Ni media duda. El PSOE no ha querido mantener ningún suspense. Su respuesta a las nueve enmiendas registradas este lunes por Podemos a la reforma de la ley del sí es sí llegó, vía oficial, apenas tres horas después: no. Su propuesta, "muy similar" a la conjunta presentada por ERC y Bildu el jueves pasado, "no soluciona el problema" de las rebajas de condena a agresores sexuales que han ido goteando desde la entrada en vigor de la norma, el pasado octubre (721 revisiones y 74 excarcelaciones hasta el 1 de marzo). El rápido portazo, por tanto, aboca al partido de Pedro Sánchez a apoyarse de nuevo en el PP para hacer prosperar su iniciativa, la única, entienden, que es capaz de corregir las disfunciones, los "efectos indeseados" de una ley diseñada para "proteger" a las mujeres y a las víctimas.

Pero Ferraz no desdeñará esos apoyos de los populares, aunque le suponga mantener viva la herida en el seno del Gobierno de coalición. En ningún caso. La fractura en el Ejecutivo es un hecho por este asunto y ya no se va a reparar. Ya en la toma en consideración de su proposición de ley, el pasado 7 de marzo en el pleno del Congreso, el concurso del PP fue imprescindible para que la votación saliera adelante. La formación de Alberto Núñez Feijóo respaldó tramitar la iniciativa, igual que hicieron Ciudadanos, PNV, PDeCAT, Coalición Canaria, Partido Regionalista de Cantabria, Foro Asturias y los dos tránsfugas de UPN. Fueron 231 votos a favor frente a los 56 en contra que aglutinaron Unidas Podemos, ERC, EH Bildu, BNG y la CUP. Y también se contabilizaron 58 abstenciones, las de Vox, Junts, Más País y Compromís.

El PP registra 14 enmiendas al texto del PSOE que no modifican su corazón, y que por tanto respeta la introducción de la violencia como un subtipo agravado

Este lunes, la portavoz socialista, Pilar Alegría, recordaba que el PSOE no estuvo entonces solo. Que una mayoría de en torno a 300 diputados, redondeando cifras, avaló o se abstuvo ante su proposición de ley, por una "minoría" que se situó en contra, un exiguo frente, señaló, que integraron "tres o cuatro partidos". Los socialistas asumen que su reforma es "demandada por la ciudadanía" y que por tanto cuenta con un apoyo mayoritario, así que no importa si es ley de la mano de la derecha. Justo la imagen de la que lleva alertando Podemos desde el principio, porque supondrá un "retroceso" en los derechos de las mujeres y una "vuelta al Código Penal de La Manada".

El PP presentó este lunes 14 enmiendas a la propuesta del PSOE [en PDF], que no modifican sustancialmente su arquitectura. No es extraño, porque los populares registraron en diciembre una proposición de ley de contenido muy parejo [aquí en PDF] a la que acabó firmando en solitario el PSOE [en PDF]. El PP respeta, pues, el modelo defendido por Justicia.

Esto es, divide el delito de agresión sexual (con o sin penetración) en dos escalones: el tipo básico, que comporta penas más leves, y el subtipo agravado, con condenas más altas, para los casos en los que concurra violencia o intimidación. Y retorna, para estos supuestos, a condenas de prisión que existían antes de la entrada en vigor del sí es sí. Los populares, no obstante, no incluyen en este subtipo agravado los casos en los que existe anulación de la voluntad de la víctima, que los socialistas catalogan igual que aquellos en los que hay violencia o intimidación.

Para Podemos (y ERC y Bildu), ese modelo no es admisible, ya que implica laminar, de facto, el consentimiento, eje vertebrador de la ley del sí es sí, ya que obligará a las víctimas a demostrar que hubo violencia para probar que no hubo consentimiento. Algo que niegan los socialistas, que llevan esgrimiendo que no se cambia en ningún caso la definición de consentimiento —se mantienen intactos los artículos 178 y 179 del Código Penal— y que de hecho ya la redacción vigente subraya que siempre que hay violencia o intimidación se presume que no ha habido consentimiento.

"No hay violaciones no violentas"

Los morados y los independentistas vascos y catalanes llevan a sus enmiendas la propuesta defendida por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero: considerar la violencia o la intimidación como una circunstancia agravante del delito de agresión sexual, pero no para "determinar" la cuantía de las penas. Es decir, que la agresión se define únicamente sobre la falta de consentimiento, sin que tenga que ver si operó o no la violencia. "La violación ya es per se una forma de violencia", por lo que no cabe "afirmar que hay violaciones no violentas", aseguraron ERC y Bildu en su escrito conjunto [aquí en PDF].

