Con la guerra en Ucrania concitando el consenso entre los dos grandes partidos, Marruecos y la posición de España en el Magreb tras el giro en el conflicto del Sáhara ha copado el debate en clave internacional de la campaña electoral que concluye este viernes. El tema de fricción que ha marcado la legislatura tras el acercamiento de Sánchez a las tesis marroquíes también ha monopolizado los rifirrafes, con Rabat y Argel observando de cerca las cuitas públicas.
Para un contencioso que va camino del medio siglo de vida, atrapado entre la realpolitik y la pugna por la hegemonía regional, la exposición mediática en una campaña electoral española ha resultado insólita. "Esto es un logro. Hace seis años el asunto saharaui estaba completamente ausente de la agenda pública. Nunca se había hablado tanto del Sáhara", reconocen fuentes del Frente Polisario consultadas por El Independiente. Una victoria tardía que ha estado alimentada por múltiples factores.
La constante histórica es que la política exterior está ausente de la campaña
La alusión a Marruecos y el Sáhara apareció también en el cara a cara que firmaron Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, el único de la campaña. En pleno rifirrafe, el popular le afeó al presidente del Gobierno haber cambiado de posición en el conflicto de la ex colonia española en soledad parlamentaria y sin haber consultado con la oposición una medida que supuso el fin de la llamada "neutralidad activa", una política de Estado con 47 años de vigencia.
"Sorprende que se planteara ese tema cuando la constante histórica en España es que los temas de política exterior están ausentes de la campaña porque se entendía que no movilizan al electorado o tampoco había elementos de disputa", reconoce a este diario Manuel Torres, catedrático de ciencias políticas de la universidad Pablo de Olavide de Sevilla. "No aparece a excepción de crisis puntuales, como la participación española en la invasión de Irak".
De Pegasus a Sumar
A su juicio, su irrupción en la ruta hacia las generales se debe precisamente a que entraña un punto de discordia con su consiguiente rédito electoral. "No es tanto por una preocupación elevada de la ciudadanía española sobre el Sáhara sino simplemente por el contexto que rodea a esa decisión, pues se ha popularizado esa visión de que el giro de Sánchez esconde algo o no se ha producido de manera voluntaria", arguye Torres. En el fondo subyacen la falta de transparencia en las razones del viraje y el espionaje tampoco aclarado al móvil del presidente y varios de sus ministros mediante Pegasus, con las sospechas apuntando hacia el otro lado del Estrecho.
Es un conflicto que interpela directamente a España como potencia administradora del territorio
Ha ayudado también la coincidencia temporal con el fin del acuerdo pesquero entre la Unión Europea y Marruecos, expirado el pasado lunes. No obstante, el ruido camino del 23-J no ha permitido arrojar luz a la aproximación del PSOE hacia el régimen marroquí, reflejado en los sucesivos programas electoral y la promesa ahora de "profundizar sus relaciones" con el vecino. El PP, como ya adelantó a este diario Esteban González Pons, ha prometido "reequilibrar" las relaciones entre Marruecos y Argelia, pero sin aportar detalles precisos de cómo llevarlo a cabo: revertir el posicionamiento agradaría a Argelia, que mantiene congeladas las relaciones diplomáticas con España, pero provocaría una nueva crisis con Rabat, que ha convertido el Sáhara en el prisma sobre el que cementar su política exterior de aliados y enemigos.
"Al ser la legislatura en la que se ha cometido ese gravísimo error por parte de Sánchez en ese posicionamiento en la cuestión saharaui ha sido una cosa bastante utilizada por el Partido Popular y ha sido un tema central", reconoce a este diario Tesh Sidi, activista saharaui y número 3 de Sumar por Madrid. "Es positivo que esté en el debate porque es un conflicto que ha sufrido el abandono político y mediático. Y es un conflicto que interpela directamente a España como potencia administradora del territorio", añade quien se convertirá muy probablemente en la primera diputada saharaui en la Cámara Baja desde la representación saharaui en las Cortes franquistas.
Marruecos tanteará al nuevo Gobierno
La primera de las polémicas que han transitado este esprint final hacia unas elecciones atípicas, anticipadas y en plena canícula, fue la disparidad de opiniones en el seno de Sumar, representada en la presencia de Sidi y la del candidato inmediatamente anterior, el diplomático Agustín Santos Maraver. El ex embajador de España ante la ONU ha evitado secundar el término "dictadura" con el que Yolanda Díaz calificó a la monarquía alauí y ha optado por tildarlo de "un régimen parecido al de la Restauración borbónica en España", desatando las críticas del activismo saharaui y de los partidos que conforman la coalición, para los que la causa del Sáhara resulta "un tema identitario".
Tampoco ha faltado el uso de Marruecos en propia propaganda electoral. De las lonas de Desokupa enviando a Sánchez a Marruecos y Frente Obrero con el "beso de Judas" de Sánchez y Mohamed VI al fotomontaje del PACMA con Sánchez en los campamentos de refugiados saharauis de Tindouf. Unos elementos que no han pasado desapercibidos en Marruecos y Argelia, donde su prensa ha seguido de cerca las vicisitudes electorales y las declaraciones de los candidatos. El periódico oficial del Partido Socialista marroquí, leal al régimen, denunció a través de un manifiesto "las conductas despreciables contra Marruecos y sus símbolos nacionales", en referencia a la ilustración del monarca y el beso a Sánchez.
