Quedan apenas dos pasos para que las candidaturas del PSOE para las generales del 23 de julio resulten aprobadas. La comisión federal de listas, este viernes, y el comité federal de mañana, 10 de junio. Pero a falta de ese double check final, un trámite en el que se esperan pocas modificaciones, el rostro colectivo del Grupo Socialista en Congreso y Senado para la próxima legislatura, la número XV, ya está definido. Un equipo nutrido de una pléyade de ministros, altos cargos y dirigentes afines a Pedro Sánchez, completado por alcaldes y presidentes derrotados el 28-M y compensados ahora. Hombres y mujeres que serán el escaparate del partido tras los comicios y que tendrán mucho que decir también si lo que deparan las urnas es la pérdida de la Moncloa. Pero ese grupo, de entrada, responderá a Sánchez. Él lo ha modelado a su gusto, como cabía esperar, dado el inmenso poder orgánico que atesora desde que barrió en las primarias a Susana Díaz en 2017 y, mucho más, desde que alcanzó el Gobierno hace justo cinco años. Poder, eso sí, que puede diluirse, disolverse, implosionar si el PSOE es desalojado del Ejecutivo por Alberto Núñez Feijóo, el escenario más probable por ahora, según las encuestas. La otra cara de la moneda es que el presidente ha asegurado acomodo a los que han estado y están con él para los próximos cuatro años.

Finalmente, son 14 de los 17 ministros socialistas los que entran en las listas de las generales de julio. Todos los que quisieron. Todos, por tanto, menos Nadia Calviño, vicepresidenta primera; Pilar Llop (Justicia) y José Luis Escrivá (Inclusión). Madrid concentra el mayor número de miembros del Gabinete: Teresa Ribera, Félix Bolaños, Margarita Robles y José Manuel Albares, en los puestos dos, tres, cuatro y cinco de la candidatura. Otros nueve encabezan sus propias listas: María Jesús Montero, vicesecretaria general del partido y titular de Hacienda, por Sevilla; Isabel Rodríguez, responsable de Política Territorial y portavoz del Ejecutivo, por Ciudad Real; Pilar Alegría (Educación y portavoz del partido), por Zaragoza; Fernando Grande-Marlaska (Interior), por Cádiz); Luis Planas (Agricultura), por Córdoba; Diana Morant (Ciencia), por Valencia, José Miñones (Sanidad), por A Coruña, y Héctor Gómez (Industria), por Santa Cruz de Tenerife. Y por Barcelona, suceden a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, los ministros Miquel Iceta (Cultura) y Raquel Sánchez (Transportes).

Varios de los altos cargos promocionados el 23-J a las listas tendrán que dejar su puesto, como la directora general de la Guardia Civil, Mercedes González, con rango de subsecretaria. Lo mismo harán Antonio Hernando o Paco Salazar

Pero a partir de ahí el despliegue de altos cargos y dirigentes de su entera confianza es verdaderamente apabullante. En toda España. Sánchez coloca a sus dos pretorianos en la Moncloa, Óscar López y Antonio Hernando, director y director adjunto de su Gabinete, como siete por Madrid y uno por Almería, respectivamente. Ambos volverán así a la Cámara baja en la que ellos crecieron en política, ahora con los galones de su tiempo en la sala de máquinas del Gobierno. Y vuelve a situar a otro de sus hombres, a Paco Salazar, secretario general de Planificación Estratégica, de cuatro por Sevilla. Por Madrid repetirá Rafael Simancas, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes —el segundo de Bolaños—, como número nueve, y como diez entra Mercedes González, directora general de la Guardia Civil desde hace apenas dos meses y jefa de la agrupación socialista de Madrid capital. Como 14 se integra Pilar Sánchez Acera, jefa de Gabinete de Óscar López, y como 15 David Lucas, secretario de Estado de Transportes. La papeleta al Senado la comanda José Manuel Franco, líder del PSOE-M entre 2017 y 2021 y actual secretario de Estado para el Deporte y presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD).

No todos estos altos cargos deberán dejar sus puestos. La ley electoral impone, en su artículo 6, que no son elegibles los subsecretarios, secretarios generales y directores generales de los ministerios y los equiparados con ellos. Por eso, podrán seguir los ministros, Óscar López, Rafa Simancas o David Lucas. Sin embargo, Antonio Hernando, Paco Salazar, José Manuel Franco (como presidente de un organismo autónomo como el CSD) y Mercedes González, igual que José Ramón Gómez Besteiro, delegado del Gobierno en Galicia desde finales de marzo, los cuatro con rango de subsecretarios, tendrán que ser cesados antes del registro oficial de las listas —el plazo se extiende del 14 al 19 de junio—, casi con seguridad el próximo martes en el Consejo de Ministros.

Un final de legislatura abrupto

De todos ellos, el caso que ha suscitado más críticas internas (y externas) es el de González, al llevar las riendas de la Guardia Civil solo dos meses, pero en su entorno recuerdan que el encargo que tenía por parte del presidente era acabar la legislatura, y el final de esta se ha precipitado abruptamente. Tras los comicios, ella, como todo el Ejecutivo, estaría en funciones, sin poder decidir ascensos o ceses, advierten, así que en el fondo solo anticipa el término de su mandato efectivo apenas un mes. Pero el mensaje hacia fuera, y eso es lo que le reprochan algunos responsables en el partido, es que los comicios están perdidos de antemano. Y alegan que el instituto armado no es una institución cualquiera.

