El tiempo de Alberto Núñez Feijóo ya está en su último aliento. Le queda la segunda votación de investidura, la del próximo viernes, 29 de septiembre, que previsiblemente concluirá como la primera, la de ayer, con 172 apoyos por 178 en contra. Y entonces, solo entonces, arrancará el tiempo de Pedro Sánchez. El presidente en funciones aún no ha dado demasiadas indicaciones de cuáles son sus planes, escudándose en que las dará cuando sea designado formalmente por el Rey, pero sus colaboradores sí deslizan algunos mensajes importantes, como que a partir de ahora apretará el acelerador en los contactos con los potenciales socios con vistas a intentar su propia investidura en la segunda quincena de octubre. Ese es el deseo, un debate "cuanto antes", congruente con la crítica de los socialistas al jefe de los populares por su "pérdida de tiempo" durante más de un mes, pero esa voluntad aún habrá de encajarse, recuerdan, con la marcha de las conversaciones con los grupos. Y ahí el interlocutor clave, el que puede decidir si hay reelección de Sánchez o elecciones el 14 de enero, es Carles Puigdemont.

El primer paso llega este viernes. Una vez que el pleno de la Cámara baja tumbe por segunda vez la investidura de Feijóo —ocurrirá sobre las 14 horas—, la presidenta, la socialista Francina Armengol, acudirá de inmediato a la Zarzuela para comunicar al Rey el resultado de la votación fallida. La previsión es que Felipe VI active una segunda ronda de consultas de manera automática, de tal manera que recibiría a los líderes políticos entre el lunes 2 y el martes 3 de octubre, de menor a mayor representación. Tras despachar con el último de ellos, Feijóo, el jefe del Estado comunicará su decisión, y todo hace pensar que ahora sí postulará a Sánchez, dado que él ya le manifestó en agosto —y lo volverá a hacer ahora— que está dispuesto a acudir a la investidura y que cree que puede recabar los apoyos necesarios.

En agosto, Armengol señaló el pleno al día siguiente del encargo del monarca, pero en 2019 transcurrió un tiempo entre la designación real hasta la convocatoria de la sesión de investidura

En ese punto comienzan las brumas. No hay un patrón fijo por el que guiarse. El pasado 22 de agosto, Armengol trasladó a los medios la decisión de Felipe VI —y justo después él mismo, a través de la Casa Real, la justificó vía comunicado—, conversó con el candidato para conocer cuánto tiempo creía necesitar para aumentar los apoyos, y este pidió "33, 46 o 24 días". De acuerdo con él, señaló el pleno en la media de esos días, 35, el 26 y 27 de septiembre, sorteando las fechas que habrían hecho coincidir una eventual repetición electoral en Navidad. Ahora podría repetirse el esquema: que el próximo miércoles, 4 de octubre, la presidenta del Congreso, tras hablar con Sánchez, agendase el segundo debate de investidura.

Pero esa es solo una opción. No la única. En 2019, de hecho, tras las dos elecciones generales, primero vino el encargo del monarca a Sánchez y, semanas después, se señaló el pleno. Ahí está la hemeroteca: Felipe VI acabó la primera ronda, la posterior a los comicios del 28 de abril, el 6 de junio, y el 2 de julio se comunicó que el debate se celebraría el 22 y 23. El líder socialista no logró la elección por el desacuerdo total con Podemos y España acudió a las urnas el 10 de noviembre. El jefe del Estado recibió a los líderes el 10 y el 11 de diciembre, designó de nuevo a Sánchez y finalmente la entonces presidenta de la Cámara, la socialista Meritxell Batet, fijó la sesión semanas más tarde, exactamente el 31 de diciembre, cuando ya estaba rubricado el acuerdo con Unidas Podemos y cerradas las conversaciones con ERC: la sesión se desarrollaría en plenas fiestas navideñas, el 4, 5 y 7 de enero de 2020.

Se trata de generar "un clima de confianza" y no de lanzar un órdago, señalan en la cúpula

Ahora, ni en la Moncloa ni en Ferraz se atreven a adelantar por qué modelo optarán. Si el miércoles se conocerá una fecha o bien el presidente se tomará unas semanas para explorar el terreno y cerrar los acuerdos. Por el momento, todo apunta a que no se quiere forzar la máquina ni poner una fecha que los grupos sientan como un ultimátum. Se trata de generar "un clima de confianza y de consenso", no de lanzar un órdago, señalan en la cúpula.

