Este martes el líder del partido popular, Alberto Núñez Feijóo, se enfrenta a la sesión de investidura sin los apoyos suficientes. Todo apunta a que, si no hay imprevistos, tan solo consiga los 172 apoyos que ya tiene atados y se quede a cuatro votos de conseguir la mayoría absoluta. Su investidura fallida daría el relevo a Pedro Sánchez, quien tiene todas las papeletas de sacar adelante la investidura gracias a los apoyos de los nacionalistas catalanes y vascos.

Tras la decisión de Felipe VI de proponer al popular como candidato a la investidura como presidente del Gobierno, con el no del PNV sobre la mesa que otorgaría al PP 5 votos de los 4 que necesita, el examen parlamentario al que se someterá Feijóo no parece que vaya a salir adelante. Aunque esto parezca nuevo, la realidad es que de las 16 sesiones de investidura que ha habido en España desde las primeras elecciones generales democráticas, Pedro Sánchez es el que más investiduras fallidas ha protagonizado, dos de las tres que ha habido.

Tres investiduras fallidas: 2 de Sánchez, 1 de Rajoy

Desde la restauración de la democracia en 1978, ha habido investiduras holgadas con mayorías absolutas, como la que obtuvo González en 1982 con 207 votos a favor o los 202 síes que consiguió Aznar en el 2000. En la mayoría de ellas, el presidente fue elegido en primera votación. No fue así en el caso de Leopoldo Calvo-Sotelo en el 81, en el que por siete votos tuvo que ir a segunda vuelta, eclipsada por el golpe de estado del 23-F, aunque finalmente fue elegido presidente del Gobierno. En 2008, Zapatero también consiguió la presidencia en segunda votación. Pero de las 16 investiduras que ha habido en España, solo tres han fracasado. Dos de ellas de Sánchez y otra protagonizada por el entonces presidente del PP Mariano Rajoy en 2016.

La primera investidura que se celebró en España fue el 30 de marzo de 1979 de la mano de Adolfo Suárez. Su partido Unión Centro Democrático (UCD) obtuvo una amplia victoria, 168 diputados, 47 más que el PSOE de Felipe González, pero no eran suficientes para sacar adelante la investidura. Contó con el apoyo del Partido Aragonés (PAR), el Partido Andalucista (PSA), Coalición Democrática (CD), Unión del Pueblo Navarro (UPN) y la abstención de Convergència i Unió (CIU).

Tras la dimisión de Suárez como presidente del Gobierno en enero de 1981, su sucesor Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD) se quedó a siete votos a la investidura. La segunda votación se produjo a los días, aquel 23 de febrero conocido por el intento fallido de golpe de Estado del 23-F. Dos días más tarde se produjo de nuevo la votación y finalmente Calvo-Sotelo salió investido presidente del Gobierno con los apoyos de Coalición Democrática, Partido Aragonés, UPN y CiU.

En 1982 Felipe González (PSOE) irrumpió en La Moncloa con 201 diputados y permaneció en el cargo durante cuatro legislaturas. En 1986 Felipe González volvió a conseguir mayoría absoluta con 184 diputados. Pero su tercer mandato lo consiguió con una ajustada votación. Obtuvo 176 diputados, los mismos que la suma del resto de partidos y gracias al apoyo de Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC), pudo seguir como presidente del Gobierno.

Gracias a los apoyos de los nacionalistas vascos (PNV) y catalanes (CiU), a pesar de que el PSOE se desgastó tras una década en el poder, consiguió sacar adelante la investidura. La legislatura acabó antes de tiempo, cuando los catalanes decidieron no apoyar los presupuestos de 1996 y precipitaron la convocatoria de elecciones, en las que salió investido José María Aznar (PP), como lo hizo también en las siguientes elecciones del 2000, hasta que en 2004 llegó al poder José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE).

En 2008, Zapatero se enfrentó por primera vez a una segunda votación de investidura al no conseguir la mayoría en la primera vuelta. Fueron 168 votos a favor con 158 en contra. Finalmente salió investido con 169 síes y 158 noes. En las elecciones generales de 2011, Mariano Rajoy logró una histórica mayoría absoluta, con 186 diputados.

Primer fracaso de investidura de Sánchez

La irrupción de diferentes partidos al tablero político trajo el fin del bipartidismo en España. En las elecciones generales de diciembre de 2015, el PP de Mariano Rajoy obtuvo 123 diputados y el PSOE, 90. Al no tener apoyos suficientes, el entonces presidente en funciones del Gobierno decidió rechazar el encargo del Rey.

Así, Sánchez se lanzó a una investidura sin los votos asegurados. Solo tenía el apoyo de Ciudadanos (40 diputados) y Coalición Canaria (1 diputado). Los 131 votos fueron insuficientes frente a los 219 en contra, lo que le costó el cargo de líder del PSOE.

Mariano Rajoy y José María Aznar

Investidura fallida de Rajoy

Tras la investidura fallida de Sánchez, se volvieron a convocar elecciones en junio. Los populares volvieron a ganar, y esta vez Rajoy sí que decidió presentarse en septiembre a la investidura, aunque finalmente no salió adelante: el popular obtuvo 170 síes frente a 180 noes.

En octubre de ese mismo año, gracias a las abstenciones de gran parte de los socialistas, Rajoy salió investido gracias a 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones.

Segundo fracaso de Sánchez

Tras volver al plano político, un año después de la moción de censura y tras las elecciones de abril de 2019, Sánchez fracasó de nuevo en su investidura. Por entonces, aún se negaba a pactar con Podemos y Pablo Iglesias, y solo obtuvo el apoyo del partido de Miguel Ángel Revilla (PRC), que sumados a los 123 diputados socialistas -ganaron las elecciones-, consiguieron tan solo 124 votos a favor frente a 155 en contra y 67 abstenciones.

La investidura fallida dio paso a unas nuevas elecciones el 10 de noviembre de 2019, dando comienzo al primer gobierno de coalición de la mano de Podemos y PSOE.

Ahora la historia se vuelve a repetir. Como ya ocurrió en 2016 y 2019, de la mano de Sánchez y Rajoy, un candidato se presenta a la sesión de investidura sin los apoyos suficientes. Con la ausencia de cuatro votos que permitan al PP alcanzar la mayoría absoluta de 176 diputados, la investidura de Feijóo apunta a fracaso, que se convertiría en la cuarta fallida en democracia y la segunda en manos del PP.