La maquinaria está en marcha. Lo hace cada vez a un ritmo mayor, presionando a las formaciones políticas para volverse a enfundar el armazón electoral. En Euskadi el próximo año habrá elecciones autonómicas y las dos principales formaciones aún no han confirmado quién será su cabeza de cartel. En el PNV aún no han arrancado el proceso de candidaturas y el futuro de Urkullu sigue en el aire. Donde las dudas también comienzan a diluirse es en EH Bildu. En plena ola de incremento electoral de EH Bildu, las posibilidades de que Arnaldo Otegi lidere la candidatura a lehendakari de la coalición pierden fuerza a cada comparecencia del dirigente de la izquierda abertzale.

Otegi tiene la decisión tomada desde hace tiempo. La comunicará el próximo lunes a la dirección de la coalición para abrir un proceso de debate interno. Todo apunta a que seguirá primando la estrategia de la 'bicefalia', separando los liderazgos orgánicos en la coalición, en Bildu, de los liderazgos en las instituciones. Las pistas las ha ido dejando el propio coordinador general de Bildu. Otegi lleva semanas alimentando la duda y dejando la puerta abierta con el oportuno “si me lo piden, lo seré”. Pero tendrán casi que suplicárselo sus bases y no parece que vayan a hacerlo.

El líder independentista insiste en que lleva muchos años “militando”, que el tiempo le ha dejado “un desgaste” evidente, con un coste “familiar” y que ser lehendakari no marcaría de modo particular su trayectoria política. Incluso ante la pregunta de si le gustaría liderar el Gobierno vasco ha respondido en varias ocasiones que él no es hombre de “excesiva ambición”. Para apuntalar a continuación que en EH Bildu existe “mucho banquillo, incluso mejor que yo”.

El líder abertzale cree que su momento ya pasó. Que sus dos intentos de optar a la lehendakaritza ya pasaron. Lo hizo tras salir de prisión y cuatro años más tarde. La condena de inhabilitación por el ‘caso Bateragune’ se lo impidieron en 2016 y 2020. Desde entonces concentró sus esfuerzos en dirigir el rumbo y la estrategia de la coalición que ha mutado a la izquierda abertzale. No ha dudado en insistir en que le gustaría que su papel continuará siendo ese, el de pilotar Bildu como coordinador general. La coalición ha adelantado a septiembre su congreso y Otegi ya ha anunciado que se presentará para volver a liderarla.

Rostros nuevos

Incluso estratégicamente en EH Bildu dudan de su concurrir con un candidato como Otegi es lo más adecuado. La posibilidad de ahuyentar a parte de quienes se han ido acercando al proyecto político de EH Bildu está sobre la mesa. Otegi simboliza el pasado más duro de la izquierda abertzale y hasta ahora la apuesta por candidatos y candidatos alejados del pasado más duro de la izquierda abertzale para encabezar las listas le ha dado buen resultado. A ello suma una trayectoria de impulso a rostros nuevos, de una generación más joven, y preferente mujeres, que podría ser el camino a reiterar en la candidatura de las próximas elecciones autonómicas vascas.

En el PNV la situación es la inversa. El lehendakari Iñigo Urkullu parece que será el candidato. La duda es si es más un deseo o una necesidad apremiante. El rasguño electoral sufrido por la formación en las municipales y forales y en las elecciones generales –con la pérdida de más de 100.000 votos- complican la búsqueda acuciante de otra candidatura. Urkullu concurrió por primera vez en 2012 asegurando que sólo optaría a un máximo de dos legislaturas. Sin embargo, el PNV le convenció en 2020 para optar a una tercera. Ahora, el EBB que preside Ortuzar podría volver a reclamarle un nuevo esfuerzo para aspirar a una cuarta legislatura, pese al evidente desgaste que arrastra su figura tras doce años como lehendakari y el desgaste personal.

Parece evidente que un hipotético relevo en la candidatura del PNV pasaría por la elección de una mujer como aspirante a lehendakari. La presidenta de PNV en Bizkaia, Itxaso Atutxa, -mujer de Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados-, es uno de los nombres que estarían mejor posicionados. Su figura política la ha promocionado de modo intenso el partido en las últimas semanas. Fue ella la que insinuó que las elecciones podrían ser en marzo, que serían una fecha apropiada para no hacerlas coincidir con las europeas y alejarlas del riesgo de quedar diluidas en el ‘plebiscito’ a Pedro Sánchez en el que podrían convertirse los comicios europeos.   

PNV: "Ya no puede tardar muchos"

Desde el PNV aseguran que fijar la fecha se trata de una prerrogativa exclusiva del lehendakari y que por ahora no han activado el proceso interno para elegir candidato. Reconocen que “ya no puede tardar mucho” pero que no hay nada previsto para los próximos días. El procedimiento a doble vuelta que aplica el PNV contempla que sea la dirección del partido la que provoca un candidato al que la militancia podría sumar otras opciones para ser votadas. Se trata de un proceso que se prolonga alrededor de 45 días.

Hasta ahora, sólo el PP y el PSE han confirmado sus candidaturas. Los populares presentarán a su nuevo presidente en Euskadi, Javier De Andrés, y los socialistas harán lo propio con su secretario general en el País Vasco, Eneko Andueza. Por su parte Elkarrekin Podemos tendrá que explorar un acuerdo con Sumar Mugimendua, vinculado al proyecto de Yolanda Díaz, una marcha que se oficializó el pasado lunes de la mano de quien liderara Podemos en Euskadi, Lander Martínez. Miren Gorrotxategi ya se había postulado como candidata de Podemos, un nombre que ahora podría quedar en el aire con la irrupción de la marca vasca de Díaz.

Pese a que Urkullu no ha hecho pública la fecha electoral, el Ejecutivo que preside ultima ya la adjudicación de toda la infraestructura electoral. Un operativo de sobres y papeletas que está a punto de adjudicar entre las cinco propuestas recibidas. Se trata de un operativo que requiere producir casi 26 millones de papeletas con las candidaturas que concurrirán y los algo más de 2 millones de sobres que serán necesarios.

Parece complicado que en el actual escenario político el lehendakari opte por hacer coincidir las elecciones con las europeas, previstas para el 9 de junio próximo. Sin embargo, el Gobierno vasco contempla ese escenario en la licitación del proceso electoral que está cerrando. Una posibilidad que obligaría a prácticamente duplicar papeletas y sobre e incluso a modificar el color de los mismos; verdes para las autonómicas y blancas para las europeas. En el caso de que, como todo apunta, Urkullu opte por adelantar las elecciones para no hacerlas coincidir con las europeas, las papeletas autonómicas serán blancas.