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'Aberri Eguna', una patria sin tirón y que divide... a los nacionalistas

El 'Día de la patria vasca' evidenciará la fractura del movimiento soberanista vasco. Ni los mensajes, ni las celebración, ni la movilización de PNV, Bildu y la disidencia de la izquierda abertzale son los mismos.

Celebración del Alderdi Eguna.

EP

Es parte de la leyenda. Como todas, la verdad y la invención suelen convivir y asentarse con el paso del tiempo. Una de sus versiones asegura que el origen está en el día en el que su fundador se ‘cayó del caballo’. En realidad, su hermano Luis, quien no pocos sitúan como el verdadero ideólogo e impulsor del movimiento político hoy más que centenario. Pero la historia le reservó ese mérito a Sabino Arana Goiri. En el partido que fundó, el PNV, los Domingos de Resurrección tiempo atrás celebraban la resurrección del Cristo crucificado y el renacer de su patria, hoy sólo lo segundo.

El ’Aberri Eguna’, el día de la patria vasca, siempre se ha conmemorado siguiendo el calendario que marca la Iglesia. El relato de la leyenda del ‘Aberri Eguna’ sitúa en esa jornada de gran valor religioso el día en el que Luis Arana llegó a la conclusión de que –tras conversar con un santanderino sobre su identidad- era vizcaíno, vasco, no español. Aquella misma jornada de resurrecciones la reflexión se la trasladó a su hermano Sabino, convaleciente en cama. También él llegó a la misma conclusión. Era el Domingo de Resurrección de 1882.

Sabino no celebraría nunca el Aberri Eguna, no al menos tal y como este domingo volverá a hacerlo su partido. La primera edición se remonta a 23 años después de su muerte en 1903. Bilbao acogió en un Domingo de Resurrección de 1932 el primer ‘Día de la Patria vasca’ -60.000 asistentes-, que al nacionalismo abertzale le faltaba y la llegada de la Segunda República facilitó. Los catalanes contaban desde hacía más de cuatro décadas con su día de la patria, la ‘Diada’ e incluso los gallegos con su ‘Día de la Patria Gallega’ desde 1919. Ahora, también los vascos tendrían su ‘Aberri Eguna’, rememorando, o no, el día que Sabino Arana descubrió su identidad vizcaína.

La otra versión de la historia sitúa la coincidencia de esta jornada patriótica con la de la resurrección de Cristo en el perfil eminentemente católico con el que Sabino Arana fundó el PNV y que, hasta su reconversión en partido aconfesional en 1977, mantuvo.

Sea como fuere, un año más sólo las formaciones nacionalistas reivindicarán la patria, el ‘Aberri Eguna’ y ni siquiera lo harán de manera conjunta. Ni el tono, ni los mensajes ni las celebraciones serán las mismas. Tras dos años de ausencia por la pandemia, PNV, EH Bildu y diversos colectivos independentistas han tomado con renovado impulso este día de reivindicación soberanista.

Una 'patria' de mitin y acto político

El PNV lo celebrará en Bilbao, donde cuenta con mayor apoyo electoral. Una vez más la Plaza Nueva de la capital vizcaína acogerá el acto político más identitario de cuantos la formación de Andoni Ortuzar celebra. Hace tiempo que el perfil más soberanista del partido se arrinconó. La independencia sólo aflora como lema en campañas electorales, y muy tangencialmente, en el ‘Alderdi Eguna’ (Día del partido, primer domingo en torno a San Miguel) y con mayor peso en el ‘Aberri Eguna’. Este domingo la patria, la soberanía y la necesidad de una nación propia volverán a centrar el mensaje del presidente del EBB y del lehendakari. Después, las proclamas en esta clave desaparecerán del discurso del PNV.

La formación nacionalista relevó el protagonismo a esta reivindicación de modo progresivo desde la salida de Juan José Ibarretxe. El desgaste sufrido por su ‘plan’ y la pérdida de Ajuria Enea –pese a ganar las elecciones- en 2009 demostró que aquel mensaje debía ser actualizado. El PNV no ha abandonado su aspiración nacional pero sí la ha modulado y moderado. Urkullu accedió al Gobierno vasco en 2012 con una apuesta de nuevo estatus político, incluso contempló un referéndum para 2015. La pasada legislatura el Parlamento Vasco, con el liderazgo del PNV, promovió la redacción de un borrador de nuevo estatus que superara el Estatuto de Gernika. Este mandato, en otoño, se anunció que se retomaría la cuestión. Es abril de 2022, y casi una década después de la asunción de la lehendakaritza por Urkullu la Cámara no tiene noticias del siguiente paso.

