El voto del diputado de Junts Eduard Pujol —que se equivocó en la mañana de este viernes en la investidura de Alberto Núñez Feijóo, aunque rectificó de inmediato—, lleva visos de ser el principio de un litigio de largo alcance la para convivencia en la Mesa del Congreso. La secretaria cuarta del órgano rector de la Cámara, la popular Carmen Navarro, no escuchó dicha rectificación, y dio fe de un voto que, en este caso, Pujol no escuchó para haber parado la votación de inmediato. En fin, todo un malentendido que se sustanció en declarar nulo su posicionamiento.

La cosa va más allá de la anécdota, a decir de los populares, que aseguran que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, era partidaria de registrar el "sí" del parlamentario —que no cambiaba el resultado de la votación— pero "recibió presiones" de la Moncloa y del PSOE, vía mensajes de WhatsApp, para que Feijóo no sumara el voto 173 a su investidura. Del mismo modo, estas fuentes explican que el secretario general de las Cortes dejó la decisión en manos de la presidenta apelando a que "no había precedentes", por lo que Armengol optó finalmente por la vía intermedia de dar por anulado el voto del diputado. Fuentes próximas a la jefa de la Cámara baja niegan esas "presiones" y señalan que simplemente, ante las "discrepancias" de criterio entre el PP y los miembros progresistas de la Mesa, decidió aplicar una solución salomónica, la de anular el voto.

Apuntan a Gómez de Celis

Los populares apuntan al vicepresidente primero de la Mesa, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, como el origen de esas presiones a Armengol y dicen tener sospechas de que en esos minutos en que se debatió qué hacer con el voto de Pujol hubo cruce de mensajes con miembros de la Moncloa y con el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. En cambio, en el entorno de Celis recalcan que no recibió ningún tipo de indicaciones —"en ningún momento cogió el móvil, como se puede comprobar en la grabación"—, aunque sí reconocen que lógicamente intentó que el voto de Pujol se computase como un no a Feijóo.

El miércoles, el diputado socialista Herminio Sancho erró, pero de inmediato le corrigió la secretaria segunda y él se enmendó

Recuerdan los populares que el Tribunal Constitucional declaró que el voto "tiene carácter irrevocable" y que una vez que se formula y el secretario de la Mesa ha dado valor de fe al mismo, no se puede cambiar. La gran diferencia con respecto a lo que ocurrió el miércoles pasado con el diputado socialista Herminio Sancho es que, en ese caso, la secretaria segunda y compañera de partido, Isaura Leal, le advirtió del error de su voto antes de dar fe del mismo. Luego se escudaron en un equívoco con los apellidos.

Pero hay otro aspecto de esta bronca no desdeñable y alude al debate de investidura de Pedro Sánchez. Hay un escenario no descartable por el cual el presidente del Gobierno en funciones puede ir a su votación con el apoyo de la diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido, y la abstención de Junts. Así, tendría 172 votos a favor frente a 171 en contra y siete abstenciones. Una sola equivocación a la contra puede dar al traste con su elección, por eso entienden que "el PSOE ha entrado en pánico si va a una votación muy ajustada".

El antecedente de Alberto Casero

El Grupo Popular recuerda una y otra vez el antecedente de Alberto Casero, "hoy en su casa", cuando se equivocó al votar telemáticamente a favor de la reforma laboral. Fue el voto que salvó la ley estrella de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y aunque Casero se presentó en el Congreso para intentar corregir su voto, se le impidió.

En el círculo de Armengol recuerdan que en el escaño el diputado tiene unos segundos para votar y rectificar, y en el telemático se vota y se ratifica después

Ahora los populares van a estudiar si hay alguna vía para impugnar lo sucedido, aunque el propio Feijóo señaló a la salida del pleno que no había que dar más trascendencia a un hecho que no varió el sentido de la votación. Y es que Génova prefiere centrarse ahora en hacer la oposición a Sánchez y a la amnistía.

Desde la presidencia de la Cámara niegan cualquier tipo de irregularidad. Recuerdan que cuando un diputado vota presencialmente con el panel que tiene en su escaño, dispone de unos segundos para "votar y para rectificar si se equivoca", y lo mismo ocurre cuando se vota telemáticamente, donde se tiene incluso "la confirmación del sentido del voto".

"En este caso, en voto de viva voz, el diputado Eduard Pujol cambió su voto antes de sentarse. Primero dijo y luego dijo no. A diferencia del caso de Sancho, donde la secretaria segunda sí recogió la rectificación, la secretaria cuarta [la popular Carmen Navarro] mantuvo que el diputado votaba . Ante la discrepancia entre la voluntad expresada por el diputado y lo manifestado por la secretaria, la presidenta decidió anular el voto". "Se ha optado por lo más lógico, que ni una cosa ni la otra. Anular el voto, que tampoco era definitivo para el resultado final", argumentó a la salida del pleno Rodríguez Gómez de Celis.

No obstante, y consciente también de la trascendencia de este tipo de episodios, más aún en votaciones tan cruciales, Armengol estudiará si la Mesa ordena un informe a los letrados para que se aclare el protocolo de actuación, para que no haya lugar a "arbitrariedades" de ningún tipo y en el Congreso estén las cosas claras. En el círculo de Armengol insisten en que el caso no es semejante al de Sancho del miércoles, porque ahí Leal sí se dio cuenta del error de su compañero de filas —también pronunció mal su primer apellido, dijo "Sánchez Íñiguez" en lugar de "Sancho Íñiguez"—, él se enmendó y ella aceptó esa rectificación. Y tampoco el caso de Casero fue simétrico, añaden, porque ahí el diputado del PP erró tanto al emitir su voto como al ratificarlo él mismo. Pujol dio el traspié a la primera, pero se corrigió enseguida.