A las incógnitas que debe despejar la noche electoral se suma precisamente la reacción de Argel y Rabat al Ejecutivo que salga de las urnas. "Como ya ha venido pasando en otros periodos, cada vez que se conforma un nuevo gobierno en España, Marruecos llevará a cabo algún tipo de movimiento para tantear por dónde respira el nuevo Ejecutivo", concluye Torres. En Argel también se hallan vigilantes.
Marruecos y el Sáhara, en los programas electorales
PSOE
Seguiremos profundizando en la nueva etapa en nuestras relaciones bilaterales con Marruecos, en la que hemos firmado una veintena de acuerdos para fortalecer la cooperación en la lucha contra la trata de personas y contra el terrorismo, la cooperación migratoria, o la promoción de las empresas exportadoras y de las empresas españolas en Marruecos.
En relación con el Sáhara Occidental, seguiremos apoyando al Enviado Personal del Secretario General de Naciones Unidas para alcanzar una solución mutuamente aceptable en el marco de las Naciones Unidas. Mantendremos la ayuda humanitaria a la población saharaui en los campamentos, como hemos hecho siempre, siendo España el principal donante bilateral.
PP
España debe recuperar una política exterior que haga compatible una relación de vecindad profunda y sólida con Marruecos y con Argelia,
así lo han conseguido todos los Gobiernos de la democracia hasta esta legislatura. Para ello debemos tener una política fiable, estable y predecible. Una política de Estado que cuente con el mayor consenso parlamentario posible y, especialmente, una interlocución fluida y permanente con quien lidere la oposición. España debe cumplir con sus responsabilidades históricas, tener una política Mediterránea que afronte los problemas de la frontera sur de Europa.
Impulsaremos una relación equilibrada con los países del Magreb en todos los ámbitos: político, económico, comercial, cultural, energético, migratorio y de seguridad. La relación se basará en el respeto mutuo y en el derecho internacional. Apoyaremos los esfuerzos de Naciones Unidas en el Sáhara Occidental para alcanzar una solución política justa, duradera y aceptable para las partes.
SUMAR
Daremos marcha atrás con celeridad al cambio de posición adoptado en 2022 con respecto al Sáhara Occidental y utilizaremos todos los canales de influencia en el conflicto para apoyar plenamente el derecho a la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental, en el seno de las Naciones Unidas, impulsando el trabajo de la MINURSO, y tanto en las instancias regionales como en las relaciones bilaterales con su Vecindad Sur.
Promoveremos proactivamente medidas que faciliten la vida a la población saharaui allí donde se encuentre, sea en Tinduf, en territorio ocupado del Sáhara Occidental o en España, fomentaremos el trabajo de las organizaciones de derechos humanos que trabajan sobre el terreno y aumentaremos las partidas de ayuda humanitaria para los campamentos de refugiados saharauis.
Trabajaremos desde la Unión Europea para defender el cumplimiento de las sentencias de la justicia europea relativas al Sáhara Occidental y revisar, en consecuencia, los diferentes acuerdos entre la Unión Europea y Marruecos que puedan afectar al Sáhara Occidental.
Se constituirá una comisión de trabajo sobre la responsabilidad histórica de España con el pueblo saharaui, que deberá elaborar un informe sobre las medidas para aplicar los principios de verdad, justicia, reparación y no repetición en lo relacionado con la situación actual del pueblo saharaui y la responsabilidad histórica del Estado español.
VOX
Garantizaremos la protección de Ceuta y Melilla, parte indi- visible de España, cada vez más acosadas por Marruecos con la complicidad del gobierno de Sánchez. Aumentaremos el número de miembros y dotaremos a las FCSE de todos los elementos necesarios para garantizar su seguridad y el adecuado ejercicio de sus funciones, especialmente para frenar las oleadas de inmigración masiva alentadas por el gobierno marroquí.
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hace 1 año
El interés de los medios de comunicación españoles por lo referido al conflicto saharaui había sido tan escaso en los últimos años que lo de ahora nos parece un aluvión. Sin embargo, como ya escribí en algún comentario anterior, los periodistas que, aún ahora, escriben, preguntan, investigan e informan sobre este asunto son muy pocos -con el señor Carrión a la cabeza-. Y algunos sería preferible que no lo hicieran, por faltar a la verdad.
En cuanto a los partidos, sólo Sumar se ha pronunciado abiertamente en defensa de los derechos del pueblo saharaui, pero Yolanda Díaz ha incurrido en la flagrante contradicción de incluir en su lista de número dos a alguien con una trayectoria comprensiva hacia la potencia ocupante del Sáhara, y de número tres a alguien que ha sufrido y está dispuesta a denunciar en las Cortes esa ocupación.
Por su parte, el PP no quiere apoyar una autodeterminación que lo enfrentaría a Marruecos en caso de formar gobierno Feijóo. Vox se posicionaría contra la llegada de inmigrantes y blindaría Ceuta y Melilla, pero dudo que moviera un dedo por los derechos de los saharauis. Y en cuanto al PSOE, seguiría actuando contra los intereses y la seguridad de españoles y saharauis con tal de satisfacer al insaciable Mohamed VI, sin darse cuenta de que el personaje es un chantajista profesional que se ceba con quien le muestra debilidad.