Los socialistas defienden que ellos se sitúan con la mayoría de la Cámara y de los ciudadanos que creen que es necesario reformar la ley, frente a la "minoría" que se opone, donde está UP

Ahí radica la diferencia. En el camino que eligen los dos socios del Gobierno para elevar las penas. Justicia siempre se negó a aceptar la vía de los agravantes, por la que optan de manera coordinada Podemos y los soberanistas vascos y catalanes, porque no garantizaría aumentar las condenas —y ese es el objetivo que se persigue—, sin dispararlas y hacerlas desproporcionales. Son, pues, dos fórmulas técnicamente distintas y con efectos distintos.

Alegría no se detuvo en explicar por qué la proposición del PSOE está mejor trabada que la propuesta de Podemos, que es "prácticamente idéntica" a la de ERC y Bildu. Subrayó una y otra vez que el texto socialista es el único que "evita" a futuro la imposición de penas bajas —no se podrán impedir las revisiones de condenas de agresores sexuales cometidas hasta la entrada en vigor de la nueva ley—, y que eso es lo importante. En la cúpula, creen que los ciudadanos han visto a un partido, el PSOE, que ha querido modificar una norma que ha demostrado fallos, y otro, Podemos, que se ha negado a rectificar hasta que no le ha quedado más remedio.

La dirección de Sánchez rebate el argumento empleado tanto por la ministra de Igualdad, Irene Montero, como por la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Vicky Rosell. Ambas pidieron al PSOE reflexionar, girar su postura y alinearse con la mayoría "feminista y progresista" de la Cámara. "Es importante no confundir la cerrazón con el feminismo", respondió Alegría desde Ferraz.

Los socialistas, pues, no ponen reparos a sacar adelante su proposición de ley con el PP. Y preguntados si tienen miedo a que los populares rechacen su reforma en el último minuto, desde la ejecutiva federal replican que en ese caso sería el partido de Feijóo el que tendrá que explicar su postura. "Ellos sabrán. Nuestra postura es la que es", sancionan.

La "liga" de los socialistas es la "gestión"

Porque además Ferraz está embarcada en la precampaña del 28-M y, sobre todo, quiere exhibir "gestión" frente a la "politiquería" y el "ruido" que endosa al PP, en palabras de Alegría. Por la tarde, el propio Sánchez, en un mitin en Segovia, destacó las cifras de Semana Santa como un "éxito de país" y un "fracaso estruendoso" de quienes invocan el catastrofismo. "A lo largo de todos estos meses, hemos escuchado a los de siempre, a la derecha y la ultraderecha, hablar de que llega la apocalipsis y lo que yo he visto esta Semana Santa han sido hoteles llenos, terrazas a rebosar y playas hasta la bandera", subrayó el presidente. Para Sánchez, la "liga" de los socialistas ha de ser la gestión, "dar respuesta a los problemas de la gente", informa EFE. "La liga de la crispación, el insulto, el bloqueo o el ruido se la dejamos a la derecha y la ultraderecha. En gestión no hay color: gana el rojo del PSOE", concluyó.

La liga de la crispación, el insulto, el bloqueo o el ruido se la dejamos a la derecha y la ultraderecha"

PEDRO SÁNCHEZ, PRESIDENTE DEL GOBIERNO

Cerrado este lunes a las 18 horas el plazo para la presentación de las enmiendas parciales a la reforma de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual —conocida como ley del sí es sí—, el siguiente paso es la reunión de la Comisión de Justicia del Congreso. Será el jueves, día 13. El pleno deberá aprobar el dictamen el 20 de abril. Y el Senado culminará la tramitación la semana siguiente, el miércoles 26, siempre que allí no se introduzcan cambios. Podemos no adelanta cuál será el sentido de su voto, y se aferra a que su mano sigue "tendida", con el fin de que cuaje el acuerdo en el seno de la coalición.

Pero en realidad ese escenario, llegados a este punto, es imposible, porque las posturas de socialistas y morados son muy claras. El grupo confederal votó en contra de la toma en consideración del 7 de marzo. Ahora falta por ver si mantiene ese no en comisión y pleno en las dos Cámaras. Y si se mantiene la unidad interna o Yolanda Díaz, empoderada tras el lanzamiento de su candidatura a las generales por Sumar el pasado 3 de abril, rompe amarras con la dirección de Ione Belarra. Quedan menos de tres semanas pero hay incógnitas que aún no se han resuelto.