Además de Calvo, Ábalos, Puente y las presidentas Armengol y Andreu, en las listas se cobijan varios alcaldes que se verán desplazados por la derecha

El presidente también asegura un escaño a altos mandos del partido: Santos Cerdán, secretario de Organización, como uno por Navarra; su adjunto en el aparato, Juanfran Serrano, como cabeza por Jaén; la presidenta del PSOE, la exministra Cristina Narbona, como seis por Madrid; el portavoz en el Congreso, Patxi López, como capitán por Bizkaia, o la secretaria general del Grupo Socialista, Isaura Leal, como ocho por Madrid.

De la cúpula federal salen también los que lideran las planchas por varias circunscripciones: Pedro Casares (Cantabria), Elisa Garrido (La Rioja), Nieves Ramírez (Málaga), Francisco Lucas (Murcia) o Luz Martínez-Seijo (Palencia). Hana Jalloul y Víctor Gutiérrez (12 y 13 por Madrid), Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (dos por Sevilla) y Andrea Fernández (dos por León) también proceden de la ejecutiva de Sánchez.

La diputada socialista y expresidenta del Gobierno Carmen Calvo, al inicio de la reunión de la Diputación Permanente en el Congreso de los Diputados, este pasado 7 de junio de 2023 en Madrid. Charla con ella el parlamentario Antidio Fagúndez (con barba), secretario provincial del PSOE por Zamora y número uno por su circunscripción el 23-J. EFE/ SERGIO PÉREZ

Pero, sobre todo, el presidente ha querido configurar un grupo con mayor perfil político que el actual, apostando por pesos pesados, muy PSOE. Lo representan la exvicepresidenta Carmen Calvo —finalmente uno por Granada, dada su dificultad de encaje en su provincia, Córdoba— y José Luis Ábalos, exsecretario de Organización y exministro de Transportes, como dos por Valencia. A ellos se suman las presidentas en funciones de Baleares y La Rioja, Francina Armengol y Concha Andreu —cabezas de cartel por sus territorios, la primera para el Congreso y la segunda para el Senado—; el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, uno por su provincia a la Cámara baja, o el regidor de Sevilla, candidato por la Cámara alta. Todos serán barridos por el vendaval de la derecha.

Resorte de poder asegurado

Las candidaturas —y era previsible, al asumir Sánchez "en primera persona" la culpa por el batacazo del 28-M— están copadas por alcaldes que perderán previsiblemente la vara de mando en apenas una semana, el 17 de junio, cuando se constituyan los ayuntamientos de todo el país: Gabriel Cruz (Huelva), Emilio Sáez (Albacete), Alberto Rojo (Guadalajara) encabezan sus listas provinciales, otros como Javier Rodríguez y Guillermo Hita (11 y 17 por Madrid), regidores salientes de Alcalá de Henares y Arganda del Rey, o Mamen Sánchez (dos por Cádiz, tras Marlaska), primera edil de Jerez, se integran en ellas.

El PSOE renueva al menos al 50% de los cabezas de cartel para estos comicios. El conflicto más importante, ya sofocado, se dio con Lambán en Aragón

Todos ellos, junto a López, Hernando y los 14 ministros presentes en las candidaturas vienen a exhibir ese músculo del partido, y por supuesto gestión. No es casualidad. La Moncloa desea sobreponerse a la debacle del 28-M, que en el PSOE achacan a la toxicidad de Podemos, con un mensaje nítido de que solo hay una alternativa posible al tándem de PP-Vox: Sánchez. El PSOE. Y para él piden concentrar todo el voto útil de la izquierda. Un mensaje más fácil de trasladar ahora que el espacio que ocupan Podemos y Sumar sigue a la greña, sin acabar de cerrar un acuerdo cuando apenas restan unas horas para que expire el plazo de registro de las coaliciones.

Ferraz ha desactivado los potenciales conflictos importantes antes de la comisión de listas de este viernes. Consiguió, tras una intensa presión, que el presidente aragonés, Javier Lambán, diese marcha atrás y colocara a Pilar Alegría como líder de la plancha por Zaragoza y mantuviera a Herminio Sancho por Teruel, con el propósito de que la dirección respetase a su apuesta como dos de la ministra de Educación, el exdiputado Óscar Galeano, que ya fue vetado en 2019 y que probablemente será igualmente rechazado ahora. También Óscar Puente ha dejado fuera en el Senado a Javier Izquierdo, secretario de Acción Electoral de la cúpula federal, exclusión que puede ser enmendada este viernes. En cualquier caso, Sánchez ha conseguido aquello que quería, un grupo completamente afín y sólido. Y sin líos por ahora. Para lo que pueda pasar tras el 23-J.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañado por la senadora Cristina Narbona (d), presidenta del PSOE y ahora número seis al Congreso por Madrid, y la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del partido, María Jesús Montero (i), también uno por Sevilla a la Cámara baja, a su llegada el pasado 31 de mayo a la reunión con diputados y senadores. Detrás, Santos Cerdán, secretario de Organización y uno por Navarra, y Eva Granados, portavoz en el Senado y candidata por el PSC por Barcelona en la Cámara alta este 23-J. EFE / MARISCAL

Porque si los socialistas pierden el poder en las generales, tanto dirigentes del partido como ministros y cargos del Gobierno ya tienen su acomodo garantizado en esta legislatura. Un seguro, un refugio, muy importante. Sánchez se blinda con ellos y al tiempo él mismo los resguarda. Por lo pronto, el PSOE renueva al menos el 50% de sus cabezas de lista de cara al 23-J, informa Europa Press, una cifra que obedece, también, a la necesidad de recolocar a los caídos por las urnas en las autonómicas y municipales, hecho que le procura paz interna al menos hasta los comicios. El rostro en conjunto del nuevo grupo, en cualquier caso, es más potente que el saliente. Con más nombres reconocibles y de gestión. Y fieles, muy fieles al presidente. Un resorte asegurado de poder para él en tiempos inciertos.