El PNV está herido y atrapado. Desde que las urnas le confirmaron que una parte importante de su electorado no está contento, que uno de cada cinco votantes dejó de confiar en ellos en las últimas elecciones, ha dado muestras de estar desconcertado, confuso y algo inquieto. Recuperar la confianza de los 100.000 votos perdidos no basta. Lo que urge es acertar con el diagnóstico, con el tratamiento y que el resultado que se logre dentro de apenas unos meses, en las elecciones autonómicas, demuestre que han acertado. El pasado domingo en el ‘Alderdi Eguna’ (día del partido) la formación intentó escenificar unidad y haber entendido el mensaje. Incluso se mostró convencido de haber demostrado aún músculo social congregando a decenas de miles de simpatizantes.  

Sin embargo, en su discurso se comprueba que la preocupación es real, “vienen a por nosotros”, aseguraron el lehendakari Urkullu y el presidente del partido, Ortuzar. El PNV está acostumbrado a ganar y hacía muchas décadas que no atravesaba un revés como el actual. La dirección de la formación advirtió a sus bases que es hora de abandonar “el confort de nuestros ‘batzokis’ –sedes del PNV-” para salir a la calle a recuperar el espacio perdido, “es el momento de cambiar las zapatillas de casa por las de running”, aseguró Ortuzar antes de llamar a quienes aún les siguen a estar atentos por si toca “volver a tocaros a rebato” y movilizarse ante una repetición electoral.

El difícil momento por el que atraviesa el partido centró ayer el cara a cara entre Feijóo y portavoz del PNV, Aitor Esteban. En el pleno de investidura el candidato popular se empeñó en hurgar en la herida, en subrayar las contradicciones “del nuevo PNV”, las amenazas y los riesgos que asume el partido volviéndose a aliar con Pedro Sánchez en una misma coalición con Bildu: “Tengan cuidado que en la maratón de la política vasca puede haber un partido que quede primero y no sea el PNV”, les advirtió Feijóo, “he lamentado que últimamente caminen muy aproximados”, dijo.  

Históricamente los nacionalistas vascos han acudido a la Cámara Baja como representantes únicos del soberanismo vasco. Ayer no sólo tuvieron que compartir esa vitola con EH Bildu sino hacerlo en un segundo plano, tras ellos, al contar con una menor representación que la coalición de Arnaldo Otegi. El semblante de su portavoz jeltzale, Aitor Esteban durante la réplica al candidato Feijóo fue elocuente. El brillante orador apareció algo apagado, con un discurso deslavazado y con una réplica a la que casi renuncia y que terminó criticando a Feijóo por su tono hacia quien aspiraba que le votara, “hoy usted ha hecho más amigos”, se despidió de modo irónico. La tensión del debate parlamentario llevó después al presidente del PP a acercarse a Esteban para intentar recomponer y mitigar el enfrentamiento, aducado en las formas, duro en el fondo.

Desafección del votante

El pulso que tras las elecciones libra el PNV es interno y externo y el PP lo sabe. Incluso se beneficia de ello. En las últimas elecciones generales los populares obtuvieron 131.000 votos, 27.000 más que en las generales anteriores y uno de los mejores resultados de su historia en Euskadi. Muchos de esos votos procedían de simpatizantes desencantados del PNV.

El doble juego autonómico y nacional, con Bildu como adversario en un caso y como aliado de un mismo gobierno en otro, es difícil de compaginar y entender, El partido centenario juega desde hace meses un juego de equilibrios complicado, contradictorio en ocasiones e incierto sobre sus consecuencias. El diagnóstico y análisis hecho por el EBB sobre las razones de la pérdida de apoyos puso el foco en el desapego y problemas que en la gestión autonómica viene arrastrando el Gobierno vasco, con singular incidencia en ámbitos como la Sanidad, la Ertzaintza o la Educación. Sin embargo, la alianza con Pedro Sánchez y el resto de socios no parece haber tenido incidencia en la desafección de muchos de sus votantes, según este análisis de la dirección del PNV.

Tanto es así, que el partido no ha dudado en reeditar su apoyo a Sánchez, sin apenas crítica ni exigencias. El rechazo a una alianza con el PP en cuya suma entrara Vox ha sido la máxima prioridad. Ayer Feijóo incidió en lo que consideró una larga lista de contradicciones que en su opinión estarían dañando la base electoral del PNV, “que es la misma que la nuestra, no se engañen”, dijo. Invitó a Esteban a cambiar esos apoyos que “incomodan” y son difíciles de explicar a su base social”: “Hay un porcentaje del votante conservador del PNV al que le provoca desazón ver que el PNV vota lo mismo que Bildu, apoyando a Sánchez o en la coalición con el Partido Comunista”, dijo. Un dardo en la estrategia de alianzas del PNV que también algunos sectores del propio partido nacionalista han cuestionado.

Puigdemont y amnistía

El pulso desigual con Bildu en Euskadi y en Madrid es otro de los ejes de contradicción con el que lucha el PNV. La pérdida de apoyos de unos se traduce en crecimiento imparable de los de Otegi. Reproches en Euskadi y misma estrategia como socios de Sánchez en Madrid: “Cómo van a explicar que el eslogan en Euskadi sea las próximas elecciones elegir entre Bildu y el PNV y luego voten lo mismo en el Congreso”.

La búsqueda de nuevos socios con los que hacer frente a la pinza Bildu-ERC es otro de los pasos dados recientemente por el PNV y que han supuesto un inesperado cambio de posición. La visita a Waterloo de Ortuzar para reunirse con Puigdemont, o la presencia de Jordi Turull en el ‘Alderdi Eguna’ han abierto una nueva fase de relación con Junts, rota hasta ahora: “No sé cuántos votos han conseguido con esa reunión… esos votantes ya los tiene Bildu, y creciendo”, les reprochó Feijóo. Aseguró que echar ese “capote” a Puigdemont y las manifestaciones en apoyo a su amnistía “parece que es algo que necesitan más ustedes que Junts”: “Este es el nuevo PNV, el que se va adaptando en función de las circunstancias, allá ustedes”.   

El enfrentamiento con Bildu y lo que definió como “un pulso por competir por quién se acerca más a Sánchez, quién es el socio más fiel” es otra de las críticas que ayer dolieron al PNV: “¿Cuál es el proyecto común de ambos para Euskadi que le lleva a competir por ser el puntal de Sánchez? ¿Qué les une?”.