Sin forzar la máquina

Por esa razón, reiteran que lo único que está ahora sobre la mesa es la intención de Sánchez de acudir a su investidura "cuanto antes". ¿Pero cuándo? ¿Puede ser presidente para la fiesta nacional, el 12 de octubre? En el equipo del líder socialista ven esa alternativa "difícil", por la premura, aunque "no imposible". Así que la siguiente ventana de oportunidad, y la que anhela el PSOE, es la segunda quincena de octubre. O bien la semana que arranca el 16 o la que empieza el 23. La última sería, de facto, intransitable, porque para el martes 31 de octubre ya está programada la solemne sesión conjunta de Congreso y Senado en la carrera de San Jerónimo para la jura de la Constitución por la princesa de Asturias, que ese mismo día cumple 18 años.

Nuestra intención es ir cuanto antes a la investidura. Pero eso no depende solo del PSOE y ponerle fechas es algo fuera de la realidad ahora mismo", advierten en Ferraz

De hecho, el escenario ideal para la Moncloa y Ferraz sería que la investidura se culminara en la tercera o cuarta semana de octubre —Sánchez sería reelegido, si ata los apoyos, en primera vuelta, con mayoría absoluta de 178 votos, o bien de 179 si se suma Coalición Canaria—, a fin de que el nuevo Ejecutivo, plenamente operativo, ya estuviera montado en el acto de jura de la princesa Leonor. Pero ese 31 de octubre, recalcan, no será un tope ni actuará como deadline. Si los acuerdos no están listos para entonces, Sánchez podría acudir a su investidura a comienzos de noviembre. Lo que sí está claro es que si el Congreso no ha elegido un nuevo presidente antes del 27 de noviembre —esto es, dos meses después de la primera votación fallida de investidura, la que se produjo este miércoles, 27 de septiembre—, las Cortes se disolverán automáticamente y el Rey firmará el decreto de convocatoria de nuevas elecciones, con el refrendo de la presidenta de la Cámara baja, para el domingo 14 de enero.

"Nosotros siempre hemos dicho que después de que Feijóo haya hecho perder más de un mes a todo el país, nuestra intención es ir cuanto antes a la investidura. Pero eso no depende solo del PSOE y ponerle fechas es algo fuera de la realidad ahora mismo", sostienen en el cuartel general de los socialistas. En la sede remarcan que "la negociación marcará el paso, nadie más". Es decir, que no se precipitarán los pasos ni tampoco se tomará la jura de Leonor como un corsé. "Sí deseamos que sea a finales de octubre porque las cosas no son sencillas y no se puede poner ninguna marca en el calendario. Sin descartar, además, que tengamos que seguir en noviembre. Solo queremos hacer una investidura lo más rápido posible porque la farsa de Feijóo le ha costado mucho tiempo al país".

De cualquier modo, una vez Sánchez sea postulado por el Rey, los socialistas "intensificarán más" los contactos y estos serán expuestos "más públicamente". Entonces, con el encargo del jefe del Estado, se abrirá "formalmente" una ronda de conversaciones con "todos" los grupos parlamentarios. Aún no está detallado si será el presidente en funciones quien escuche a los partidos o bien él dirija algunas de esas reuniones más institucionales y delegue las conversaciones con los grupos en uno o varios negociadores. Tras los comicios de noviembre de 2019, quien centralizó esos contactos fue la entonces vicesecretaria general, Adriana Lastra. Desde las últimas generales, las del 23-J, el peso de las conversaciones ha recaído, oficiosamente, en la actual número dos del partido y ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero; en el titular de la Presidencia, Félix Bolaños, y en el secretario de Organización, Santos Cerdán.

Este jueves Sánchez tiene un acto con el grupo S&D en Madrid y el sábado protagoniza un mitin en La Rinconada, en Sevilla, y para el próximo fin de semana se prevé otro en Granada

En realidad, los contactos no se han detenido en todas estas semanas. Se tendieron para la negociación de la Mesa del Congreso y han seguido, bajo el radar, en este mes largo del que ha disfrutado Feijóo. Pero ahora se escenificarán y se pasará a una negociación más intensa. Porque el contador ya sí está en marcha.

Hasta la reunión con el Rey, la agenda de Sánchez será limitada, aunque significativa. Este jueves, clausura las jornadas del grupo de los socialistas y demócratas europeos (S&D) en Madrid, donde hará hincapié que España ha logrado frenar a la derecha y a la ultraderecha, y el sábado protagonizará un mitin en La Rinconada (Sevilla), el municipio que dirige el socialista con el mayor poder institucional en Andalucía ahora mismo, Javier Fernández, presidente de la Diputación provincial. A este acto seguirá otro el próximo fin de semana también en Andalucía, en Granada, aprovechando que Sánchez ejerce de anfitrión, como presidente de turno de la Unión Europea, de la cumbre de la Comunidad Política Europea, el jueves, y del Consejo Europeo informal, el viernes.

