Juanma Moreno y Juan Marín por acoger a menores inmigrantes tras la crisis ceutí. "Ciudadanos ha roto otro pacto con el PP", argumentan, evidenciando la desconfianza latente entre ambas formaciones.

En la misma tesis se sitúan algunos miembros de Ciudadanos Andalucía, que ven en la crisis de Granada un mal precedente para la continuidad del pacto entre Moreno y Marín en la Junta. "Las ansias de poder y protagonismo de unos y otros han destrozado este imprescindible proyecto para España", lamenta un dirigente naranja. Tanto PP como en Ciudadanos han negado por la vía oficial que el terremoto en Granada pueda romper el acuerdo a nivel regional, ya que éste "goza de muy buena salud", como sostuvo Elías Bendodo este martes. Las dirección nacional de liberales y populares han evitado también la confrontación en la escala nacional. Al menos, de momento.

Un 'Murcia 2.0'

El malestar en el PP por la decisión del alcalde de Ciudadanos de enrocarse en el poder resulta evidente. Las fuentes consultadas creen que la estrategia de Salvador fue más allá de "engañar" a los populares en Granada, y aventuran que el regidor ya cuenta con algún acuerdo cerrado con el PSOE y con Podemos, a los que necesitaría para recuperar la fuerza en el consistorio. "Granada se va a convertir en un Murcia 2.0", sostienen, en referencia a la "traición" de Ciudadanos en la mencionada región, cuando el pasado mes de marzo los naranjas se aliaron con socialistas y morados para tratar de desbancar al popular Fernando López Miras del poder, algo que no consiguieron en el gobierno regional pero sí en el Ayuntamiento de Murcia.

Sectores de Ciudadanos en Andalucía advierten de que un pacto con el PSOE también en Granada sentenciaría definitivamente a la formación que dirige Inés Arrimadas, hastiada por el goteo de dimisiones que, en su mayoría, vienen motivadas por un mismo motivo: la "deriva" de la presidenta liberal y su "acercamiento" a Pedro Sánchez. "No queremos saber nada ni del PSOE 'sanchista' ni del PSOE de los ERE, ni del PSOE corrupto ni el PSOE mentiroso", insisten. Por el momento, Salvador ha hecho caso omiso y abre ya la puerta a un pacto con "todas las fuerzas", incluida la izquierda, si el PP decide mantener su órdago y no rectifica.