Es un capote que uno muestra tentador y el otro ignora. Un intento por activar una confrontación electoral entre quien gobierna y quien aspira a sustituirlo en estos días de campaña. PNV y EH Bildu saben que libran una batalla recíproca en más de un municipio e institución en la que un puñado de votos pueden suponer la diferencia entre ocupar el poder o liderar la oposición. El campo de juego se concentra en Gipuzkoa pero también tiene puntos de tensión en Álava y Bizkaia. El pulso se ha escenificado claramente en la primera semana de campaña y continúa en este arranque final previo al 28-M: mientras el PNV llama a EH Bildu a batirse en la arena, la izquierda abertzale que lidera Arnaldo Otegi ha apostado por la estrategia del silencio, por ignorar el cuerpo a cuerpo con el PNV y huir de las apelaciones para la confrontación dialéctica entre nacionalistas.

La estrategia del choque frente a la estrategia de la paciencia y el desprecio de quien opta por el no aprecio. PNV contra EH Bildu. El último episodio tuvo la imagen y la música de una ‘Drag Queen’. Nada menos que el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, dedicó un video electoral a una de las acciones de campaña de EH Bildu en Ribera Alta, en la que se cuestionaba la idoneidad del candidato del PNV, Javier Gallego. El actual alcalde también ejerce como ‘La polaka’ en los espectáculos artísticos que protagoniza y con los que Sabin Etxea ha contado en más de una ocasión. La defensa de su candidato se convirtió en una interpelación directa, un cebo que la izquierda abertzale no mordió y resolvió desmarcándose de la iniciativa.

La resistencia al choque la ha constatado el presidente del PNV en Gipuzkoa, Joseba Egibar, quien Justifica la posición de EH Bildu al miedo a “comparar el pasado político de cada uno”: “No tienen un pasado constructivo ni en lo social ni en lo nacional”.

Otegi ha dejado claro que la estrategia en campaña debe ser la de una cara amable, propositiva y con una estética que deja atrás la histórica imagen de sus candidatos. El traje de chaqueta y la actitud cercana recorre el perfil de los cabezas de cartel principales, “no nos van a sacar de nuestro camino”, insiste Otegi.

"Concentrar el voto" en torno a EH Bildu

Ayer por la tarde Ortuzar volvió a poner en anzuelo a la izquierda abertzale con una larga lista de reproches durante su acto electoral en Irún. En este municipio el entendimiento alcanzado entre el PSE, su socio en las principales instituciones, y la izquierda abertzale aún duele en Sabin Etxea. Por eso ayer el líder del PNV llamó a la movilización para frenar a EH Bildu. Apeló al recuerdo de los años de gestión de la coalición al frente de la Diputación en 2012, "aquella desastrosa gestión" y al temor de que si vencen volverán a hacer lo mismo, "lo llevan en su ADN, la imposición". "Ahora vienen disfrazados de 'Caperucita roja' pero debajo de la capa se les ven las garras y los dientes". Ortuzar llegó a cuestionar que un "magistrado español" sea el último apoyo de EH Bildu, "ahora les valen todos los apoyos" para "desalojar al PNV de las instituciones, así lo dijo Otegi, como si fuésemos unos 'okupas' de las instituciones".

Las listas con presos de ETA ha sido otro frente de crítica dura desde el PNV. Las acusaciones de “victimistas”, de decisiones “tácticas, no de convicción ética” en relación a la retirada de expresos de ETA de las listas o de formar parte de una “entente vasco-española” por su relación con Podemos y el PSOE, no han sido suficientes para cruzar reproches. Otegi ha reforzado en los últimos días su llamada a centrar el mensaje en favor de “concentrar el voto” de izquierda en torno a EH Bildu y lograr así capitalizar el hundimiento de Elkarrekin Podemos que se prevé.   

Durante toda la campaña electoral EH Bildu ha apostado por una campaña en positivo. Ni siquiera con la polémica sobre la inclusión de expresos de ETA en sus listas entró “al barro”, como lo calificó Otegi. El silencio, sólo roto por la lectura de un comunicado para anunciar la renuncia de los siete exmilitantes de ETA con delitos de sangre, ha sido la consigna a seguir por los candidatos en esta cuestión. Nada de rebatir ni confrontar el “ruido” ambiental en el que sí han participado el resto de formaciones.

No sólo el PP o el PSOE han utilizado esta cuestión en campaña. También el PNV lo ha hecho de modo reiterado para arremeter contra EH Bildu en lo que han considerado que era un reflejo de la asignatura pendiente que aún arrastra la coalición de Otegi. En campaña, la formación de Ortuzar se ha mostrado especialmente contundente con EH Bildu sobre esta cuestión. Fue Urkullu quien afirmó que un candidato procedente de ETA podría ser un error, “pero 44 es una decisión”.    

Acuerdos con Podemos y el PSE

De igual modo, otro de los frentes en los que Sabin Etxea ha procurado confrontar dialécticamente con la izquierda abertzale ha sido su juego de alianzas en municipios en los que su entendimiento con el PSE o Podemos ha llegado a arrebatarles alcandías en pueblos con mayoría del PNV. Ortuzar los ha llamado en varias ocasiones los pactos “de la gaseosa”. El temor a que ese entendimiento municipal de 2019, en determinadas localidades, pueda repetirse tras el 28-M ha vuelto convertirse en una constante en la que EH Bildu ha evitado entrar. A lo más que ha llegado la coalición ha sido a asegurar que actuará respetando la “expresión democrática de las urnas”, una afirmación ambigua que deja todas las opciones abiertas.

En la primera parte de la campaña las referencias hacia el PNV por parte de la izquierda abertzale han sido más bien contenidas. Una de las últimas lo ha hecho para vincularlo con “las derechas”, representadas por Isabel Díaz Ayuso, de campaña por Bilbao el pasado sábado, y con Ciudadanos. Un spot electoral con el lema “que la derecha te haga la campaña no tiene precio” y en la que se apunta la insistencia en las referencias a Bildu por parte de los representantes del PNV, PP y Cs.   

La ‘estrategia de la paciencia’ se plantea desde hace tiempo y a largo plazo en la izquierda abertzale. La conquista de espacios hasta ahora controladas por EH Bildu comenzó a aplicarse tras la legalización de Bildu y ha dado frutos en las sucesivas elecciones municipales. En las de 2019 la mejora de sus resultados permitió arrebatar ayuntamientos importantes al PNV como Galdakao, Bakio o Durango al PNV en Bizkaia o gobernar Tolosa, Mondragón o Bergara. En Álava el incremento de apoyos en Vitoria le llevará en esta ocasión incluso a disputar –según las encuestas- el gobierno de la capital alavesa no sólo al PNV sino al PSE y el PP, en un reñido recuento que se espera en la ciudad. Los sondeos auguran que EH Bildu logrará un representante más en los ayuntamientos de las tres capitales vascas.