El PP "se cierra todas las puertas"

Y es que la dirección quiere pasar a la ofensiva justo cuando se zambulle en un momento clave y muy delicado. Porque ahora sí que tendrá que dar cuenta de sus planes para conseguir la investidura. De la amnistía, el elefante en la habitación que se sabe que es el eje de las conversaciones con Junts y con ERC pero que ningún miembro del equipo de Sánchez cita en público. Este sábado, en La Rinconada, el presidente podría aportar nueva munición ideológica para sus bases, puede seguir abriendo el camino.

El Ejecutivo espera que CC acabe virando y respalde a Sánchez a cambio de la asunción de la 'agenda canaria'. Su 'sí' haría que bastase la abstención de Junts

Pero las puertas se abrirán de par una vez que reciba el encargo del Rey, previsiblemente el martes. Tras su audiencia con Felipe VI, de hecho, está prevista una comparecencia en la Moncloa. El jefe del Ejecutivo ha prometido "transparencia" en los acuerdos, pero puede que el próximo 3 de octubre se limite a fijar algunas líneas maestras, a la espera de que avancen los contactos con los independentistas. La cúpula es consciente de que la "presión de la derecha va a ser brutal", que intensificará su campaña del "España se rompe", por lo que se va a emplear a fondo en la pedagogía. No solo a través de comparecencias en los medios, sino también vía mítines, como el de este sábado en Sevilla o el previsto el fin de semana siguiente en Granada. No es casual, por cierto, que ambos sean en Andalucía, tradicional vivero de votos socialistas y en el que se siente obligado a recalcar que no habrá desigualdad entre territorios.

Sánchez aspira a amarrar los mismos 178 votos (PSOE, Sumar, ERC, Bildu, PNV, BNG y Junts) que han operado como bloque desde el 23-J, pero no descarta llegar a los 179, que de hecho ya funcionó en la reforma del reglamento, la semana pasada. En la dirección no descartan que la diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido, que este miércoles votó a Feijóo (y que hará lo mismo el viernes), acabe virando y respaldando al jefe del Ejecutivo en funciones a cambio del despliegue de la llamada agenda canaria. "Canarias se compromete con quien se compromete con Canarias", aseguró Valido en el pleno. Si CC pasa al a Sánchez, entonces bastaría la abstención de Junts, pero para el Ejecutivo tampoco es tan significativo porque a fin de cuentas el concurso de los de Puigdemont seguiría siendo necesario y su gran decisión es si quieren elecciones o bien optan por facilitar la reelección del actual presidente.

En la Moncloa, sostienen que Feijóo se dirigía a su "parroquia", y que su aislamiento fue patente en su áspero cruce con Aitor Esteban, del PNV

En la Moncloa y en Ferraz se felicitaban del resultado de estos dos días de debate de investidura de Feijóo. "Se confirma", creen, lo que se vio en la primera jornada, que el líder del PP se dirigía "a su parroquia", más que al resto de grupos. "Se ha aislado con los apoyos de Vox y ha cerrado las puertas a los demás", insistían. Para los socialistas, el ejemplo palmario fue el áspero cruce del dirigente gallego con el portavoz del PNV, Aitor Esteban. "¿Quieren seguir siendo ustedes el kleenex de Sánchez los próximos años?", acabó preguntando el candidato al portavoz nacionalista. "Hoy usted ha hecho más amigos", le espetó este de vuelta, quien añadió que para su grupo la elección siempre estuvo clara: "El PP no puede pretender hacer creer que Vox no está en la ecuación de la investidura. Porque son imprescindibles para lograr la presidencia y después seguirán siendo necesarios para leyes y Presupuestos. Si es con nosotros y Junts, tiene que descontar los 33 de Vox". Y si el planteamiento de los populares, remachó, es el de "Feijóo o amnistía", entonces "amnistía".

El jefe de los populares, según la lectura del equipo de Sánchez, se movió únicamente por "supervivencia personal" en este debate, pero no para procurar por elección como nuevo inquilino de la Moncloa. Pero en apenas unas horas comenzará la siguiente pantalla. Todavía con muchas incertidumbres sobre ella.