Pere Aragonès no acudirá a la Conferencia de Presidentes convocada por Pedro Sánchez en La Palma, ha no ser que Moncloa modifique formalmente el orden del día para incluir la gestión de los refugiados y las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania. El presidente catalán ha matizado hoy su negativa a participar en la Conferencia de Presidentes, pero ha vuelto a acusar a Pedro Sánchez de convertir estas citas en reuniones vacías.
Ha sido en la sesión de control en el Parlament, preguntado por el líder del PSC, Salvador Illa, que le ha recordado que desde la invasión del 2 de febrero "el mundo ha cambiado, y medidas hace días inconcebibles han sido inevitables". En su respuesta Aragonès ha reconocido una "circunstancia nueva y excepcional", pero no ha garantizado su asistencia.
"Si es para trabajar, podemos ir, si es para recibir una información que podemos recibir antes por una rueda de prensa no vale la pena perder el tiempo". El presidente catalán ha concretado los nuevos puntos a incluir en el debate: coordinación en acogida refugiados, medidas de apoyo en el ámbito energético para empresas y hogares catalanes, y fondos para los gastos que ocasionaré la guerra en Cataluña.
Conferencia Nacional de ERC
"Si esto está sobre la mesa, por el carácter excepcional" de la situación "podemos valorar de nuevo la posición de Cataluña" ha admitido Aragonès, después de que Illa le recordara que Quim Torra no se perdió ni una conferencia de las convocadas para coordinar la gestión del Covid.
Asistir a la Conferencia de Presidentes obligaría a Aragonès a cambiar su agenda de partido, que hoy por hoy prevé su presencia en la clausura de la Conferencia Nacional de ERC. El órgano en el que debe aprobarse la nueva ponencia política del partido, centrada en la negociación con el Gobierno, que Aragonès debe clausurar junto a Oriol Junqueras.
Apenas 24 horas antes desde el Govern se mantenía la negativa a acudir a una cita que según la Generalitat no va más allá de una "fotografía protocolaria" organizada por Sánchez. Imagen que el día antes presidirán los Reyes, para mayor incomodidad del independentista.
"No hay novedades respecto a orden del día" previsto para la reunión, "por tanto la posición de Aragonès no ha cambiado" argumentaba este martes la portavoz del Govern, Patricia Plaja. "Si hubiera cambios y fuera una reunión útil", añadía Plaja insistiendo en la tesis de la Generalitat, se podría reconsiderar la posición del presidente catalán.
Ucrania no está en la agenda
Desde el Palau de la Generalitat aseguran que la agenda de la Conferencia de Presidentes sigue sin abordar la recuperación de los fondos Covid. Tampoco se ha incluido la gestión de la acogida de refugiados, ni la crisis de precios de la energía, las dos principales consecuencias de la guerra en Ucrania. De ahí el plantón a Sánchez, aseguran.
De introducirse estas cuestiones se "reconsideraría" la asistencia de Aragonès. Desde el Govern han asumido ya que no va a haber debate sobre la recuperación del fondo Covid, después de que la consejera Laura Vilagrà participara en las reuniones preparatorias. Apuntan que la conclusión es que el encuentro será "otro monólogo" de Sánchez sobre el reparto de los fondos europeos de recuperación. Y señalan con enfado que sigue sin concretarse el segundo encuentro de la mesa de diálogo prometida a ERC.
Illa presiona a Aragonès
"Cataluña no puede dejar la silla vacía en una conferencia de presidentes nunca, y menos ahora" había advertido Illa dos días antes. Fue en Madrid, a la salida del Comité Federal del PSOE en el que Sánchez advirtió que "vienen tiempos duros y difíciles". Lo hizo ante los micrófonos de TV3, vía garantizada para que el mensaje llegara al presidente de la Generalitat.
"Espero que anuncie esta semana que asistirá", apuntó el dirigente socialista, señalando la nueva crisis abierta en Ucrania como motivo más que suficiente para cambiar de postura. Pero desde el Govern aseguran que ese cambio no ha llegado al orden del día de La Palma.
Afean además al ejecutivo de Pedro Sánchez que haya anunciado la creación de un "gran centro de acogida de refugiados" en Barcelona -el Gobierno prevé otros dos en Madrid y Valencia- sin haberse coordinado con la Generalitat. "No sabemos nada, se lo contaron a los medios sin hablar con nosotros" se lamenta la consejera de Feminismos, Tania Verge, que ha asumido la gestión de los refugiados en Cataluña.
Paralelamente la líder de JxCat, Elsa Artadi, acusaba a Illa de intentar "chantajear" a Aragonès con la dramática situación de la crisis en Ucrania.
Distensión entre Gobierno y Generalitat
De nada ha servido la distensión en las relaciones entre Gobierno y Generalitat que ha comportado el cambio de postura del Tribunal de Cuentas. Tras su renovación y con una nueva mayoría socialista en su seno el Tribunal de Cuentas ha dado por bueno el aval de la Generalitat a los dirigentes independentistas investigados por la presunta malversación de 5,4 millones de euros en la promoción exterior del procés independentista.
Las fianzas exigidas por el Tribunal de Cuentas afectaban a una treintena de cargos de Exteriores desde 2011. Es decir, a altos cargos de los gobiernos de Artur Mas y Carles Puigdemont, con el propio Mas y Oriol Junqueras a la cabeza.
Un giro del que ha tomado buena nota la Generalitat. Este lunes, la consejera de Exteriores, Victoria Alsina, anunciaba la apertura de seis nuevas delegaciones, a las que se suman tres oficinas y dos enviados especiales. Una ampliación mayúscula de la red de Exteriores de la Generalitat, que muestra así que da por cerrado el periodo de control sobre sus cuentas en este ámbito abierto con la aplicación del artículo 155 de la Constitución y el cierre de sus "embajadas".
Pero Aragonès sigue pagando el desgaste de su apuesta por la mesa de diálogo, cuestionada tanto por JxCat como por la CUP, y que el Gobierno se resiste a convocar. Además, los antisistema le reprochan su presencia en la cena inaugural del Mobile World Congress, compartiendo mesa con Sánchez y el Rey, en una conversación aparentemente distendida.
En este contexto, una nueva fotografía junto a Sánchez y el Rey, entre otros 17 presidentes autonómicos y sin poder retorcer el protocolo para aparentar una cierta rebeldía frente al jefe del Estado es más de lo que la imagen de Aragonès ante el independentismo puede soportar.
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