El final de ETA fue otro hecho determinante para ese paso atrás en las prioridades. Después, las crisis económicas y la pandemia lo han arrinconado un poco más. Hoy las cifras revelan que la independencia pierde adeptos en Euskadi, apenas un 19% la apoya, y el PNV no está dispuesto a remar contracorriente.

En la bancada de la oposición, sin embargo, en EH Bildu, el discurso independentista pese a haber perdido algo de intensidad continúa centrando gran parte de sus mensajes. La construcción de una república vasca alimenta su apuesta. Y este domingo volverá a hacerlo. También la izquierda abertzale recurrirá al pasado para condimentar su ‘Día de la Patria’. Lo celebrará en Pamplona, en la ‘capital de Euskal Herria”, gusta recordar la formación que lidera Arnaldo Otegi.

Bildu, su disidencia y la independencia

Lo hará rememorando el 500 aniversario de ‘la toma de Amaiur’, la batalla por “la defensa del Castillo de Amaiur”, recuerda en redes sociales la izquierda abertzale: “Fecha clave en la historia de nuestro pueblo”. EH Bildu apela a la invasión de Navarra por las tropas de Fernando el Católico que terminó con “un reino de 800 años y en Amaiur se terminó la esperanza” y en la que la batalla del Castillo de Amaiur en 1522 supuso la batalla final. Un punto de gran carga simbólica para la izquierda abertzale que incluso en las elecciones generales de 2011 llegó a denominar como ‘Amaiur’ a la coalición con la que concurría. El propio Otegi ha apelado estos días a la condición de Pamplona como “capital de Euskal Herria” que siempre subraya en sus actos políticos más identitarios: “No les gusta que estemos aquí”.

EH Bildu ha preparado para este domingo una jornada de actos festivos en Pamplona para conmemorar el ‘Aberri Eguna’ y que incluirá un acto político con intervención de quien fuera alcalde de Pamplona, Joseba Asirón y el líder de la coalición, Arnaldo Otegi.   

Pero hace años que a la izquierda abertzale le ha surgido una incómoda disidencia. El final de ETA y el modo en el que Otegi gestionó la ‘reconversión’ de todo el entramado del MLNV abrió diferencias en un sector minoritario de la izquierda abertzale. En el conglomerado de pequeños movimientos y organizaciones surgidas al calor de la disidencia con EH Bildu también se conmemorará el ‘Aberri Eguna’. Se hará con un tono diferente, con reivindicaciones que abarcan desde un Estado socialista vasco a uno comunista y la amnistía para “los presos políticos”.

Desde plataformas como ‘Amnistiaren Aldeko eta Errepresionaren aurkako mugimendua’ (Movimiento por la amnistía y contra la represión) se llega a afirmar que están de acuerdo de “la lectura que de estos días hacían nuestros amigos, lectura política, ya que no hemos liberado ni de nuestro pueblo ni a nuestra clase proletaria”. Reivindican la independencia de “un pueblo pisoteado por dos estados” que han impuesto “fronteras artificiales” y que sólo buscan la “asimilación” del Pueblo vasco.

Comunicados de ETA

Históricamente el ‘Aberri Eguna’ ha sido una jornada de reivindicación en el que incluso ETA aprovechaba para emitir sus comunicados fijar sus amenazas, objetivos y mensajes para mantener firme a su entorno. Sin duda uno de los comunicados de ETA más relevantes se produjo en el ‘Aberri Eguna’ de 1968. Lo escribió quien entonces era uno de los intelectuales que lideraba la organización: Txabi Etxebarrieta. Fue el autor del comunicado de aquel abril del 68 de revolución. En él ya avanzaba que no debía ser ningún secreto para nadie “que difícilmente saldremos de 1968 sin algún muerto”. Así fue.

La mañana del 7 de junio al guardia civil José Antonio Pardines y su compañero de unidad, Félix de Diego Martínez -que también moriría asesinado por ETA en 1979-, les asignaron destino para regular el tráfico en la carretera local a su paso por el municipio guipuzcoano de Aduna. Casi a la misma hora, Txabi Etxebarrieta y su compañero de comando, Iñaki Sarasketa, ultimaban el día. Debían acudir a recoger un cargamento de explosivos a Beasain. Aduna no estaba en su ruta pero unas obras en la N-1 les obligó a desviarse por la carretera local. Fue allí donde la primera víctima y el primer verdugo de ETA cruzarían para siempre sus vidas y sus muertes. Etxebarieta asesinó al joven agente y poco después, en un control, el miembro de la banda murió en un tiroteo con la policía.

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