La manifestación convocada por la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC) la tarde del Onze de Setembre volverá a marcar en una semana el curso político catalán y español. Tras años de lento declive en el número de asistentes empujado por la pandemia de Covid, la convocatoria de la ANC recupera este año su papel de termómetro del independentismo en plenas negociaciones de Junts y ERC con el PSOE para investir a Pedro Sánchez.

La ANC que preside Dolors Feliu dista mucho del poder de convocatoria que en su día atesoraron Carme Forcadell y Muriel Casals -el año pasado reunieron a 150.000 personas-. Pero Carles Puigdemont y su núcleo duro seguirán con atención la manifestación, que este año partirá de cuatro puntos simbólicos de Barcelona para confluir en la Plaza de España -rebautizada por la Asamblea como Plaça 1 d'Octubre-. Y la ANC ya ha dejado claro en tanto en el manifiesto, como en el vídeo promocional de la convocatoria, que "pactar con los que nos reprimen y espían no puede ser el camino".

Hace un año, la marcha sirvió para exhibir el descontento del independentismo ortodoxo con el Govern de Pere Aragonès, blanco de más críticas que el Gobierno del PSOE, para regocijo de Junts. Esta vez, la víctima podría ser el mismísimo Puigdemont, si no es capaz de desmentir la convicción de que habrá pacto seguro con los socialistas.

Conferencia de Puigdemont

De ahí la importancia que Junts otorga a la conferencia que el ex president pronunciará este martes en Bruselas, en la que marcará las condiciones de JxCat para la investidura. Unas condiciones que a seis días de la Diada solo pueden pasar por la amnistía y un referéndum de independencia en los términos más inflexibles que

Los primeros compases de la negociación ya han provocado duras críticas hacia Junts del sector más duro del independentismo, que aunque minoritario ha sido hasta ahora un bastión fundamental para los de Puigdemont. Quizá por eso Junts ha dejado claro que este año también acudirá a la convocatoria de la ANC, pese a las sospechas fundadas de que sus líderes pueden convertirse en blanco de las críticas, como el año pasado le sucedió a ERC. Una vía más para diferenciarse de los republicanos.

Esquerra, por su parte, asegura que este año volverá a la cita reclamando una manifestación "transversal e inclusiva". Pero el Govern juega a la ambigüedad negándose a comprometer la asistencia de Aragonès. Tampoco desde el partido han aclarado quién los representará ese día. Es decir, si Oriol Junqueras acudirá, tras los abucheos recibidos en la concentración contra la Cumbre Hispano-Francesa de la pasada primavera.

Manifiesto de la Diada

Los republicanos no dejan de reclamar a la ANC que su manifestación no se convierta en un nuevo acto de censura a la estrategia de los partidos, pero reconocen que cada nueva intervención pública de la presidenta de la entidad es una piedra en el camino de su retorno a la gran manifestación de la Diada. Pero las quejas de Esquerra no parecen haber ablandado a la Asamblea, a tenor del manifiesto redactado para el próximo Onze de Setembre.

Los dos años de negociación con España han fracasado, ahora es el momento de pasar de las palabras vacías a la acción y la confrontación"

El texto exige el "fin del autonomismo" para lanzar "el envite definitivo hacia la independencia" y "denuncia el inmovilismo de los partidos independentistas". Creen que la mesa de diálogo "no ha tenido ninguna utilidad" y avisan "se requiere acción inmediata". Lejos de la apuesta por el diálogo a la que se suma ahora Junts, advierten que "los dos años de negociación con España han fracasado, ahora es el momento de pasar de las palabras vacías a la acción y la confrontación".

Por si había dudas de a qué acción se refiere, la ANC reivindica además los incidentes de la Plaza Urquinaona en 2019, cuando la violencia de las protestas independentistas desbordó a partidos y entidades. Lo hace con una concentración específica para recordar "las cargas policiales contra una juventud que no hacía nada más que defender el resultado del referéndum" del 1-O.

Pacto de la Mesa del Congreso

El manifiesto de la ANC es de hecho la continuación lógica del comunicado emitido por la entidad tras el acuerdo de Junts y ERC para la constitución de la Mesa del Congreso. Un pacto que para la Asamblea supuso "entrar en el juego de quienes nos quieren súbditos. Esta no es la estrategia que nos llevará a la constitución del estado catalán" advertían.

La entidad acusó ambos partidos de "facilitar" la constitución de la Mesa "a cambio de prebendes institucionales", en referencia al grupo propio, por una táctica puramente "partidista". Y añadía en agosto que las comisiones de investigación o el catalán en el Congreso y la Unión Europea "no son una opción creíble" porque "el Estado español incumple sistemáticamente cualquier compromiso".

El resultado de esos "pactos a la baja", para la ANC, es el "blanqueo" del Estado ante Europa. "Solo el bloqueo de las instituciones españolas puede precipitar la quiebra del Estado y abocar a los partidos españoles a la necesidad de resolver el conflicto catalán si quieren gobernar".